¡𝐒𝐨𝐥𝐨 𝐄𝐫𝐚 𝐔𝐧 𝐂𝐚𝐣𝐞𝐫𝐨!~||❍︎𝐊𝐨𝐨𝐤𝐌𝐢𝐧

𝕮𝖆𝖕.12: 𝕾𝖊 𝕬𝖈𝖆𝖇𝖔́~

Hay ocasiones donde con simpleza los límites llegan, te olvidas de lo que te hace bien o si eso llegó hacerte sentir bien, y solamente, pones un alto a todo.

Jimin ya no podía, ni quería seguir llorando, así que se levantó de la cama, miró que las 6:00 A.M marcaban las agujas del reloj que yacía en la mesa de noche tras caminar hacia el baño, tratando de mantener la mente en neutro.

A los segundos de quitarse la única prenda que portaba, la cual era su ropa interior, se metió a la ducha no importándole que el agua estuviera fría; quería deshacerse del rastro de JungKook de su cuerpo, así que, con el nudo nuevamente puesto entre la garganta, empezó a enjabonarse y restregarse sin pizca de delicadeza cada espacio de la piel.

Lágrimas empezaron a descender sobre sus mejillas, perdiéndose mediante las gotas de agua. Le dolía el cruel cuestionamiento que empleaba su mente, sojuzgándole por caer tan bajo ante la obviedad finita que se encontraba desde el primer día que lo conoció.

¡Dios! Realmente, era consciente de que no se podía meter con alguien sin conocerle bien del todo, pero, ahora ya no podía solo desear devolver el tiempo y evitar esos encuentros, ya no podía siquiera detener haberse entregado en cuerpo y alma a un completo desconocido.

Aun su mente le repasaba aquella confundida mirada, la vista tan vacía, pues los ojos del azabache, carecían de emoción al decirle "no puedo", esa simple ojeada le dolió más que escuchar esas siete letras.

Salió de la ducha y, tras secarse se acercó al lavabo, agarró el cepillo de dientes y después de agregarle pasta dental se aproximó a tomar agua del grifo para proceder a cepillarse los dientes, sin embargo, paró la acción al mirarse en el espejo.

No podía creer lo que miraba, sintió lástima de sí mismo en ese instante. Sus ojos estaban rojos de tanto llanto, su cara levemente hinchada, y no evitó que unas pequeñas lágrimas cayeran al ver las marcas en su cuello.

Tomó un suspiro y continúo con su cepillado, por ahora trataría de dar vuelta a la siguiente página, ya no sería el chico frágil que se dejó gobernar sin peros, ya que, ese reflejo tan lamentable que observó en el espejo, no quería volver a verlo

Tras salir del baño se acercó al pequeño armario, buscó su ropa y después procedió a vestirse, sabía que la molestia en la cabeza, ese dolor inquietante era a causa de no haber podido dormir, pero no quería cerrar los ojos, sabiendo que su mente alzaría vuelo para recordar todos los momentos que pasó junto al pelinegro.

Estaba a unos cuantos pasos para salir de la habitación, hasta que su vista se fijó en la cama, por lo que, al ahogar un suspiro, se acercó y empezó agarrar las sábanas y fundas de las almohadas, llevando todo hacia el cesto de ropa sucia, donde luego de cerrar los ojos por un instante, agarró el cesto y salió de la habitación.

Mas ahogando un suspiro de frustración, empezó a levantar las prendas tiradas por el pequeño pasillo, sentía la garganta seca y, al llegar a la sala, no evitó que más lágrimas cayeran.

— ¡Ah!! — exclamó al ver el desastre que había; — será una larga mañana, Park Jimin, felicidades — dijo para sí mismo con notorio sarcasmo.

Y así pasó una hora con treinta minutos, ordenando todo dentro del pequeño departamento; ahora, se encontraba colocando nuevo cobertor en la cama y nuevas fundas en las almohadas. Segundos más tardes, una sonrisa cansina se asomó por sus labios, terminó de arreglar el dormitorito para después salir, sin embargo, los recuerdos de la noche anterior volvieron atacarle.

Se sentía tan estúpido por haber creído en cuentos románticos con " Anders Sean", pero ni con reprocharse, las cosas cambiarían de rumbo. Así que tan solo, trató de calmarse para después tomar su maletín y salir del departamento.