𝐄𝐋 𝐀𝐍𝐆𝐄𝐋 𝐐𝐔𝐄 𝐁𝐀𝐈𝐋𝐎́ 𝐂𝐎𝐍 𝐄𝐋 𝐃𝐈𝐀𝐁𝐋𝐎 ;; sʜɪɢᴀᴅᴇᴋᴜ

Aϙᴜᴇʟ ᴀ́ɴɢᴇʟ ϙᴜᴇ ᴄᴏɴϙᴜɪsᴛᴏ́ ᴇsᴇ ғʀɪ́ᴏ ᴄᴏʀᴀᴢᴏ́ɴ.

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Hace tiempo existió una vez un hermoso y curioso ángel de cabellera verdosa el cual bajaba a la tierra de los humanos para espiarlos y aprender de ellos, pues era un ser muy curioso; su nombre era Izuku; él amaba su música, bailes y fiestas, ya que en el paraíso aquellas actividades mundanas estaban prohibidas.

Moría de ganas de participar en uno de esos festejos, pero al no poder ocultar sus alas, observaba aquel pueblo desde la oscuridad del bosque.

De esa manera, esperaba a que la música comenzará a sonar y bailaba en soledad entre medio de los árboles.

Un día fue descubierto por un demonio que también visitaba la tierra en busca de diversión, pero no era cualquier demonio, este era un príncipe, un diablo llamado Tomura de cabellera celeste y ojos carmín.

Al diablo le entretenía verlo bailar, le parecía gracioso y muy bello. Y como todo diablo era un maestro del engaño y por ende podía tomar la forma que él quisiese, así que se transformaba en diferentes animales para estar cerca sin que Izuku lo notase, hasta el momento en que decidió hacerse presente ante el ángel; le confesó que desde hace tiempo lo observaba en secreto y le causaba curiosidad su estancia en la tierra, preguntó que era lo que buscaba en ella, ya que, no era ningún secreto que las leyes de los ángeles eran mas rigurosas y tenían prohibido el contacto con los humanos, no como los demonios que podían hacer y deshacer a su gusto.

Él tímidamente respondió que amaba las fiestas que hacían pero al no poder participar en ninguna permanecía oculto allí para admirarlos de lejos.

Fue entonces cuando una idea cruzó la mente de Tomura.

- Yo puedo ir y venir entre los humanos, con mi magia logro cambiar mi apariencia. Si lo deseas puedo hacer lo mismo contigo -Propuso aquel ser de ojos carmín mientras lo miraba detenidamente.

- ¿Por qué me ayudarías?, ¿Qué esperas a cambio? -Desconfió él.

- Solo quiero que bailes conmigo, ¿Es mucho pedir?

Izuku no podía evitar dudar, desde pequeño le habían enseñado que no debía confiar en los demonios, que eran seres malos. Pero su deseo de poder participar en una de esas fiestas era tan grande que decidió aceptar su propuesta.

Así el diablo uso su magia, ocultó las alas de Izuku y cambió su color de cabello, luego hizo lo mismo sobre él para desaparecer sus cuernos y cambiar sus rasgos. Izuku estaba sorprendido, nunca había visto una habilidad así, definitivamente él debía ser una entidad poderosa.

Tomura tomó su mano y lo llevó hasta el pueblo, la ansiedad se iba haciendo cada vez más fuerte en el pecho del menor.

Al llegar pudo descubrir que aquella música provenía de una alegre taberna cuyos clientes siempre estaban dispuestos a celebrar. El chico esmeralda no podía ocultar el brillo en sus ojos y el demonio, galante, lo invitó a bailar.

- Pero... ¿Y si no puedo hacerlo bien?

- Sólo déjate llevar... -Le susurró Tomura mientras con el brazo derecho tomaba su cintura, y con la izquierda su delicada mano.

Decidió hacerle caso y se dejó guiar por aquel misterioso demonio que lo miraba con esos ojos carmín de forma seductora. Izuku no ocultaba su alegría, sus movimientos fluían perfectos con los de Tomura. No tardaron en llamar la atención, a la vista de todos, eran una joven pareja, ninguno de los presentes podía jamás imaginar que un ángel y un diablo bailaban en el medio de aquel salón.

Luego de ello, Tomura lo invitó a probar la comida y bebida hecha por los humanos, él se desenvolvía con total naturalidad entre ellos, dejando en claro que no era la primera vez que lo hacía.