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El embriagante aroma lo lleva de nuevo a la misma cafetería cada mañana, releyendo los informes una y otra vez sin prestarle atención al exterior. La tableta circular comienza a brillar en cuanto su orden está lista y su vibrar es lo único que lo hace reaccionar para ir en busca de su amado café. Bebe un sorbo, casi delirando por su sabor en lo que sigue leyendo ensimismado y divagando entre las letras.

Desde que llegó de Chicago hace meses, esa cafetería era su lugar habitual. Había algo inusual en su Ice Americano que lo hacía increíblemente delicioso aunque no lo dijera y es que apenas tenía tiempo de respirar cuando los proyectos se acercaban en su trabajo, llevándolo a ignorar en ocasiones a los meseros.

Habían ciertas excepciones, por ejemplo.

ㅡ ¡Cliente!

No responde. Sigue con la pajilla a media succión y sus orbes se mueven de principio a fin. El chico frente a él termina por erguirse y pasar su mano ante los ojos de su cliente, ganando su atención al fin.

Unos ojos terriblemente oscuros y con expresión indiferente. El mesero casi da un salto del susto pensando que había cometido una falta, pero termina por estirar el brazo para dejarle en la mesa la rebanada de pastel de limón. Siendo el segundo aniversario de la cafetería, era un pequeño detalle.

ㅡ Hoy es nuestro segundo aniversario, ¡el pastel corre por la casa! ㅡMenciona con una cálida sonrisa pegando la bandeja a su pecho.ㅡ ¡Que lo disfrute!

Y antes de que se fuera, su tan ocupado cliente solo puede reaccionar para asentir levemente. Lo que él nunca sabría es que Youngho se había quedado perplejo ante su rostro, analizando cada detalle de su fina piel, sus brillantes ojos y finalmente esa preciosa sonrisa.

Estaba maravillado en sus adentros.

Nerviosismo. Youngho no puede dejar de mover los pies mientras intenta concentrarse en lo que está leyendo. Sus ojos se deslizan con lentitud hacia el mostrador. "Jaehyun" había leído en su etiqueta y de repente no puede quitarle la vista de encima a ese chico frente a la registradora. Era encantador. Tenía una forma de sonreír que derretiría a cualquiera que atendiera y Youngho quería derretirse cual chocolate. Desafortunadamente desde aquella vez del pastel, él no le había atendido personalmente y siempre lo hacía la misma chica. La misma que estaba platicando en esos momentos con Jaehyun, provocando unas cuantas risas en él que sacaban a relucir sus hoyuelos.

No sabe en que momento pero termina alzando la mano cual salón de clases y la primera en percatarse es la chica. Baja la mano un poco y la llama moviendo los dedos simplemente. Ese día le apetecía chocolate.

ㅡ ¿Sí, cliente?

ㅡ Quisiera una rebanada de pastel de chocolate, por favor.

ㅡ De acuerdo. ¿Algo más?

Youngho desvía la mirada hacia el mostrador.

ㅡ Lo quiero...

ㅡ ¿Perdón?

Una sonrisa demasiado fingida.

ㅡ Es todo, señorita.

Antes de irse, su parte favorita de las mañanas: escuchar esa voz grave diciéndole cuánto era.

ㅡ ¿Usted siempre atiende en las mañanas?

ㅡ ¿Disculpe?

El chico observa sutilmente entre el joven de la registradora y la joven de siempre frente a él. Decidido, señala con la mirada hacia Jaehyun, haciendo que la chica volteara.

ㅡ ¿Él no es mesero también?

ㅡ Ah, lo es. De hecho es el favorito, pero efectivamente, por las mañanas estoy yo y cuando hayan más personas seremos él y yo.

La chica sonríe sinceramente y Youngho también, de hecho, más que siempre.

ㅡ Vendré después.

La 1:25. Youngho había decidido comer un poco más temprano de lo normal ya que a esa hora los establecimientos estaban algo concurridos. Para su sorpresa, no había tanta gente como esperaba, pero si pudo divisar a un Jaehyun y su bonita sonrisa a través de los cristales. Camina a paso rápido y entra, inmediatamente dirigiéndose a una mesa vacía. Sabe que el chico lo ha mirado y podía escuchar sus pasos acercándose.

ㅡ ¡Bienvenido! ¿Qué desea ordenar?

El más alto alza la vista topándose con ese rostro. Ese bendito rostro que quería tocar por mero gusto.

ㅡ Lo de siempre.

ㅡ ¿Y qué es lo de siempre, cliente?

Abre la boca sin poder creérselo. Todas las mañanas el de tez blanca le preparaba el mismo café y lo entregaba ¿es que acaso le había ignorado todo ese tiempo?

ㅡ Ice Americano...

ㅡ Lo sé. Me ofende. ㅡBromea.ㅡ Poco hielo, no tan dulce. Lo tengo.

ㅡ Jaehyun.

El mencionado voltea esperando alguna otra orden puesto que ya era más de medio día, pero el castaño solo está observándolo mientras juguetea con sus dedos.

ㅡ No es nada.

Pronunciar su nombre había sido como beber café.

Jaehyun solía ir a casa acompañado de Naeun, su compañera. Ellos vivían en el mismo vecindario así que era una rutina esperarse el uno al otro. Cuando el jefe les diera el permiso, entonces ambos se apresuraban.
Ya en la noche, el chico comienza a barrer mientras la chica se encarga de limpiar las mesas.

ㅡ Te lo dije, no para de mirarte. ㅡLa chica dice con suavidad en lo que rocía el limpiador.

ㅡ Para nada, no lo he notado.

ㅡ Solo obsérvalo también, él lo hace todo el tiempo.

El pelinegro se queda dubitativo, ahora que lo pensaba su cliente habitual era algo extraño. Extraño y atractivo. ¿Acababa de pensar eso? Sacude la cabeza. No sabía cuándo inconscientemente le había tomado el gusto al preparar un americano frío.

Los días pasaban y las afirmaciones de su compañera ya eran verdad. Jaehyun había observado por el rabillo del ojo como ese joven no dejaba de mirarle, no lo hacía tan obvio, pero definitivamente ya no estaba inmerso en sus papeles.

A Naeun le había surgido una emergencia, teniendo que faltar el día completo y dejándolo solo por la mañana. Por fortuna, la cafetería estaba tranquila y podía arreglárselas mientras su otro compañero llegaba.

Eran las ocho cuando Jaehyun dio el primer bostezo. Faltaban aún unas horas para cerrar y ya estaba aburrido tras la registradora. Sin Naeun no tenía con quien conversar y al parecer comenzaba a nublarse, además, no había traído paraguas. El clima en Seúl últimamente era inesperado.

Hora de cerrar. Su jefe le había dicho que podía irse y estaba decidido a correr cuesta abajo hasta la parada de autobuses. Solo eran unas calles pero la lluvia ya caía a cántaros. Al salir, se prepara para colocar ambas manos encima de sus ojos y correr pero un auto con las luces encendidas llama su atención. Decide restarle importancia y cuando tomó posiciones caminando a paso rápido, la puerta del mismo auto se abrió abruptamente.
Se sobresalta y más aun cuando un brazo sale de la puerta sosteniendo un paraguas que de repente le cubre de las gruesas gotas. Los ojos de Jaehyun están confundidos divisando al dueño de aquellas intenciones. Su cliente habitual está sosteniendo un paraguas para ambos en medio de la noche y no sabe que hacer. El más alto sale por completo del auto poniéndose de pie frente a él y el más bajo retrocede solo un poco. En ese momento quizá todo tiene sentido.

"Él no solo te mira, yo diría que te admira"

ㅡ Llámame Johnny, Jaehyun.

Las gotas se aglomeran a su alrededor, pero Jaehyun está allí, en seco, con el corazón a mil entre la confusión y un extraño cosquilleo.

Coffee - JohnJae (Two-shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora