Mi persona

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Joseph y yo encontramos, en un callejón oscuro, el lugar perfecto para escondernos y poder teletransportarnos. Sabía por su mirada que él no entendía porque le pedía aparecer en Ámsterdam, pero también sabía que él confiaba en mí y sin pensarlo sólo obedeció.

Aparecimos, como la gente suele decir, en el medio de la nada, en una carrera medio abandonada.

-¿Practicaremos en una calle de Holanda, Scar? -Cuestionó Joseph arqueando una ceja bastante intrigado.

-Me duelen las bajas expectativas que tienes de mí. A dónde vamos no puede entrar cualquiera.

Le extendí mi mano, esperando que él la tomara.

-¿Porqué no? -Murmuró entrelazando sus dedos entre los míos.

-Fue encantado para ser una zona segura y que ningún enemigo pudiese encontrarlo.

Caminamos fuera de la carretera para adentrarnos al bosque por medio de los árboles, Joseph sólo me seguía caminando a ciegas entre las ramas. Yo aparté con mis manos unas enredaderas de hojas que nos estorbaban la vista y al hacerlo un bosque totalmente diferente se reveló; lleno de flores, aves y mariposas. Podías escuchar a la naturaleza cantar y hasta sentías que respirabas serenidad. Era un ambiente tan diferente, si prestabas atención escuchabas una corriente de agua, perteneciente a un río bastante cerca.
Joseph abrió sus ojos con sorpresa.

-Estoy tan confundido. -Admitió.- Esto es extraño, estábamos en un bosque oscuro y lujubre, de la nada aparece este lugar ¿Qué pasó?

Una pequeña risa salió de mis labios. Entendía su confusión, déjenme les explico. El asunto con los bosques encantados es que están encantados, si lo sé, suena redundante. Están encantados para los no invitados no pueda llegar a él. ¿Alguna vez escuchaste de los mayores aquellas historias de gente que se perdía en los bosques? Tomaban un montón de caminos diferentes y al final era como dar vueltas en círculos. Que se perdieran nada tenía que ver con un mal sentido de la orientación, eran víctimas de encantamientos y hechizos que los seres sobrenaturales utilizaban para proteger sus territorios.

-Eres mago, Joseph, deberías saber de esto mejor que yo. ¡Bienvenido a mi bosque!

-¿Tú bosque? -Cuestionó con sorpresa.

-Bueno... no pagué por él, pero fue encantado para mí, nadie puede entrar a menos que ya haya estado aquí.

Joseph me preguntó con su mirada si podía explorar todo lo que veía, yo sólo asentí y le vi alejarse un poco, con su mirada quería memorizar cada detalle.

-Es un lugar demasiado hermoso. -Me confesó.

-Gracias... -A ese punto no tenía muy claro como proceder, entre nuestras respuestas habían demasiados silencios incómodos.

Joseph dudó unos segundos antes de acercarse a mi y extenderme su mano. -Estamos aquí para bailar, ¿Verdad?

La forma en la que podía difuminar los momentos incómodos era siempre tan oportuna. Tomé su mano, él la utilizó para jalarme hacía su pecho. Apoyé mi mano libre justo sobre su corazón, su palpitar apresurado lo era todo, ¿Estaba nervioso? La simple idea provocó un rubor en mí, agaché la mirada algo avergonzada y él como un reflejo tomó mi barbilla con su mano para que no me avergonzara y fijara mis ojos únicamente en él. Estaba tan nerviosa, sentía la cercanía de nuestros cuerpos, así que no se me ocurrió otra cosa mejor para hacer que empezar a bailar.
Tomé sus dedos entre los míos para poder guiarlo. No había música, ni un ritmo específico, sólo nos movíamos de un lado al otro. Me solté una mano para poder darme una vuelta, yo reía entre murmullos divertida con la situación. Colocó una de sus manos en mi cintura para poder sostenerme mintras yo arqueaba la espalda hacía atrás, en ese típico paso donde la chica hace hacia atrás mientras el chico le sostiene. Joseph estiró su brazo libre para alcanzar una rama, la agitó y un puñado de hojas cayeron sobre nosotros.

Mis risas se hacían más resonantes, él también reía. Me ayudó a volver a incorporarme, nuevamente quedé frente a él, pero esta vez no hice nada para alejarme. Le rodeé el cuello con mis brazos y sin pensarlo mucho uní mis labios a los suyos, en algo que parecía más que un beso, un apretón de labios.
Él sonrió sobre mi boca, creo que sabía que yo era nueva en esto, por lo que tomó el control. Llevó su mano sobre mi mejilla y tomó mi labio inferior entre los suyos. Recorría cada curva de mis labios con sus besos y yo aprovechaba para conocer cada parte de su boca. Había necesidad de sentirnos cerca, pero no desesperación. Joseph era dulce y ya no había más dudas, le quería. Joseph no sólo me gustaba ¡Me encantaba!

Joseph separó nuestros labios, pero no nos alejó, supongo que quería tomar aire.

-Te quiero, Ángel. -Murmuró.

Y antes de darme tiempo de corresponderle, me volvió a besar. Al sentir sus labios sentí el peso de sus palabras, Joseph también me quería. ¡Joseph también me quería! Fue ahí cuando algo en mi despertó, por fin conocí a alguien que me quería y no como se quiere a una amiga o a un familiares, me quería como se quieren las parejas en todos esos libros y películas. Alguien al fin me veía como siempre anhelé secretamente. Si yo decía quererle como él me quería, no podía hacerle esto. Mi familia estaba regresando a mi vida y todo al rededor de ellos giraba en torno a problemas.
Una vez escuché a mi papá decir que los ángeles aveces deben sacrificar sus interés. Recuerdo haberle preguntado que cuando sería realmente necesario hacerlo, él me dijo que lo sentiría. Aveces sería una incomodidad leve de proteger a alguien, en otras sería una gran sacudida y si era digna algún día conocería a alguien que provocara en mí, la necesidad de protegerle aún cuando eso me hiciera daño a mí. En ese momento, con Joseph acariciando mis mejillas, besandome, haciéndome sentir querida... no sentí una sacudida. Sentí todo un huracán diciéndome que estaba haciendo algo mal.

-Joseph... -Mumuré alejando mis labios de los suyos.- El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. -Recité aquellas palabras del libro sagrado de mi abuelo.

Joseph estaba confundido y me miraba con sus ojos verdes rogando una explicación. Cerré mis ojos y al abrirlos eran rosas, sabía lo que debía hacer.

-Te quiero. -Murmuré mirándole fijamente, su mirada ya estaba perdida en el poder de mi control.- Y por esa razón te dejo libre.

Yo no sabía que estaba llorando hasta que el sabor salado de mis lágrimas tocaron los labios que segundos antes eran de Joseph.

-No me vas a recordar, tú nunca conociste a Scarlett, nunca fueron amigos y nunca la quisiste.

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¡Holis! No me maten, sé que tardé muchísimo en actualizar, pero entré en semestrales de la universidad, ¡Fueron dos semanas horribles! Y luego tuve que ponerme al día en el trabajo, ya qué debido a los semestrales me atrasé mucho.

Quiero agradecer a los que esperaron el capítulo nuevo, en especial a Naths_hidden quién me ha esperado pacientemente ¡Gracias piciosa!

¡Abrazos y besos, Eve!💗

ScarlettDonde viven las historias. Descúbrelo ahora