Capítulo 12

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Angie

Necesitaba mis cosas y tenía que vender mi camioneta. Nunca haría esto de nuevo. Effeta la había revisado por mí la semana pasada después de que se descompuso y dijo que temporalmente podría arreglarla. El costo para arreglar todo lo que andaba mal costaría más de lo que yo podía permitirme gastar. Llamar y pedirle a Granny Q o Effeta que enviaran mis cosas y vendieran mi camioneta parecía mal. Se merecían una explicación... o al menos la merecía Granny Q. Me había dado un techo, una cama y me dio de comer durante tres semanas. Iba a tener que volver a Honduras a recoger mis cosas y despedirme. Carlos me había dado unos días para instalarme antes de empezar a trabajar.

Fran se había tomado unos días para llevarme y que solicitará la asistencia médica gratuita. Era momento de que viera a un médico, pero requeriría el seguro medico primero. Hoy la había oído por casualidad decirle a Gibran que esperaba con impaciencia su cita esta noche. Yo había estado monopolizando todo su tiempo llevándome a todas partes. Comenzaba a sentirme como una carga. Odié aquel sentimiento. Podría tomar un autobús. Sería económico y no sería una carga sobre Fran. Abrí su ordenador portátil para googlear el horario del autobús.

Un golpe en la puerta interrumpió mis pensamientos. Dejé mi búsqueda de una estación de autobuses y fui a abrir la misma. Dennis allí de pie, con las manos metidas en la parte delantera de sus jeans y una de sus camisetas apretadas no era lo que había estado esperando. Alzó la mano y se quitó las gafas de sol de aviador. Deseaba que las hubiera mantenido. Sus ojos en la luz del sol era aún más impresionante de lo que recordaba.

—Hola, vi a Fran en el club. Dijo que estabas aquí —explicó Dennis. Lucía nervioso. Nunca había visto a Dennis nervioso.

—Sí... um, Carlos me dio un par de días para recoger mis cosas de Honduras antes de empezar a trabajar.

—¿Tienes que ir a buscar tus cosas?

Asentí. —Sí. Las dejé allí. Sólo traje una bolsa de viaje conmigo. No había pensado en quedarme.

Dennis frunció el ceño. —Entonces, ¿cómo vas a regresar? No veo tu camioneta.

—Justo estaba googleando las estaciones de autobuses y ver dónde está la más cercana.

El ceño de Dennis se hizo más profundo. —Un autobús no es seguro, Angie. No me gusta la idea de que tomes un autobús. Deja que te lleve. Por favor. Llegaremos más rápido y es gratis. Puedes ahorrar tu dinero.

¿Viajar con él? ¿Todo el camino a Honduras y de regreso? ¿Era una buena idea?

—No sé... —Me detuve porque honestamente no lo sabía. Mi corazón no estaba preparado para Dennis.

—Ni siquiera tenemos que hablar... o podemos si lo deseas. Te dejaré elegir la música y no voy a quejarme.

Si volviera con Dennis, entonces Effeta no discutiría conmigo. O, de nuevo, tal vez lo haría. Podría decirle a Dennis sobre el embarazo. ¿Pero lo haría? Nunca le confirmé a Effeta que estaba embarazada.

—Sé que no puedes perdonar las mentiras y el daño. No te estoy pidiendo eso. Tú sabes que lo siento y si pudiera volver atrás y cambiar las cosas, lo haría. Por favor, Angie, sólo como un amigo que quiere ayudarte y mantenerte a salvo de los hombres locos que podrían lastimarte en un autobús, déjame llevarte.

Pensé en lo poco probable que era que fuera lastimada en el autobús. Y luego pensé en el hecho de que ya no sólo tenía que mantenerme a salvo a mí misma. Tenía otra vida dentro de mí para proteger.

—Está bien. Sí. Me gustaría un viaje.

**********

Gibran estaba tumbado en el gran sillón de peluche azul que se encontraba en la sala de Fran con sus pies apoyados sobre la otomana y Fran se acurrucó en su regazo. Yo estaba en el sofá sintiéndome como un experimento científico, ya que ambos me miraron con confusión.

Nunca demasiado lejosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora