prólogo

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Camino por la casa, tratando de pensar en lo que dijo Ámbar.

"La casa de los Gratha, ella estáa ahí."

Sus palabras hacen un eco en mi cabeza, y me obligan a revisar de nuevo la casa centímetro por centímetro.

Mi corazón se acelera cada vez más y más, reviso por todos lados y no hay nada, solo habitaciones vacías con un ambiente de muerte y un pequeño vagón de un tren sobre la ventana de la habitación de juegos.

Miro alrededor y noto algo que se me pasó por alto: una puerta de color negro, perfectamente pintada, está a un lado de la cocina

¿Cómo no la noté antes? Es lo que me pregunto.

Abro la puerta lentamente y da a unas escaleras muy inclinadas, unas escaleras desgastadas y con grietas en todo su entorno. Comienzo a bajar lentamente, mis pasos esta vez no hacen ruido, son sigilosos y tranquilos, mi mano derecha me tiembla por la adrenalina porque sé que si hay algo tendré que disparar.

Ya solo me quedan unos cinco escalones, y logro ver que no hay nada, solo hay una mesa de luz que está postrada debajo de una pequeña ventana. Seguramente Ámbar escapo por aquí. Tuvo suerte.

Recorro con cuidado cada centímetro del lugar y veo algunas manchas de sangre cerca de la escalera y otras cerca de la pequeña ventana, lo cual me deja pensando en que sin duda aquí había dos personas, una cerca de las escaleras y la otra cerca de la venta, junto a esta viga de madera. Eso quiere decir que todavía hay una víctima, y que no deben estar lejos.

Escucho un ruido ligero y eso me pone nerviosa, subo las escaleras lentamente sosteniendo mi arma con fuerza. Y no es nada, es solo un gato negro que está a mitad de la cocina. Respiro hondo y camino hacia la puerta.

"Esto no me gusta nada"


Relatos PerdidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora