0. Una vida junto a ti

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- ¡Me saqué un 10 en aritmética! - Mía estaba feliz por su nota, mostrándola ante la cámara. Melissa le sonreía orgullosa.

- ¡Woooooow! Eres una pequeña genio ¡felicidades! - Saeyoung veía la pantalla feliz, mientras aplaudía contento.

- Ella siempre se saca 10. - Suspiró con desgano Amanda.

- No te preocupes, ambas son lindas e inteligentes. Estoy muy seguro que en un par de años serán presidentas. - Saeyoung lanzó una gran sonrisa, divertido.

Melissa lo miraba completamente enamorada en silencio, y luego volvía a mirar la pantalla a las pequeñas niñas que estaban del otro lado. Las niñas seguían viviendo en México, y se comunicaban todos los días con la joven pareja por medio de videollamada muy temprano en la mañana, que era la hora en que ellas salían del colegio en su país.

- ¿Qué dices? ¡Yo quiero ser astronauta! - Mía le mostró una sonrisa radiante. Era muy diferente a la primera vez que Melissa la vio.

- Pues yo sí quiero ser presidente, si Saeyoung lo quiere. - la pequeña Amanda se sonrojó tiernamente, mientras Saeyoung reía.

- Creo que tienes una pequeña fan. - se burló Melissa, molestando a su novio.

- También me gustaría que fueras domadora de leones. ¿Podrías hacerlo por mí? - le preguntó el pelirrojo con un brillo en los ojos.

- ¡Sería grandioso! - respondió Amanda saltando.

- ¿Antes o después de ser presidenta? - preguntó Melissa arqueando una ceja, burlándose de ambos. Ellos dos se miraron, lanzando una pequeña sonrisa cómplice.

- ¿Por qué no ambos? - dijeron al unísono Amanda y Saeyoung, y ambos rieron a carcajadas.

Melissa las observaba en silencio. Aun llevaban el colgante que les había regalado de girasoles, y aun recordaban la canción que ella les cantaba. Terminaron alegremente la conversación, para que ellos iniciaran su día, y las pequeñas comenzaran a finalizarlo. Melissa suspiró con una sonrisa melancólica. Hubiese dado cualquier cosa por abrazarlas en ese momento.

Saeyoung la observó, y la acomodó contra su torso, dejando la computadora a un lado. Acarició lentamente sus brazos, sabiendo lo que ella pensaba.

- ¿Sabes? Creo que deberíamos tener hijos. - Ella acarició lentamente su cabello, sorprendida por lo que le pedía el pelirrojo.

- ¿Qué dices? Sabes que no puedo hacerlo. - un dejo de tristeza pasó por sus ojos, con una voz un poco quebrada.

- Bueno, me refería a adoptarlas. Serían nuestras hijas si las adoptamos, ¿no? Ellas se han negado a irse en estos tres años con cualquiera de sus posibles padres adoptivos, y se comunican todos los días contigo, es obvio que te esperan a ti. - Saeyoung le lanzó una sonrisa tierna, acariciando la espalda de su novia.

- No puedo Saeyoung, mi vida no es compatible con la de ellas. - intentó en vano convencerlo.

- ¿Pero y si lo fuera? No digo que te transformes en una madre abnegada, pero Mel, ya estás siendo una madre para ellas, pagándoles todo, hablándoles día a día, yendo a visitarlas cada vez que puedes, aconsejándolas, guiándolas. Ellas se han adaptado a ti, a este estilo particular de madre que eres. Además, también les tengo mucho cariño. Esto solo sería una firma y traerlas con nosotros. - continuó Saeyoung.

- Es mejor así. Ellas están a salvo allá. - intentó zanjar el tema, Melissa. Saeyoung suspiró. Quizás era demasiado temprano para hablar acerca de temas tan densos.

De sudor y ternura «Mystic Messenger» [Jumin/MC] [Parte I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora