Dos: Terminamos... somos amigos, casi hermanos.

559 25 1
                                    

DOS

Terminamos... somos amigos, casi hermanos.

Así es como pasaron las semanas para Malfoy y volver al colegio no era de su agrado, sabía lo que ocurriría, no se había equivocado cuando le daba a su madre los mil y un motivos para no volver a Hogwarts el día antes de que se la llevaran a Azkaban, sentía a cada momento los murmullos de todos los alumnos, ya le había tocado soportar un par de puñetazos de un chico de Hufflepuff, hijo de uno de los tantos subordinados de Lucius que fue torturado por Dolores Umbridge, aun así no tenía ánimo de pelear, sentía los impactos en su mandíbula superior que lo obligaba a girarse y caer, o a veces eran rodillazos en el abdomen, y hasta un par de hechizos que le llegaron a su espalda una noche mientras se dirigía a la sala común, los causantes, unos chicos de tercero de Slythering, dos de ellos hijos de Aurores que fueron también torturados, pero por carroñeros. Veía todos los días a Hermione que lo miraba con lástima y era lo único de todo lo que le pasaba, que le provocaba un dolor interno.

Para Hermione las cosas no iban para nada bien, desde hacía tres meses que estaba en ese "noviazgo" con Ron y cada día era más insoportable que el anterior, ella en cualquier minuto explotaría, pero se controlaba por el cariño que le tenía a Ron, es por ese motivo que ella no terminaba con él. Entre las tantas cosas insoportables, eran las manos impetuosas de Ron, pero también ya eran de siempre las peleas por pequeñeces inmaduras, como también discusiones por las cosas importantes que Ron no les tomaba ni la mayor atención. Ron era un completo meloso y eran esos momentos en los que Hermione recordaba a la fallecida Lavender y se cuestionaba como era posible que hubiesen terminado si eran el uno para el otro, Ron solo pensaba en besarla, pero en privado, porque odiaba que hubiese alguien que pudiera interrumpir el momento, mientras Hermione solo rogaba que alguien apareciera, ya que entendía la intención de su novio, no encontraba la urgencia que él tenía por acostarse con ella, y eso nuevamente le traía a la mente que tal vez haya pasado lo mismo con Lavender. Varias veces había podido escabullirse de Ron con diferentes disculpas, pero ya se le estaban acabando y ahora que estaban en clases, lo veía a cada momento.

Pero más allá de la incomodidad, Hermione estaba feliz por volver a clases y tomar los libros y sumergirse en los estudios, aunque su novio viniese a molestar mandándole recados con Ginny a su habitación o personalmente la siguiera a la biblioteca, ella se escabullía a diferentes partes del castillo así como en el lago, no sabía cómo lograba Ron encontrarla dondequiera que fuese, y de hecho estaba sospechando que tomaba el mapa del merodeador de Harry para buscarla.

En esas tantas escabullidas, Hermione tomó un libro de Runas Antiguas y caminó fuera de la biblioteca con dirección al peral y sintió alboroto, no fue hasta que se acercó que descubrió que había una pelea, tenía todas las intenciones de interrumpir ya que es la prefecto, pero se congeló cuando vio quienes eran los que estaban peleando, era Edgar Wells un Hufflepuff de sexto año con Draco... Pero sólo Edgar era quien golpeaba e insultada a la vez, Draco era solo una masa con ropa y que recibía todo sin protestar, Edgar en uno de los tantos golpes vio la cara de Hermione y a la vez escuchó el grito del profesor Slughorn seguido de la prefecto de Ravenclaw Helen Bane, se separó dejando a Draco en el suelo apoyado en sus rodillas que luego se desplomó de costado contra el suelo. Hermione al igual que el profesor y la otra prefecto lo llevaron a la enfermería. Dejando a la chica de Ravenclaw cuidándolo y se dirigió hacia las ruinas, al llegar allá recordó el día que había golpeado a Draco en la cara, en su momento le causo gracia y disfrute, pero el Draco que recibió ese puñetazo no era el mismo que hacia minutos se había dejado golpear. Hermione sintió poco a poco que solidarizaba con los sentimientos de Draco, y veía en él alguien a quien cambiar y guiar, alguien a quien salvar y devolver la confianza que alguna vez tuvo, volver a ver al erguido y orgulloso Draco Malfoy. Hermione sintió la necesidad de apoyarse en contra de esa misma roca y poco a poco dejarse caer hasta sentarse en el césped, mientras recordaba momentos de la muerte de Dumbledore y de cuando fue torturada en la mansión Malfoy, provocando aún más una opresión en el pecho, decidió fijar su concentración en el libro que llevaba en la mano.

El Poder de las Piedras Preciosas (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora