Koi.

4.3K 349 158
                                    

Poché.

Esa tarde disfrutamos la naturaleza en su totalidad, después de comer caminamos por el lugar, Ana, nos mostró cada uno de sus cultivos, y Lio, nos llevó a pescar antes de finalizar la tarde. Al regresar a la cabaña noté a mí novia algo distraída.

-¿Pasa algo?- La abracé y dejé besitos en sus mejillas.

-Ana me entregó una cajita que Juliana le entregó hace unos meses, no sé qué contiene, pero yo no sabía que ella había viajado hasta acá, por lo regular siempre veníamos juntas, y solo en dos ocasiones trajo a Juca- Me explicó mirándome con ternura.

-¿Crees que encuentres algo que te ayude a entender todo esto un poco?- Pregunté acariciando sus manos.

-Eso espero, ahora mismo me preocupa que alguien esté tratando de sabotear todo por lo que mi hermana luchó, me da miedo que alguien quiera dañar a mi familia, incluso, temo que alguien cercano este detrás de la muerte de mi hermana- Su rostro estaba totalmente desencajado y angustiado.

-Entiendo todo, pero hagamos algo, abres esa caja en Bogotá, ahora disfrutemos este momento, ¿Si?- Me senté en sus piernas y le robe un par de besitos.

-Creo que es justo para ambas- Me abrazó -No sé qué sería de mi vida sin ti- empezó a hacerme cosquillas, provocando que saliera corriendo.

-¿A qué juegan?- Valentina me frenó ayudando a Daniela a alcanzarme.

-Voy a tirar a tu hermana al mar, ¿Me ayudas?- Daniela me abrazó por la espalda.

-De una- Valentina empezó a reír y q tratar de tomarme por las piernas.

-¡Amalia! ¡Nela!- Empecé a gritar como loca, para nada porque las cinco terminamos nadando con los últimos rayos del sol.

=====

NEW YORK, 28 DE NOVIEMBRE - SEIS MESES DESPUÉS.

DANIELA.

-...Y es que solo me fije en tu, desde que te vi quiero viajar contigo hasta París...- La melodía que tocaba en el piano inundaba la habitación -...Es que no existe pasaporte para quererte, y esos besos que me das yo quiero devolverte...- Suspire -...Ir paseando por la ciudad, todo tan natural...-.

-¡Dani!- Gritos acercándose me obligaron a parar. Tome mi celular y termine el vídeo que estaba grabando, escribí un rápido mensaje y lo envié. Dos toques fuertes en la puerta se escucharon, baje la tapa que cubría el teclado del piano.

-Pasa- Respondí, girándome para recibir a la persona que hace unos meses era mi compañera de apartamento en esta ciudad.

-Hermanita, ¿Vamos a cenar?- Pregunto sonriendo, aun la miraba y no podía creer como la vida giro tan dramáticamente.

-No tengo ganas, Juliana- Respondí sin ánimos de más, caminé hasta una enorme ventana que me dejaba vivir la soledad en una ciudad llena de gente.

-¿Hasta cuando?- Pregunto suspirando pesadamente -¿Hasta cuando vas a entender que las cosas pasan por algo, y que si ahora estamos acá es porque era lo mejor para todo?- Su tono de voz me estaba molestando más de lo normal.

-¿Hasta que tu entiendas que yo no tenía la culpa de nada? ¿Hasta qué te des cuenta que me desgraciaste la vida?- Alce la voz, sentía mucha rabia cada vez que la veía.

-Solo descansa, mañana vuelves a la F1- Salió de la habitación cerrando la puerta con furia. Tome mi celular y marque un numero con prisa.

-¿Todo bien?- La mujer al otro lado de la línea respondió de inmediato.

KILÓMETRO 7 - CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora