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Las personas no son perfectas, él lo sabía. Según la sociedad tendría que ser un alfa para serlo, eso no importa, le gustaba llenarse de retos y hacer enojar a su papá.
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Anthony Edward Stark, nació un bonito día de Mayo, en buen peso y talla. Hijo del magnate Howard Stark, obligó a la industria entera a esperar su nacimiento. Ser hijo del omega más poderoso del país tenia sus ventajas.
Y también las desventajas.
—Ya no quiero usar este traje...Paaaa...—Un pequeño niño de apenas 5 años intentaba sacarse la ropa ante el desespero de sus cuidadores.
—Anthony, esto es importante, mantente tranquilo.— Howard pedía a su hijo calma, mientras terminaba de alistarse.
La vida del pequeño Stark estaba llena de reuniones aburridas, hombres que le causaban desconfianza. Lo más doloroso para él, era escuchar el llanto quedo de su padre algunas noches en su despacho.
El niño intentaba olvidar eso practicando algunas disciplinas, hacia ballet en su gran mansión, también gimnasia. Cuando se sentía realmente ahogado, iba al taller antiguo de su padre a mover tuercas y metales.
A veces quería irrumpir en aquel estudio y preguntarle porqué lloraba. Le daba miedo que su padre se enojara con él por preguntar.
Su casa, grande y bonita era lúgubre y solitaria. Una gran mansión, solo para dos personas.
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Los problemas para él, se acentuaron al crecer.
Una mañana le tocaba Ballet, había hecho calentamiento. Un poco de dolor de cabeza, y luego ver todo negro. Despertó en una habitación de la Clínica, propiedad de los Stark, viendo de reojo como su padre hablaba con el médico. Su destino estaba echado.
Era un omega.
Igual que su padre, y este comenzó a tratarlo como si fuera de cristal, no, como si fuera un objeto de antigüedad que guardabas para no tocarlo más.
Eso le dolía mucho a Anthony, sus lecciones de Ballet desaparecieron. Su padre creía que podría lastimarse.
Desapareció también sus tardes en el taller. Situación que quebró la paciencia del pequeño.
Era un omega, no alguien débil. Se lo demostraría a quien sea.
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Tony, como le gustaba que le llamaran. En la escuela primaria había conocido a un amigo, su nombre, James Rhodes. Era genial, era algo más alto que él, y le acompañaba en todas sus aventuras.
Cuando Howard le vió por primera vez, Rodhes quedó tan asustado que no visitó a Tony como por un mes.
—Tu papá da miedo...pero podemos seguir jugando, ¿verdad?— El niño le pidió disculpas por dejar de visitarle.
—Todos lo piensan, no te preocupes.— Él mismo pensaba que Howard era terrible, pero también tenía su lado amable. Eso quería creer..
Las mañanas de Tony eran asistir a la escuela, luego volver a su mansión. Practicar Física, los lunes y miercoles, también clases de matemáticas, los martes y jueves. Los viernes visitaba la empresa, y sus días favoritos eran sábado y domingo. Howard no estaba así que podía montar bicicleta en su jardín.
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Todos los intentos de su padre, de protegerlo de algún golpe, Tony se encargaba de que solo quedaran en intentos.
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Todo a su tiempo {STONY}
RandomUn omega con muchas virtudes, enamorándose de una alfa con muchos defectos. Alfa Pre-suero Stephanie Rogers Omega Tony Stark