En el borde.

Capítulo 9.-

Jungkook se muerde la lengua cuando cruza la brillante puerta de madera del nuevo apartamento de Taehyung, sus enormes y brillantes ojos fijándose en la exquisita decoración de las paredes color marfil: hermosos cuadros abstractos que adornan el pasillo, muebles de un negro profundo que contrastan con lo pulcro del lugar y el brillante de los adornos que cuelgan de aquí y allá. Es todo tan ostentoso que le resulta imposible encontrar algo de Kim Taehyung en esa decoración.

.- Es...

.- Es un poco abrumador – Taehyung le dedica una sonrisa amable mientras deja sus cosas sobre una mesa baja junto a la entrada de la sala, sus manos despeinando su cabello con gracia antes de volver a mirarle – Siéntete como en tu casa, ¿de acuerdo?

Jungkook no puede evitar mordisquearse el labio inferior, realmente abrumado: .- Te aseguro que este apartamento vale mil veces más que el mío. ¡Además está en un súper complejo! ¡Mira la vista! – se adelanta hasta el enorme ventanal de la sala, sus ojos observando con completa fascinación la vista de la ciudad que les ofrece estar a casi veinte pisos de altura, las luces titilan y el cielo estrellado a penas y se distingue debido a las potentes luces – Este lugar es simplemente increíble, hyung. ¿Cómo... cómo puedes pagar esto?

Taehyung sabe qué debería de sonrojarse, en cambio, una risa suave brota de su garganta antes de pararse junto a Jungkook, sus ojos fijándose en el reflejo del bonito rostro del menor en el cristal: .- La verdad es que no pago nada.

.- ¡¿Cómo es eso posible?! – Jungkook se gira a mirarlo, su boca abierta en una O por la sorpresa que a Taehyung se le antoja un gesto demasiado adorable – No me mientas, hyung.

Niega con la cabeza, riéndose: .- No lo hago, en serio – responde encogiéndose de hombros, se obliga a sí mismo a seguir mirando por la ventana, aprovechando el reflejo del cristal para que sus ojos capten los gestos tiernos del menor, incapaz de verlo de frente sin sentir que se muere por besarlo – Es el apartamento de Bogum, sus padres de lo dieron hace unos años y vivía aquí sólo, hace tiempo me estaba insistiendo en que viniese a vivir con él, sólo... acepté.

La mención del estudiante de actuación provoca en Jungkook una sensación extraña, un malestar que nace en el centro de su estómago y se extiende por su cuerpo a medida que piensa en Taehyung y el otro chico bajo el mismo techo, conviviendo todos los días y, no sabe por qué lo imagina, acurrucándose en las noches frías. Aquellas imágenes mentales borran los gestos de sorpresa y emoción de su rostro, formando un puchero inconsciente que a Taehyung se le antoja besar hasta el cansancio.

.- Creo que... deberíamos buscar algo de comer – se obliga a decir el mayor, girándose en dirección a la cocina, atravesando la sala con toda la dignidad que fue capaz de reunir - ¿Qué se te antoja esta noche, Jungkook?

La forma en cómo habla, su particular tono grave, provoca que el calor se acumule en las mejillas y las orejas del menor sin que este pueda controlarlo. Sus pies siguen automáticamente al mayor hasta la cocina, donde lo ve moverse con naturalidad entre los costosos electrodomésticos y la isla delgada de mármol negro en la que Jungkook apoya sus codos, sus ojos sin perderse un detalle del cabello revuelto, la camisa abierta dos botones a la altura del cuello o la forma en cómo sus grandes manos abren el refrigerador.

.- ¿Jungkook?

Taehyung le llama, sus ojos fijos en la comida dentro del refrigerador, pensando en cuál podría ser una buena opción de comida para alguien como el menor. La falta de respuesta le obliga a enderezarse, capturando con su mirada la inquisitiva de Jungkook, que parecía demasiado abrumado con todo a su alrededor.

.- Hey, Kook... ¿está todo bien? – pregunta acercándose, los ojos del menor parpadeando como sí acabase de salir de un trance – Te preguntaba qué te gustaría comer.