Sara fue a buscarme luego de un rato. Sin darme cuenta, me había quedado hablando con Arty por un buen tiempo. Por suerte, logré escuchar sus pasos acercándose y salí antes de que ella entrara.Preguntó con quién hablaba, así que tuve que mentir y decirle que mi madre había llamado para saludar; por un momento pensé que descubría la mentira,—yo con mi madre hablo poco y eso es algo que ella sabe—pero simplemente me pidió que la ayudara con las cosas que faltaban por hacer y dejó el tema.
Arty me dijo que estaría cerca y se esfumó justo antes de que saliera.
—¿No crees que son preciosos, Mika? ¡Oh, mira a esa lindura! —Se emociona Sara, a mi lado. Apunta a un grupo de niños que juegan en una de las mesas infantiles repletas de juguetes —Son cositas...
—Mocosas, causantes de desorden y perturbadores de la paz —Termino la frase por ella. No tarda en mirarme indignadísima —. No me veas así.
—Son niños, Mika.
—Sí, lo sé.
Ella mira a los niños y luego a mí.
—¿Desde cuándo no te gustan? —me pregunta, sin poder creerlo.
Como para reafirmar mi respuesta, un niño pequeño comienza a gritar como loco y su madre trata de calmarlo.
—Desde siempre, supongo. —murmuro, deseándole mucha suerte a la mujer que en secreto parece querer cubrir la boca de su hijo con cinta adhesiva.
Yo lo haría.
—Pero si son tan adorables y tiernos. —dice Sara. —¿Alguna razón en especial por la qué no te gusten?
"—Bueno, por todo."
Mejor no le digo eso.
—Creo que no son para mí. Los respeto, sabes... No creo ser capaz de cuidar uno, así que es una suerte que no me gusten.
Sara parece conforme con la respuesta y me dedica una media sonrisa comprensiva.
—Yo quiero tener tres. —comenta, y se abraza a si misma —Pero no ahora, claro. Dentro de unos años, cuando encuentre a alguien decente.
—Creí que Mario era ese "alguien decente" —La miro de reojo y ella me da un pequeño empujón —Ok, ok. Me callo.
—¿Por qué será que siempre me tocan los mujeriegos imbéciles? —cuestiona, suspirando.
—Deberías de abandonar esa costumbre tuya de salir con los tipos del antro, Sara.
Ella me mira mientras se ríe.
—Oye, yo solo quiero encontrar algo como lo tuyo con... —No suelta el nombre, sino que me mira como si esperará a que me pusiera a llorar.
Ignoro el momento incómodo y hablo por ella.
—Lo mío con Arty fue mera casualidad y algo de suerte, amiga. —Le sonrío —Prueba tu suerte lejos de lugares repletos de borrachos e idiotas con labias baratas.
—Tomaré el consejo.
La plática termina cuando ella tiene que irse a ayudar a una niña que tiene problemas con volver a ponerse su calzado. Una tarea que la entusiasma más que a la mayoría. No puedo evitar reírme al ver como la pequeña le da un manotazo, al Sara intentar darle un beso en la mejilla.
A eso le llamo: Recordatorio anticonceptivo.
—Disculpa. —Un hombre que se me acerca por un lado llama mi atención —¿Trabajas aquí?
ESTÁS LEYENDO
Un reemplazo para Arty (En edición)
Fiksi RemajaMikaela Ramírez se esforzaba en no desmoronarse y perderse a sí misma, ante la inesperada muerte de su novio. Hasta que un día, acepta someterse a un ritual de desahogo, sin saber que del lugar menos esperado; llegaría la ayuda que no pidió ni crey...