Capítulo I

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[No es sólo vivir, es sentirse vivo]

13 de enero de 2020.

Las voces eran inaudibles para el, el dolor de cabeza estaba presente en ese preciso momento haciendo que todo se volviera más insoportable. Intento abrir sus ojos pero sus párpados eran pesados para el. Intento sentarse pero tampoco pudo, su cuerpo estaba completamente adolorido y menos podía porque tenía su muñeca izquierda esposada.

—¿Qué mierda?—susurro. Abrió los ojos con total lentitud encontrándose ahí con varias personas, dos policías, una abogada y una doctora. El no sabía lo que pasaba, no entendía el porqué el se encontraba esposado en una cama de un hospital o mejor dicho, el no sabía el porqué se encontraba en aquel hospital.
No podía recordar nada por más que lo intentará.

—Aiden Harlow.

El ya mencionado levantó la vista, un hombre de cabello negro y tez blanca se encontraba enfrente de él. Con una mirada deprimente y un olor alcohol repugnante. Aiden trataba de procesar lo que estaba pasando, recién acababa de despertar y estaba esposado.
Aiden pasó su lengua por sus labios y se acomodó en la cama.

—¿Qué hago aquí?—preguntó asustado el castaño.

El policía pasó su mano por su barbilla y contesto;—Soy Mark, detective—comenzó a hablar. —Estas aquí porque eres culpable de homicidio, mataste a tu familia a sangre fría Aiden Harlow —. El  joven no podía creer lo que estaba escuchando, su familia había muerto, toda su familia, cada uno de ellos, sus hermanos, sus padres. Las lágrimas del joven comenzaron a brotar, lo peor es que el era el primer y único sospechoso de estos asesinatos. Aunque a Mark le parecía imposible que un joven de veintitrés años hiciera eso, su compañero siempre le dice "Puedes tener un cachorro hermoso y pequeño pero cuando te des la vuelta estará mordiendo tus talones".

—¿Escuchaste psicópata? Eres culpable. —hablo su compañero recibiendo una mirada retadora por su jefe.

—En realidad use mal mis palabras, me disculpo, eres el primer y único sospechoso, además de sobreviviente y lleno de la sangre de tu familia. —Aiden asintió y trago saliva.

—Yo…—suspiro con pesadez—no recuerdo nada.

Hermes soltó una carcajada, le parecía gracioso el asunto de "No recuerdo nada" pero el castaño hablaba muy en serio y ahí es cuando la cara del joven policía cambió.

—¿Me estas jodiendo?—preguntó con molestia, Aiden negó. Nunca habló tan en serio. Los policías soltaron un suspiro, iba a ser una tarde muy larga, tarde, día, semana, mes, año. Años. Y para peor aún no encontraban en arma homicida y la autopsia no estaba lista, no se sabía si había huellas del castaño en los cuerpos.

Los policías salieron dejándolo con la abogada, ella se acercó y se sentó a su lado, ella desconfiaba de él, desconfiaba de cada palabra pero le asignaron ese caso, no tenía otra otra opción que aceptar y tratar de salvarlo o hundirlo.

—¿Estudias abogacía verdad?—asintió. La abogada sonrió—me hiciste recordar a Ted Bunndy, ¿Sabes quien es? —volvió asentir.

—No me compare con ese psicópata.

—Esta bien. ¿Tu no eres un psicópata?—pregunto mientras sonreía. Aiden miro hacia un costado con la mandíbula apretada, si era su abogada no era de mucha ayuda para el en esos momentos. —necesito que me cuentes todo lo que recuerdes de esa noche.

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⏰ Última actualización: Jul 30, 2020 ⏰

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Perfección: Débiles Mentiras [Ramé #1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora