II

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Escucho gritos a lo lejos, insultos, no distingo bien qué es, me quejo, me duele el pecho, no puedo moverme. Abro de a poco mis ojos para descubrir que Santa Claus ha venido a vomitar la habitación en la que estoy. Toco mi cabeza y me saco un gorro de navidad. Estoy fatigada y no entiendo ni mierdas de donde estoy. Tengo un catéter en la nariz, lo saco violentamente. Trato de acostumbrar mi mirada al ambiente pero me mareo con la luz. ¿Dónde estoy?

– ¿Isi? – La voz de Bree me llama la atención y la miro. Sonrío al ver una cara amigable, pero frunzo el ceño al ver su expresión sombría, sorprendida, se tapa la boca, sale de la habitación corriendo y llorando. Joder no entiendo nada. Los gritos del escándalo que me despierta cesan. Mierda me han dejado sola. ¿Dónde estoy? Logro ajustar algo la mirada a la luz y el ambiente, estoy en un hospital, miro mi brazo derecho, tengo suero conectado a mi brazo. ¿Por qué estoy aquí?

Mi mundo se detiene cuando mi razón de ser entra por la puerta. Un Matt de al menos diez kilos más delgado, de ojos azul cielo hundidos, barba enmarañada de varios días, se acerca a mí como si fuera un animal herido, pestañea muchas veces como si lo que viera no fuera real. Casi salta a la camilla cuando nota que soy real, me toma la mano y llora desesperadamente mientras me besa cuidadosamente cada centímetro del rostro, me río por su arrebato pero me quejo por el movimiento de mi pecho. Las lágrimas de felicidad brotan de mí al sentirlo tan cerca, pareciera que solo lo ví ayer comiendo helado pero es como si a la vez lo extrañara mucho. Mis mejillas están cubiertas por sus lágrimas y las mías.

– No llores. No llores Matt... – Intento hablar pero mi garganta no responde de lo mejor, el tono de mi voz es ronco y casi mudo. Matt me toma las mejillas y apoya su frente en la mía. – por favor no llores... – Susurro

– No vuelvas a hacerme eso. Dios nena no sabes cuánto te extrañé – Apenas puede hablar por los sollozos que lo invaden. – No sabes cuánto te amo. – Sus palabras me acarician – Te amo – Me besa la mejilla – Te amo – la otra mejilla – Te amo – la frente – Te amo – la nariz – Te amo – Dice antes de besar mis labios, haciendo que me quede sin aliento. Me río cuando se separa de mí. No tengo idea de a qué viene tanta atención, pero la acepto gustosa.

Matt se mueve un poco al cabo de unos segundos dejándome ver que la habitación está llena, están todos mis amigos, la familia de Matt, todos lloran, pero no entiendo por qué.

– ¿Qué sucede? – Nuevamente intento hablar, nada mas que un susurro ronco. Intento moverme, no puedo enderezarme, me duele el pecho por lo que me quejo un poco

– Déjame que te ayude. No hables. – De pronto un sonido mecánico me sobresalta y la cama en donde estoy comienza a subir. Matt ha presionado uno botón que está a mi lado en la camilla, no solo parecía que estaba en un hospital, estoy efectivamente en uno. ¿Por qué estoy aquí?

– ¿Qué hago aquí? – La luz me molesta un poco y aún estoy fatigada.

– Tuviste un accidente – Dice un doctor cuando entra a la habitación. Madre mía pero qué doctor, es guapísimo, no como mi Matt, pero en mirar no hay engaño. De cabello cobrizo rizado, barba corta bien cuidada, ojos azules, labios pequeños, tiene un rostro dulce como Jamie Dornan, pero algo en su presencia grita PELIGRO. Meh, prefiero al hombre que entrelaza sus dedos con los míos y me mira con tanta adoración como yo a él. Desvío mi mirada del doctor para ver el rostro terriblemente demacrado de Matt que me mira con dulzura. A pesar de estar completamente destruido sigue viéndose sexy como el infierno. – Mucho gusto yo soy el Doctor Phillips, Neurocirujano y cabeza del equipo médico en tu caso. Pero puedes llamarme Marcus. – dice acercándose, su nombre me suena y frunzo el ceño cuando intento recordar de dónde. – Vamos a controlarte con la enfermera asi que vamos a necesitar un poco de espacio. – dice haciendo un gesto para que la gente se marche

Catársis: Protégeme - Serie Catarsis #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora