VII

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—Señor Kim— un chico con cabello castaño sacudía a Dongyoung.

Este despertó viendo al chico, a lado estaba Jeno con el traje que pidió.

—Coma, es caldo de pollo, le ayudará para sentirse mejor— le coloco una mesita con gelatina, sopa y un jugo de naranja recién exprimido —Ya me voy amor, hoy me toca abrir yo— le dió un beso en la mejilla a Jeno —Que se mejore—

Doyoung comió el caldo, era muy rico en sabor.

—Tu novio tiene buen sazon— dió un sorbo a su jugo.

—Si, así me conquistó— dejo la ropa en una silla del pequeño cuarto —¿Va ir a trabajar, señor?—

Se levantó pero tomo su razón y le dió una cucharada.
Se quitó la camiseta y tomó la toalla que le dejo el padre en la mañana.
Jeno vio la piel de su jefe con moretones y marcas de manos en su cuerpo, eran muy grotescas, creía que era por la piel lechosa de su jefe.

—¿Lo que habita en su casa le hizo eso?— señaló el hombro.

—No hay que jugar con cosas desconocidas o en mi caso no tomar el diario de tu abuelo— tomo el caldo en sus manos pero lo volvió a poner en la mesita.

—Ire a ducharme, el caldo está caliente y últimamente me gusta todo frío— salió de la habitación y fue al pequeño baño del último pasillos.

Dejó caer el agua fría en su cuerpo, provocando que su piel se erizará, no negaba que le encantaba esa sensación de su piel.
Eso provocaba que su mano se deslizara desde su pecho, pasando por su abdomen, hasta llegar a su miembro, dedicarle caricias y masajes estimulandolo para sacar su semilla y combinarla con el agua que se iba por el desagüe.
   
  

   
  
  
  
  
  

    
—Hoy iremos a la planta Norte para verificar lo que sucede con la producción de sopas y pan— Jeno espejeo por el retrovisor a su jefe y le entrego algo —Jaemin me lo dió, es un pequeño ventilador que echa agua.

—Gracias— lo coloco en su cara para calmar su calor corporal —Las pastillas me ayuda solo con el dolor muscular pero no con mi temperatura—

   
  

Cada palabra del jefe producto se escuchaba un susurró y el tiempo era eterno. Podía jurar que hoy era el día más calurosa de su existencia. No entendía como la gente no veía el sufriendo que llevaba, por más que quizo seguir, salió corriendo al estacionamiento, se metió en el carro y manejo a su casa, olvidando por completo que dejó a Jeno en la planta.

—Señor Kim, ¿Se encuentra bien?— una de sus empleados vio la cara roja de su jefe.

—Váyanse todos y no se preocupen, hoy se los pagaré doble pero váyanse— se quitó el sacó y lo aventó —Solo vayanse pero ya, ni recojas mi saco—

Subió a la planta de arriba corriendo pero se detuvo enfrente de la puerta de su cuarto. Tenía miedo de abrir, su mano estaba tituveando, pero la otra se quitó el escapularío y su crusifíjo.

La abrió y Taeyong estaba en la cama llorando.
Tae noto que Doyoung lo miraba.

—Por favor Taeyong, besame asta que mis labios revienten—

Maldición [TaeDo] [NCT127] [ғɪɴᴀʟɪᴢᴀᴅᴀ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora