HANAH
Paraguas negros invaden las calles. La lluvia cae torrencialmente a través de la ventanilla del automóvil, el parabrisas no deja de funcionar y el semáforo cambia de rojo a verde indicando que el carro puede seguir, lamentablemente.
Lamento profundamente tener que pasar otra larga mañana en el instituto religioso al cual asisto desde el jardín de infantes.
La lluvia parece poner torpe a la gente al volante. Las bocinas resuenan una y otra vez y al andar se ralentiza.
Así es como siento mí vida, como está este día exactamente… gris, aburrido. La gente no para a mí alrededor y yo no sé hacia donde avanzar; me siento estancada en medio de tanta frustración sin encontrar sentido ni color en nada de lo que sucede a mí alrededor. Nada emocionante sucede y no es así como se supone debe ser la vida de una adolescente que está en quinto de secundaria.
Me quedo como todas las mañanas sumida en mis pensamientos mientras observo mí leve reflejo en la Ventilla de la parte posterior del coche. Mis rizos rubios no se llevan bien con esta humedad. De alguna manera escucho las quejas que da por lo bajo mí chófer y me doy cuenta de que el tráfico se atasco por completo, quien sabe desde cuándo.
—¿Qué crees que suceda?— le pregunto buscando su mirada en el vidrio retrovisor.
—Creo que ha habido un accidente señorita.
Trato de mirar con más claridad hacía delante y creo distinguir las luces parpadeantes de una ambulancia o quizá sea de la policía, quien sabe. No me afloje llegar tarde a clases, por lo contrario, cualquier escusa para quitar minutos de mí tiempo en la escuela bastan.
El automóvil comienza a avanzar lentamente. Cuando pasamos por el costado dónde ocurrió el accidente, una leve corriente me recorre la espalda y me estremece. Debajo del coche con el costado abollado, se encuentra una moto. El conductor de ésta supongo es el que se encuentra tendido en el asfalto, al parecer se ha dado de lleno con la ventanilla del conductor del auto porque ésta se encuentra totalmente destrozada. A pesar de estar viendo esto, no es por ello que siento está sensación. Es como si esto ya lo hubiese vivido aunque se perfectamente que es la primera vez que veo una escena así en mí vida, quizá sea que lo único que me diferencia de ese cadáver es que yo aún respiro. Le termino restando importancia cuando siento por fin el andar con normalidad del auto. Hubiese sido mejor pasar la mañana encerrada en un coche que ese maldito manicomio dirigido por las mismas locas de remate de las monjas.
El freno de mano anuncia que hemos llegado a destino. Heide se despide y bajo con muy pocas ganas, levanto mí rostro para mirar el cielo atestado de nueves grises, la lluvia azota mí cara y no tengo más que abrir el paraguas, profiero un suspiro y comienzo a subir la escalinata para entrar por el gran portón de hierro negro.
Tantas niñas con sus uniformes perfectamente pulcros recorren los pasillos. Todas charlando alegremente, exagerando seguramente sobre sus salidas de fin de semana o de los regalos que les han hecho sus flamantes novios tan bien acomodados como ellas.
Tengo que tragar grueso para soportar a quienes dicen ser mis amigas porque en tres, dos, uno, están aquí!
— Hola corazón! ¿Que tal tu fin de semana? ¿Saliste a algún otro lado que no sea la iglesia a acompañar a tus padres? ¿Te compraron otra biblia nueva? Oh, ya sé. Ayudaste a tu aficionada madre con la limpieza del hogar. — Ahí estaba Camila con su ridículo sarcasmo, el cual va a tachar de broma cuando de chistosa no tiene absolutamente nada.
— ¿Qué te respondo primero Camila? ¿El saludo o las insinuaciones con tono de afirmación que acabas de darme?— le respondo con la mayor amabilidad que puede una tener.
— El saludo, supongo. — Responde con indiferencia corriendo hacia atrás su largo pelo negro lacio.
Yuliana y Nataly nos invitan a seguir el camino hacia nuestro salón. Si son así de coquetas habiendo solo chicas, no puedo imaginarme si fuese un colegio mixto.
La primera clase es de literatura, la llevo bastante bien, de hecho muy bien. Quizá lo único que me aleje de este mundo sea el leer. Podría estar horas y horas sumergida en cualquier clase de historia, cualquier género literario es bueno para sacarme de esta realidad.
La profesora comienza con la explicación de una obra y yo trato de prestar atención porque no me interesa en lo más mínimo lo que sea que me está canturreando Yuliana al oído referido a su novio, la pobre está loca por él, cree que David solo tiene ojos para ella y no tiene idea la clase de patán que es. Ella solo fue la tercera opción de ese idiota, Camila y yo las primeras dos. Yo fui lo suficiente inteligente como para no brindarle ni la menor atención, no me importo que me tratará de mojigata y rarita. En cambio Camila, ella no tuvo drama de enredarse con él a sabiendas de que su amiga se estaba muriendo por el desde hace tiempo. Lo peor fue que al comentarle lo sucedido sin ventilar lo de Camila, Yuliana no solo no me creyó, si no que me culpó de lo sucedido
<< seguro tú lo buscaste, por desesperada nomás de tener alguna experiencia con algún chico>>
Se escucha que llaman a la puerta y la profesora se dirige a abrir. Son un grupo de alumnas de otro curso. Ingresan y se disponen en frente de clase para comentarnos sobre un proyecto a cerca de orientación vocacional. Personal especializado de la universidad darán una charla al último curso que es al que ellas pertenecen y han venido a extendernos la invitación. Una chica que ya había visto antes y que no se porque siempre llama mí atención de alguna manera, es la que comienza a repartir unos folletos. Cuando extiendo mí mano para recibirle el papel, de alguna manera acaricia mí mano. La miro a los ojos y ella me devuelve la mirada con una sonrisa. Miro disimuladamente a mí alrededor para ver si alguien se a percatado de este hecho, pero no, nadie se ha dado cuenta. Coloco mí pelo detrás de mí oreja y la miro nuevamente mientras ella se encamina nuevamente al frente de la clase y le devuelvo la sonrisa.
Creo que va a ser lo único bueno que me va a pasar en el día.
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TATTOO
RomanceHannah y Bel son dos chicas que van a la misma institución y se sienten atraídas. Hannah no puede aceptar tal cosa debido a sus religiosos padres. Bel en cambio, hará lo que sea por ganarse su amor.