Espos mío, espero que estés haciendo algo productivo

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Zhiyin sentía que su cuerpo pesaba una tonelada. Incluso parecía que tenía muchos años de más. Estaba acostado sobre una superficie realmente dura y de solo girarse boca arriba gimió aun con los ojos cerrados.

¿Qué había pasado?

Ya. Se había desmayado. Se llevó la mano a su vientre preocupado y...no encontró nada.

Exasperado alzó la cabeza abriendo los ojos de golpe para notar un vientre plano bajo la camisa de seda blanca seguida de unos jean de mezclilla. Fue entonces que su corazón comenzó a latir con pánico.

Se sentó jadeando y alzó sus manos. No había duda, las reconocería donde fuera pues sus dedos callosos que había llevado por 31 años estaban allí. Eso significaba una cosa. Este era sin duda su cuerpo.

Soltó una carcajada temblando. ¿Cómo había ocurrido esto? ¿Y Fengxiao? ¿Y su renacuajo? ¿Había vuelto?

Su cabeza era un lío total y solo después de tomar una bocanada de aire se percató que no, no estaba en su mundo, ni siquiera se podía decir que estaba en algún lado. El piso sobre él era totalmente negro. Todo a su alrededor de igual forma. Era una oscuridad aterradora. Aun así podía verse completamente. Entonces no había vuelto.

Se puso de pie y se pellizcó el brazo. No dolía porque esta no era la vida real. Estaba dentro de su conciencia y había adoptado la forma real de su alma. Suspiró tocándose el pecho. Al menos no debía entrar en pánico. Debía estar desmayado. Pero si estaba allí dentro atrapado tal vez la verdadera conciencia del cuerpo que habitaba podría haber salido.

Eso era una posibilidad después de todo se suponía que esta alma había muerto por lo que las posibilidades eran bajas. No sabía que pensar.

Se frotó el estómago. Se había acostumbrado a tener un peso de más en este que ahora e resultaba extraño tener su vientre plano y definido. Sacudió la cabeza. No podía quedarse allí dentro. Debía encontrar una forma  de salir de allí. No creía que simplemente despertarse funcionaría. Si estaba atrapado dentro de su propia mente, que todavía tenía que saber la razón de por qué estaba ocurriendo aquello, debía encontrar algún detonante que lo hiciera reaccionar. Por ahora rezaba porque su renacuajo estuviera bien y que su esposo lo encontrara antes de que algo malo le pasara a su cuerpo.

Caminó por tanto tiempo que sus pies se negaron a moverse más y para ese tiempo lo único que estaba a su alrededor era simplemente negro. Una vena palpitó en su sien y cruzó los brazos sobre su pecho. Sus dientes chirriaban.

-Paciencia Zhiyin, paciencia, mucha paciencia se decía a su mismo ya molesto por no encontrar nada- Dónde mierda se supone que esté el interruptor para salir afuera- gritó a todo pulmón y después exhaló- Ah, me siento mucho mejor-

Se pasó la mano por el cabello corto llevando el flequillo hacia atrás. Era extraña la sensación de no tener aquel peso o las cosquillas sobre sus hombros y cuello provocadas por las hebras largas. Giró la cabeza alrededor con la esperanza todavía latiendo pero esta comenzaba a esfumarse. Aquello no podía llamarse ni un laberinto, no había paredes. Simplemente no había nada.

Se apretó la sien.

-Este maldito esposo mío, espero que estés haciendo algo productivo para despertarme porque si no le patearé el culo. Yo mismo no puedo y tampoco es como si pudiera usar cultivo como para despertarme yo mismo o podría quemar las pocas neuronas de este cuerpo- se lamentó dejando caer sus hombros.

Entonces oyó detrás de él un pequeño sollozo y se estremeció. Acaso no se suponía que estaba solo. Se dio media vuelta y si, había alguien, sentado aguantando con fuerzas su piernas con la cabeza enterrada en sus rodillas. A diferencia de él, este cuerpo estaba casi traslúcido, incluyendo las túnicas coloridas. Y sí que reconoció quien era.

Enamorado de un idiota (Novela original)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora