Yuri se estremeció al ver las manos de Otabek empuñarse antes de impactarse en la mandíbula de Kerril.
— ¿Pero qué mierda? — Kerril retrocedió un paso tratando de mantener el equilibrio fallando al tener los pantalones desacomodados y cayó sentado en la taza de baño. — ¡¿SE PUEDE SABER QUÉ DEMONIOS TE PASA?!
El kazajo lo tomó por el cuello de la camiseta alzándolo sin esfuerzo alguno y plantó un segundo puñetazo en el rostro consternado del chico de intercambio que palideció al mirar más de cerca el rostro del DJ. Yuri, por su parte, siguió en la misma posición desde el inicio incapaz de reaccionar de alguna manera ¿Podía hacer algo para separarlos? El tercer golpe en su "cliente" le estremeció y le llenó de empatía porque sabía de primera mano lo que dolían las patadas de Otabek, por fin pudo ponerse de pie para tomar uno de los brazos de su ex amigo para tratar de detenerlo cuando la sangre empezó a pintar el piso.
— ¡Otabek, basta! — el kazajo se sacudió con un mínimo esfuerzo obligando a Yuri a soltarlo, pero no hubo otro golpe, el kazajo siguió manteniendo a Kerril por el cuello mientras este se ahogaba en la sangre de su nariz.
— ¡Maldición! — exclamó limpiando como pudo el hilo de sangre. — No sabía que era tu puta exclusiva, Altin... no me dijo que ya estaba ocupado. — Kerril se soltó como pudo del agarre de Otabek y la mano que no apretaba su nariz se extendió hacia el rubio. — Dame mi dinero maldita perra codiciosa, estoy segura que no eres tan bueno como dices, puta miserable.
La cara de Otabek se puso aún más terrible y Yuri se obligó a sí mismo a sacar el billete de su bolsillo, pero aún tenía un reto que cumplir, maldita sea... no podía irse así nada más. Sus dedos temblaron cuando el dinero fue arrancado de sus dedos sin siquiera tener la posibilidad de disculparse verbalmente aunque estaba seguro que la lástima se reflejaba en sus ojos.
Cuando los pasos dejaron de escucharse y el sonido de la puerta siendo cerrada se calmó la tensión invadió el lugar. Altin seguía de pie en el mismo lugar mientras Yuri jugueteaba con un anillo de gatito que se había puesto esa noche.
Estaba acabado.
Doblemente acabado.
Si sus cálculos no le fallaban le quedaba menos de 1 hora para cumplir su reto y definitivamente iba a ser difícil encontrar otro cliente dispuesto a pagarle cuando tuviera el rostro hecho mierda por la paliza que estaba seguro Otabek iba a darle.
— Uhm... — Quiso decir algo, pero realmente no tenía defensa alguna, el kazajo había escuchado fuerte y claro del imbécil de Kerril que había recibido dinero a cambio de un favor sexual. ¿Pero qué mierda? ¿por qué debería explicar algo? Ellos no eran nada, ni siquiera amigos y no estaba dispuesto a perder su dinero sólo porque ese idiota quería malograr sus planes. Se acomodó el cabello y se dio media vuelta dispuesto a irse de ahí, tal vez tenga algo de suerte en alguna de las discotecas contiguas.
Sólo pudo dar dos pasos cuando su muñeca fue sostenida con demasiada fuerza que le obligaron a gemir de dolor y parar en seco.
— ¿Tanto necesitas el dinero que ahora te has convertido en una puta? ¡CONTESTA MALDICIÓN! — El cuerpo del rubio se estremeció de miedo al escucharlo, pero no pudo pronunciar palabra alguna. — Vendiendo como una prostituta ¿Era eso lo que querías conseguir difundiendo ese video? ¿Ser conocido como una perra a la que todos pueden acceder? Bien si es así... — fue tirado fuertemente hacia atrás y con la otra mano Otabek presionó su hombro hasta volver a hacerlo caer de rodillas. — Vamos chupa ¿Quieres dinero verdad? Te lo voy a dar a cambio de una mamada. Eso era lo que le ofrecías a ese, ¿no es así?
Las lágrimas ya se deslizaban por las mejillas del ruso ¿Cuántas veces iba a llorar por él? No sólo era su orgullo herido y el amor no correspondido, también lo inundaba la rabia y el rencor. Aún así obligó a sus manos a moverse por los botones y el zipper hasta dejar libre la polla flácida de gran tamaño que ya conocía. Se sintió jodidamente mal al tomar ese miembro en su boca, porque era prácticamente darle la razón a sus palabras hirientes. Sí era una perra ahora, ¿y qué? El sabor salado se mezcló con sus lágrimas y la excitación con el sentimiento de inferioridad que nuevamente le atacaba.
El pene empezó a ponerse firme luego de que la saliva fue extendida con la mano derecha de Yuri por toda la longitud una y otra vez combinándose con los movimientos de su lengua por la punta. Sus labios se pasearon por toda la longitud con la mayor calma posible dejando que algunas gotas se deslizaran junto a los otros fluidos por toda la carne caliente.
Cuando Otabek arqueó su espalda y tomó al rubio del pelo con rudeza supo que era momento para tomar sutilmente su móvil y grabar desde un ángulo bajo todo el show aunque eso significara salir terriblemente mal en la toma. Dejó el celular apoyado en la parte inferior del inodoro y siguió con lo suyo.
Tener a Otabek era realmente toda una hazaña digna de disfrutar, no siempre se tenía la oportunidad de encontrar un hombre así de "grande" y aunque su pecho dolía terriblemente se obligó a meter todas esas emociones negativas en un saco negro y tirarlas muy dentro de su mente para concentrarse sólo en el placer de tener la boca exageradamente llena hasta la garganta por el miembro excitado del idiota de su crush. Sentir el relieve de las venas marcadas sobre su lengua y el sabor del líquido preseminal en sus papilas le estaban calentando. Podía sentir su miembro presionar contra la tela de su ropa y hubiera tratado de aliviarse un poco manualmente si no fuera porque de un momento a otro Otabek empezó a embestir su garganta, primero eran leves estocadas como probando su resistencia, acto que lo obligó a apoyar ambas manos en los muslos del DJ a manera de soporte para no caerse y cuando el kazajo supo que estaba cómodo embistió con mayor fuerza y rapidez la cavidad húmeda provocando en Yuri algunos sonidos obscenos y una que otra arcada que fue bien controlada. Cuando los gruñidos empezaron a emerger de la garganta de Altin, supo que no faltaba mucho para que su encuentro acabara, se mantuvo en la misma posición dejando que el mayor tomara el control y se deslizara a su antojo profundo en su garganta, Otabek lo disfrutaba y eso le hacía sentir un calorcito agradable en el corazón y un cosquilleo incómodo en su entrepierna.
— Ah...sí joder... — pudo sentir el primer chorro de semen en su lengua y el segundo deslizarse por su garganta. — Así, Val...
Y su mundo se fue a la mierda otra vez. Las lágrimas que se deslizaron después de eso volvieron a ser de dolor y no por su garganta lastimada.
Otabek se apoyó por unos momentos en los azulejos del baño para recuperar la respiración y acomodar sus pantalones, no parecía estar arrepentido por llamarlo por otro nombre ni siquiera afligido por el recuerdo de su novia desaparecida. Buscó en su bolsillo trasero de donde sacó su billetera y luego de tomar algunos billetes se los arrojó en la cara.
— Aquí tienes tu dinero, Plisetsky... me das asco, mira a dónde has llegado. — dicho eso empujó la puerta rota y salió sin mirar atrás.
Yuri permaneció de rodillas en el piso con la mirada clavada en los billetes tirados hasta que el click de la puerta le anunció que estaba solo y recién rompió a llorar.
AIUDA terminé llorando al escribir este capítulo
disculpen que sea tan corto, realmente quería escribirlo hoy y publicarlo. Estaré escribiendo capítulos así de cortos para poder publicar con más frecuencia
amo sus comentarios, gente que comenta cada párrafo no cambien amo leerlos jajaja
no olviden poner la estrellita y comentar nos vemos en el próximo capítulo
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Simon Says [OtaYuri]
Mystery / Thriller"Simon dice que entres" Yuri Plisetsky tiene tres meses para conseguir suficiente dinero para la operación de su abuelo y se aferra a una leyenda urbana llamada Simon Says, una aplicación que solo unos pocos pueden encontrar... pero una vez que la...