Acto 1: Rinko, ¿eres tú?

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Hana sale de su casa hacia la escuela, emocionada por su primer día de clases.

Hana: -Sale corriendo de su casa, de pronto a lo lejos ve una silueta familiar- ¿Ella era...? No, es imposible, ¡Ah, llegaré tarde!

Ya en la universidad.

Hana: ¡Ahhh, no recuerdo cuál era mi salón!

Rinko: No has cambiado nada por lo que veo, Hana -dice mientras se acerca a ella-

Hana: ¡Ri-Rinko! Así que eras tú a la que vi hace rato...¿qué haces aquí?

Rinko: ¿Que acaso no es obvio? Estudiaré aquí también a partir de ahora, bienvenida a casa, Hana.

Hana: ¡¿Eh?! ¿Cómo supiste a qué escuela iría?...

Rinko: ¿Tan malo es que tu mejor amiga estudie en tu misma escuela? Qué cruel de tu parte, Hana.

Hana: ¡N-no es eso! Es sólo que...sólo fue una sorpresa, eso es todo.

Rinko: Está bien, vayamos a nuestro salón en ese caso -la toma de la mano y caminan hacia el aula-

Después de clases, ya en la tarde.

Hana: ¡Hoy fue un día genial! ¿No crees, Rinko?

Rinko: Si...si, lo fue.

Hana: ¿Mm? ¿Rinko...sucede algo? Te noto un poco rara, ¡ay por Dios! ¡¿Tienes fiebre?!

Rinko: No, Hana...¿puedo...puedo ir a tu apartamento? Hay algo que quiero confesarte, y me gustaría hacerlo en privado.

Hana: ¿Eh? Si, claro que puedes venir...sabes que siempre serás bienvenida en mi apartamento.

Rinko: Gracias Hana, por eso te amo...

Hana: ¿Mm? ¿Dijiste algo, Rinko? -dice mientras caminan al apartamento-

Rinko: ¡N-no! ¡No dije nada!

Ya en el apartamento de Hana.

Hana: Bien, aquí estamos, disculpa el desorden pero, tiene poco que regresé, así que no he tenido tiempo de ordenar.

Rinko: Jeje, no te preocupes, podría venir a ayudarte de vez en cuando.

Hana: ¡Serías de mucha ayuda! Gracias Rinko.

Rinko: Hana yo...tengo que confesarte algo, pero antes quisiera saber algo...¿actualmente tienes pareja?

Hana: ¿A qué viene eso tan de repente? Pero respondiendo a tu pregunta, no, estoy más sola que una náufrago en una isla jajaja.

Rinko: A veces me pregunto el por qué me gustas tanto...

Hana: ¿Qu-qué acabas de decir, Rinko?

Rinko: ¡Me gustas, Hana! ¿Sabes qué tan mal la pasé mientras no estabas aquí? Sé que fuiste por tus padres pero, aún así...no podía evitar extrañarte...

Hana: Rinko yo...¡yo también te extrañé! -se abalanza sobre ella y caen al suelo, quedando sus rostros frente a frente-


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