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A TaeHyung le gustaba mucho bailar, era su sueño desde muy pequeño. Pero después de la repentina separación de sus papás cuando cumplió diez años y al su mamá enfermar; tuvo que ponerse a trabajar. Ningún trabajo le funcionaba, porque no le pagaban lo suficiente, lo necesario para pagar las medicinas de su mamá. Así que cuando cumplió los quince años entró a ese maldito cabaret, donde iban miles de hombres a comerse con la mirada a los chicos y chicas que bailaban en ese lugar. En aquel lugar TaeHyung se hacia llamar "Vante" y era el más deseado por todos los que iban a ese lugar, cada vez que se acercaba a cualquier asiento donde estaban los hombres éstos siempre intentaban sobre pasarse con él. Pero TaeHyung nunca se dejaba él siempre decía: "Me pueden mirar pero no tocar."

A pesar de ser un maldito bailarín exótico él siempre intentaba hacerse respetar con todos, siempre se esforzaba lo más que podía en cada baile. Según las chicas y chicos que trabajaban allí, él era el más provocativo y podia causar cualquier tipo de reacción en todos los presentes.

Una de sus experiencias más locas, sin duda alguna sería cuando observó a un hombre masturbarse mientras lo veía bailar. Vale, esa era la peor de todas.

TaeHyung quería conseguir a alguien que lo quisiera de verdad pero... Nadie iba a quererlo por lo que era, si no por su cuerpo. Caderas estrechas, piernas duras y grandes; una cintura de infarto, cabello rubio y unos ojos de color zafiro, y tenía la piel de color canela. Era un muchacho demasiado hermoso, la perfección en carne propia.

¿Quién querría de verdad a un simple bailarín?

Bueno, una zorra como lo llamaban sus compañeros de clase.

—Tae, ¿Ya te vas a trabajar?—Le preguntó su mamá con ternura, mientras el rubio se encargaba de arropar nuevamente a su madre.

—Sí mamá. —Asintió y luego le sonrió con esa sonrisa geométrica que tenía.

—Sabes que no me gusta ese trabajo tuyo mi niño, no quiero que te hagan algo esos señores.—Dijo su mamá, tomando su mejilla.

—Mamá no lo van a hacer, no quiero que te preocupes tanto por mí ¿Sí?—Dijo con voz suave, su mamá suspiró.—Tengo que irme, volveré en la madrugada.

—Cuídate mucho.—Pidió su mamá y besó la frente de su hijo antes de que este saliera de la casa dispuesto a tener otra noche larga de trabajo.

Al llegar se encontró con JiMin, su único amigo en ese lugar. Él trabajaba allí porque había sido engañado por el dueño y tenía un largo contrato que cumplir, no podía irse y TaeHyung sentia lástima por él.

—¿Cómo estás, JiMin hyung?—TaeHyung le sonrió dulcemente mientras dejaba su bolso de lado, y se acercaba al rubio mayor.

—Preparado para mover las caderas que Dios me dio.—Se rió, moviendo sus caderas en tono de broma.—¿Y tú?

—Más o menos.—TaeHyung se sentó en una de la sillas.—Mi mamá esta cada vez peor.

—Verás que pronto ella va a sanar, tienes que tener esperanzas TaeTae.—JiMin sonrió, él era muy tierno y tan dulce.

TaeHyung suspiró pesadamente, y empezó a arreglarse para su presentación.

Otra noche de soportar esas malditas miradas llenas de sadismo.

~•☆•~

—Joder JungKook, siempre te la pasas encerrado en la oficina. Mejor vamos a divertirnos por ahí, a tomar unos tragos, conozco un lugar que te va a encantar.—Bufo un chico de cabellos de color menta.

—Prefiero estar encerrado en una oficina que estar encerrado en la mansión con la demente de Eun.—El hombre de nombre JungKook rodó sus ojos y cerró su Laptop.—Además, ¿A dónde piensas llevarme?

Me pueden mirar PERO NO TOCAR. || KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora