Nada de lo que dijera podría describir el eterno agradecimiento que sentía por William Holt en ese momento. Lo había dicho. Lo había dicho en voz alta por primera vez desde que había pasado. Al menos tenía por seguro que solamente dos personas sabían medianamente que había en esos 10 meses. Pronto serían más. Quería decírselo a Ron y a Hermione, además de que ellos ya lo tenían en la mira, y sus sospechas eran bastante acertadas.
William no había dicho nada. Lo había disfrazado con que él realmente no sabía que le había pasado a la mujer, y no había dado muchas explicaciones sobre su conocimiento sobre la niña. Nadie se había tragado esa historia del todo, por supuesto. Pero la verdad es que la mayoría intentaba darle espacio con ese tema, y agradecía eso, en serio lo hacía.
Lo que quizá no agradecía tanto es que, quizá para compensar la incertidumbre que tenían sobre ese misterio, se obsesionaron nuevamente con lo que Harry veía, con lo que alucinaba, según ellos. Habían puesto todo su empeño a sacarle eso otra vez ¡Y con renovadas fuerzas! Increíble. Todo un fastidio.
Aunque William no quería presionarlo mucho —Harry se había dado cuenta de eso, los esfuerzos que hacía para no preguntar de más y no hablar de temas fuertes— todas las demás personas estaban mas ansiosas que nunca por saber que es lo que Harry tenía en su alterada cabeza. No podía culparlos, ellos no tenían idea de los vivos recuerdos que se habían hecho presentes en sus memorias. Esos recuerdos que había intentado enterrar, esos recuerdos que estaban guardados en lo más profundo. Que cada vez que se asomaban los volvía a patear hacia abajo... Esos recuerdos.
Y por los últimos tres días, habían intentado por todos los métodos que Harry hablara. No habían usado veritasemun porque era ilegal... Gracias a Merlín...
La señora Weasley estaba a punto de tener un colapso, cada vez que venía a hablar con Harry, por algún extraño motivo que no comprendía ella terminaba desahogando sus penas en Harry. Lo que resultaba cruelmente gracioso, ya que no eran penas como... no sé... Fred, eran penas algo así como: "Mi pequeño Ronnie ya va a dejar el nido" "Estoy a punto de convertirme en abuela" "Mi pequeña Ginny ya va a graduarse"
Una típica madre llorando a sus hijos ya adultos... Bueno no es como si Harry tuviera con quien comparar, pero suponía que así eran las madres cariñosas cuando sus hijos "Abandonaban el nido"... Pero por tanto Harry pasaba grandes ratos escuchando como Ginny se disfrazaba con los vestidos de su madre y cantaba "Do the Hippogriff" de Las Brujas de Macbeth, subida en el sofá. O como Ron había armado un berrinche por querer meter su osito de peluche a bañarse con él.
Cuestión, Harry no la pasaba mal con la señora Weasley en esos momentos. Pero luego aparecía alguien como la profesora McGonagall, mucho más decidida y con esa mirada severa, y era mucho más difícil escapar de sus interrogatorios. Al igual que Ron y Hermione, que no se veían dispuestos a aceptar una excusa algo floja de: "se los diré luego".
La únicas visitas que Harry disfrutaba eran las de Draco, no es que tuvieran una gran charla. Si no que simplemente no hablaban. Draco se limitaba a leer o incluso dormir en el sofá. Parecía visitarlo cuando necesitaba una siesta. Y a Harry no le enojaba para nada, ni siquiera sacaba tema de conversación, simplemente no estaba de humor.
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Harry Potter Después de la guerra.
RandomLo mínimo que esperaba después de terminar la guerra era tener tranquilidad. Por fin poder concentrarse en ser una persona normal, o al menos medianamente. Pero la palabra "normal" no existe en el diccionario de Harry Potter, y sus aventuras contin...