Capítulo 1

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El chico y la melodia alemana



--Debes lograr la excelencia, solo así obtendrás  lo que mereces

Llevo escuchando eso desde que tengo 4 años, cuando decidí tocar una trompeta por primera vez. 12 años después sigo teniendo esa misma mentalidad y nada me ha detenido desde entonces.

Tal vez para la mayoría sea algo triste, tengo 16 años y lo único que he hecho es tocar trompeta en toda Roma, pero así es como soy feliz, con los aplausos y la gloria de un público, con todas las miradas puestas sobre mi mientras camino por la academia. El único problema es que todos son unos interesados, se que realmente no les importa quien soy, solo lo que seré en un futuro.

--Hey Mariella, ¿Cómo estás?

Me volteé para ver a ese chico, tenia el cabello corto y unos ojos cafe claro, estudia conmigo desde que estoy en la academia pero casi nunca solemos hablar.

--Ehm, hola Alessandro, todo bien, ¿Y tu?

--Bien, bien. Esto... me preguntaba, ¿Qué vas a hacer al salir de clases? 

Se notaba que él estaba muy apenado, exageradamente nervioso, daba hasta un poco de ternura su intento por invitarme a salir.

--Voy a quedarme ensayando, así que saldré tarde.

-- Oh bueno, está bien, ya casi entramos a clases, vamos al salón.

Fui con él hasta el salón y viví otro día mas de clases, como el de ayer e igual al de mañana, esta es la vida que decidí y a la que me debo acostumbrar, no poder ser una adolescente "normal". A pesar de que estudio en una academia de bellas artes, todo aquí es demasiado monótono, que triste que lo único diferente fue el hecho de que rechacé a un chico, pero como la futura "Trombettista del Colosseo" no puedo permitirme ese tipo de cosas, me distraería de mi meta y no llegaría a la excelancia.

Después de las clases normales me quedé con mi profesora de trompeta, la señorita Alessia, una joven mujer de poco mas de 20 años de edad, con el cabello cobrizo y corto. Desde hace 3 años que enseña aquí, así que es relativamente nueva en la academia y yo soy la primera alumna particular que tiene, lo que se nos hace un poco mas fácil relacionarnos. 

--Buenas tardes señorita Alessia, ¿Cómo se encuentra?

--Buenas tardes Mariella, algo cansada pero estoy bien, ¿Y tu?

--Algo igual, hoy fue un dia largo, pero tengo muchas ganas de tocar

--Siempre me ha encantado ese entusiasmo tuyo, adelante, vamos a continuar la pieza de ayer.

Toqué aquella canción con mi maestra durante horas, no percibía nada de lo que pasara a mi alrededor y era muy feliz con eso, escuchar las 2 trompetas al unisono formando esa perfecta armonía me generaba la paz que necesitaba, a pesar de que la atención que me daban me encantaba, estos momentos son los que mas aprecio. 

--Muy bien Mariella, es suficiente por hoy.

Miré a a la señorita Alessia con un rostro triste, realmente no quería dejar de tocar.

--Pero ¿Por qué?, apenas estaba empezando a emocionarme.

--Llevamos tocando tres horas, no esperes que crea que apenas "estás empezando". Se hizo de noche, ya debemos irnos.

--Bueno, pero yo tardaré un poco mas, vete sin mi.

--¿Te quedarás a esperar a alguien? jejeje, la gran señorita Togneti enamorada.

--Ilusa tu si crees que tengo tiempo para eso, voy a buscar unas partituras en la biblioteca.

--Bueno, si eso es lo que tu dices está bien, pero no te haría mal conocer a algún chico. Nos vemos Mariella.

Después de despedirme de la señorita Alessia caminé hasta la biblioteca para buscar las partituras de Il Vento D' Oro, la canción que tocaría en la presentación de fin de curso, aunque faltaban meses debo de practicar desde ahora para lograr la excelencia por la que he luchado todo el año. En la biblioteca escucho una melodía lenta de piano, era raro porque las clases de piano debieron haber acabado hace una hora y no hay profesores de piano particulares.

--¿Uh? Que raro, ¿De donde vendrá esa melodia?, sea quien sea toca demasiado bien, primera vez que escucho algo así.

Recojo las carpetas que necesita y comienzo a seguir el sonido de aquel instrumento. Cada vez suena mas fuerte y se logra escuchar una voz grave pero leve cantando.

--¿También canta?, se nota que es un hombre y no logro entender lo que dice, debe estar cantando en otro idioma.

Cuando entro a la habitación veo a un chico como de mi edad, cabello negro y largo tocando el piano de una manera tan delicada, como si se tratase de cristal y vociferando palabras que no podía descifrar. Se notaba que era alto, al menos 1.75 debía medir, yo quedé paralizada mientras veía sus dedos posarse lentamente sobre cada tecla, como si nunca hubiera visto algo así.

Él no se dio cuenta de que yo estaba ahí hasta que terminó de tocar, volteó a verme y sonrió, sus dientes blancos y sus ojos marrones me deslumbraron, sin poder hacer nada solo me quedé viéndolo. Después de eso el solo se levantó de su silla, recogió sus cosas y caminando hacia mi dijo lentamente.

--Creo que te gustó, pasa mañana si quieres oír otra melodía alemana.

Y así como lo encontré, así se fue, sin siquiera decirme su nombre... Solo sabia que era el chico de aquel piano.

El Chico de Aquel PianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora