Capítulo 14

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Angie

Mi corazón latía tan fuerte que estaba segura de que él podía escucharlo. Esto había sido una mala idea. Estar cerca de él era tan confuso. Era fácil olvidar quien era él. Que me tocara, incluso si era solo mi cara, me hacía sentir ganas de llorar. Quería más que eso. Lo extrañaba. Todo sobre él y estaría mintiendo si dijera que la idea de estar tan cerca de él todo el día no me mantuvo despierta la mayor parte de la noche.

Dennis encendió la radio cuando yo no dije nada. Debería decir algo después de eso, pero ¿qué? ¿Cómo respondo a eso que está causándonos más dolor? Decirle que lo extraño y lo quiero no haría las cosas más fáciles. Solo sería más duro.

Esta vez, cuando el teléfono sonó, la pantalla del ordenador en su coche
destelló el nombre “Haroldo.” Dennis presionó algún botón y luego recogió su celular.

—Hola —dijo en el teléfono. Por casualidad, miré hacia él ya que su
atención no estaba en mí. Las duras líneas de expresión en su cara me
entristecieron. No las quería ahí.

—Sí. Estamos en camino —respondió al teléfono—. No creo que esa sea una buena idea. Te llamaré cuando vuelva —Apretó su mandíbula y sabía que lo que sea que Haroldoy le decía estaba molestándolo—. Dije que no —gruñó y terminó la llamada antes de lanzarlo en su portavasos.

—¿Estas bien? —pregunté antes de poder pensar en ello.

Ladeó su cabeza para mirarme. Fue como si estuviera sorprendido de que yo estuviera hablándole —Uh, sí. Estoy bien —respondió en un tono más calmado, luego regreso los ojos a la carretera.

Esperé unos minutos, luego decidí decir algo sobre lo que me había dicho. Si no empezaba a hablar de esto con él, siempre tendríamos este tonto silencio entre nosotros. Incluso si lo dejara en cuatro meses y nunca lo viera de nuevo… No, tendría que verlo de nuevo. Tendría que hacerlo, ¿no te parece? ¿Podría nunca contarle sobre este bebé? Empujé eso al fondo de mi mente. No había ido al doctor aun. Cruzaría ese puente cuando llegara a él. Incluso si había vomitado otra vez esta mañana cuando abrí el compactador de basura y me llegó un olorcillo del pescado frito que Gibran arrojó la noche anterior. No era normalmente tan sensible. El té de jengibre caliente que había estado bebiendo cuando Dennis me recogió ayudó a aliviar mi estómago. Podría fingir que la prueba de embarazo estaba mal o afrontar la verdad.

—Sobre lo que dijiste, yo, uh, realmente no sabía cómo responder a eso. Quiero decir, sé lo que siento y deseo que las cosas fueran diferentes, pero no lo son. Yo quiero que nosotros… quiero que nosotros encontremos una forma de ser amigos… quizá. No lo sé. Eso suena tonto. Después de todo —Me detuve porque mi intento de hablar con él sonaba confuso. ¿Cómo podríamos ser amigos? Así fue como todo comenzó y aquí estoy yo, enamorada y embarazada de un hombre con el que no podía construir un futuro.

—Seré lo que sea que tú me permitas ser, Angie. Solo no me dejes fuera de nuevo. Por favor.

Asentí. Está bien. Le daría tiempo a esta cosa de amigos. Luego… luego le diría sobre él bebé. Él huiría como si le persiguiera el diablo o querría ser parte de la vida de nuestro bebé. De cualquier forma, yo necesitaba tiempo para prepararme. Porque no dejaría a mi hijo tener algo que ver con esta familia, nunca. Eso estaba fuera de cuestión. Odiaba a los mentirosos… pero estaba a punto de volverme una por un tiempo. Esta vez, era yo la que tenía un secreto que ocultar.

—De acuerdo —respondí pero no dije más. Mis ojos estaban volviéndose pesados y la falta de sueño de la noche anterior y el hecho de que no puedo beber cafeína para despertarme estaban apoderándose a mí. Cerré mis ojos.

Nunca demasiado lejosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora