✦• TataMang Adventures

Monthversary

Hoy era un día muy especial para Tata, ¿por qué se preguntarán? Simple, hoy era el mesiversario de Tata y Mang. Hace un mes que ambos pequeños se habían convertido en noviecitos y Tata no podía estar más emocionado.

Recordaba todos los buenos momentos que pasó con su amado Mang, las veces que este le daba fuerza para salir adelante cuando no entendía muy bien las costumbres de los terrícolas, las veces en que lo hacía explotar de amor con tan solo una sonrisa y morir las veces que le decía "te amo", o las veces en que pasaban tiempo juntos y su sola presencia era paz absoluta. El pequeño Tata, sonrojado a más no poder, decidió sorprende a su novio en su estudio, llevándole unos ricos churros para merendar, y una buena ración de besitos para el postre.

─ Oh mi amado Mang, te traje unos churritos, porque son dulces igual que tú.─ El mencionado no respondió.─ Mang, sé que estás ocupado pero por lo menos respóndeme...

Seguía sin pronunciar palabra alguna.─ ¿No me responderás? Bien, a los niños malos hay que castigarlos. ─ Sin pensarlo más, Tata empezó a repartir muchos besitos al rededor de todo el rostro de Mang; era su castigo por no haberle respondido, aunque para ambos no era ningún castigo.

─ Oh vaya, mi Mang esta durmiendo, se lo ve tan lindo~ Me pregunto si... así sería de bebé, Mang dijo que se perdió de pequeño y por mucho tiempo estuvo solo.─ el rostro de Tata parecía entristecerse.─ No me imagino cómo un ser tan chiquito y bonito pudo pasar tan mal momento...─ suspiró.─ No te preocupes Mang, desde ahora en adelante cuidaré de ti.

Se acercó al mencionado, estiró sus brazos y lo envolvió en un cálido abrazo.─ Te amo mucho mi dulce Mang.

Esas últimas palabras despertaron al pequeño de un sueño no muy agradable. Se encontraba perdido en el bosque, solo y sin voz, no sabía qué hacer o a dónde ir hasta que una suave luz roja proveniente del cielo lograron salvarlo.─ Yo conozco esa luz... es mi ser amado, ese es mi Tata.─ Pensó Mang.

─ Chu~ ─ Mang depositó un tierno beso en los labios de Tata, haciendo que este último se desmayara producto de la emoción.

─ ¡Aigoo! ¿Tata, estas bien? ¿Te golpeaste tu cabecita? Lo siento mucho mi amor, no fue mi intención.

─No te preocupes Mang, solo me sorprendiste. Creí que estabas durmiendo... ¡Mangsito! ¡Hoy es nuestro mesiversario! ¡Feliz mesiversario! Tu regalo soy yo, y unos churros aplastados...

El mencionado rio. ─ Tata, no tenías que molestarte, eres lo mejor que llegó a mi vida. Comamos los churros ¿sí? Pero antes debo curar tu cabecita, no quiero que sientas dolor jamás.

Y así terminó el día para ese par de tortolitos. Mang se aseguró de ponerle las benditas necesarias a su amado para que se sintiera mejor, tenía planeado consentirlo todo el día; mientras que Tata buscaba la boquita de su novio para darle de comer los churritos, seguían dulces, aunque algo aplastados por las pompas del menor. En fin, un mesiversario muy dulce y emotivo para ambos, sin duda esperaban por el siguiente, y por el siguiente, y por el siguiente...