Me quedo mirando las fotos sobre la mesa sin decir nada, en realidad, no hay nada que decir. Adriano, con el que yo creí contar, me ha traicionado y de qué forma. No tengo más nada que hacer, no puedo huir. Él me ha colocado un arma apuntando a mi cabeza sabiendo perfectamente que la van a disparar, ¿lo peor? Es que me duele y no por el hecho de que me han descubierto, es solo... que creí tener algo con él, no romántico, pero algo lo suficientemente fuerte como para que no llegara a esto. Yo jamás pensaría en hacerlo, jamás pensaría en quitarle su trabajo ni mucho menos traicionarlo como él lo acaba de hacer conmigo, ¿Cómo pudo...?
—Siempre te he tenido aprecio, de hecho, más del adecuado y, ¿me pagas de esta forma? —habla Abramio y levanto mi cabeza tratando de no mostrar debilidad.
—Siempre le he sido leal, pero soy mucho más leal a mis principios —digo y Adolfo suelta una carcajada—había un niño, usted sabe que...
—Me importa una mierda si había un niño, te he ordenado matarlo y no lo has hecho —gruñe y se levanta para después hacer una señal a los hombre que sé que están detrás de mí.
—Eres una mierda —mascullo en dirección a Adriano cuando los hombres me toman de los brazos y me levantan.
—Llévenla a una de las celdas —ordena Abramio y soy arrastrada por dos hombres hasta la sala donde cuentan el dinero.
Siento todas y cada una de las miradas de los presentes. Atravesamos la puerta de metal y me arrastran por deprimente pasillo, abren una de las puertas y me avientan dentro y en segundos tengo a un hombre sobre mí manoseándome. Me quita mi arma, navaja y todo... No pongo resistencia, no tiene caso. Pero no puedo evitar que mis ojos se llenen de lágrimas. ¿Cómo llegue aquí? Como me metí en este maldito mundo. Yo solo quería tener una maldita empresa, ¡no quería esta maldita vida! Nunca...
Me toman de los brazos y me levantan, atan mis manos al techo con una cadena de manera que mis pies dejan el suelo. Uno de los hombres frunce los labios con pesar para luego irse. Mi mirada recorre el lugar y cae en una mesa con elementos de tortura y los miro fijamente por unos minutos u horas, ya ni siquiera me importa. La puerta suena y se abre dejando ver a Abramio con semblante serio y me limito a mirar mis pies los cuales rozan el suelo.
—Te dejaré ir, Alessandra —habla y levanto la cabeza, pero mi mirada cae en Adriano el cual me mira con horror y mi pecho se llena de algo que mataría por que fuera odio, pero no, es decepción...—solo si lo matas —agrega pasando sus manos por los objetos sobre la mesa.
—No —respondo con una seguridad que con rapidez abandona mi cuerpo. Abramio se gira y niega con la cabeza.
—Te mataré, ¿lo sabes, no?—dice y trago grueso al sentir mis muñecas arder.
—Sí —Me limito a responder y él toma un bate al tiempo que todo mi cuerpo se tensa.
— ¿Por qué no lo mataste?—pregunta acercándose con los ojos entrecerrados.
—Le soy leal, señor, pero mucho más a mis principios —respondo y él extiende su mano con el bate hacia Adriano y este se ve sorprendido.
— ¿Adriano? —Pregunta Abramio mirándolo con el ceño fruncido— ¿Qué sucede? Toma y deshazte de ella.
—Sí, señor —responde este tomando el bate y aprieto mi mandíbula. Adriano me mira y deja salir una bocanada de aire.
—Señor —habla Adolfo entrado y Abramio se gira para verlo.
— ¿Qué?—pregunta este y el pelirrojo sonríe.
—El ministro —Le responde y Abramio sonríe.
—Adriano, encárgate —ordena Abramio y sale.
—Sí, señor —responde en un susurro.
Sus ojos azules recorren mi cuerpo hasta clavarse en los míos, frunce el ceño y baja la mirada.
—Hazlo —rujo y él niega con la cabeza.
—No puedo —dice y rio amargamente.
—Ahora no puedes—suelto y este levanta la mirada— ¿Qué creerías que pasaría al delatarme? ¿Qué me darían flores? —digo y cada musculo de su cuerpo se tensa.
—No...pero solo creí que te sermonearía, como a mí —dice mirándome a los ojos.
— ¿Y así demostrar que eras mejor?—pregunto y este baja la mirada—No puedo creer que seas tan imbécil—agrego soltando una risa amarga.
—No quería que te mataran —Se excusa y ruedo los ojos.
— ¿Sabes que fue lo único que me mantenía con vida?—pregunto mirándolo y este niega con la cabeza—mi habilidad para volar cabezas—agrego, pero este no dice nada.
›› Si no era lo suficientemente buena hubieran matado, no lo hicieron porque sabía de esto; pero tú...te esmeraste, en serio te esmeraste por demostrar lo contrario. Te esforzaste por cavar mi tumba y ahora te felicito. Lo has logrado.
—Alessandra...
— ¡Hazlo de una maldita vez!—grito y en segundos mi cuerpo se tensa cuando el bate impacta con fuerza en mi costado.
—Lo lamento —dice y tenso mi mandíbula.
—Se un maldito hombre y termina con lo que comenzaste —gruño sintiendo una punzada atravesar mi costado.
Dejando salir un suspiro golpea mi torso repetidas veces y lo miro fijamente mientras los ojos se me llenan de lágrimas, mis manos se aferran a la cadena con cada golpe y mis muñecas comienzan a sangrar por la fuerza que ejerzo en estas. Percibo como todo mi cuerpo duele y arde como si del infierno se tratase, en realidad, no hay mucha diferencia. Mi cuerpo poco a poco se va debilitando hasta que se me hace difícil moverme. Adriano se detiene y veo como hace una mueca de dolor, trata de acercarse pero me remuevo y aunque eso hace que el dolor se intensifique no paro de hacerlo.
— ¡No te me acerques! —Mis palabras salen atropelladas y él se detiene.
Camina hasta la puerta, pero se detiene con la mano sobre el pomo y se gira hacia mí y yo solo le dedico una mirada de odio. Niega con la cabeza y se dispone a abrir la puerta cuando a lo lejos se escucha una explosión. Adriano se gira con los ojos bien abiertos y en segundos está frente a mí desatándome las manos. Mis pies tocan el suelo pero mis piernas no responden y Adriano tiene que sostenerme, y aunque quisiera alejarlo estoy segura que no me conviene. De seguro hay miles de hombres de Stidda allá afuera o peor aún, policías.
Me arrastra hasta la puerta y tomando su arma sale del cuarto mirando a todos lados y el lugar esta extrañamente solo. Va hasta el fondo del pasillo donde este se convierte en dos y va por el pasillo derecho corriendo hasta el final. Frente a nosotros se muestra una enorme puerta la cual está cerrada, pero él me deja en el suelo y comienza a golpearla hasta que esta cede. Viene hasta mí pero lo detengo y con dificultad me coloco de pie, camino hasta la puerta y al salir una brisa helada golpea mi magullado cuerpo, noto como a lo lejos se pueden ver carros de soldados y agentes. Me giro hacia Adriano y este me mira con miedo.
—Tienes que irte, ahora —dice y asiento con la cabeza.
—Adiós —digo en un susurro solo audible para mí.
—Cuídate, Alessandra—dice con pesar y giro sobre mis pies y frente a mí se alza un enorme bosque—espera—habla cuando doy el segundo paso. Me giro y veo como me tiende un arma y dinero.
Voy hasta él y lo tomo haciendo un gesto con la cabeza como agradecimiento.
—Lo necesitaras. Lo mejor es que salgas de Sicilia —dice y asiento con la cabeza.
—Gracias —Y con eso me giro y me adentro en el bosque.
Huir, eso es lo que haré de ahora hasta que una bala atraviese mi cráneo.
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SICARIA [Codicia #1]✔️
AcciónLas traiciones son mortales cuando de la mafia se habla, un mundo lleno de maldad y muerte que te consume a penas tocas su puerta. Sin necesidad de más, tu vida puede convertirse en un paraíso lleno de lujos o un infierno ardiente que te llena de te...