🍏 Capítulo VIII

381 55 43
                                    

┌───── ⋆⋅✿⋅⋆ ─────┐

           Capítulo VIII.

└───── ⋆⋅✿⋅⋆ ─────┘

Mi otra clase nueva fue un oasis de paz en comparación a la asignatura de comunicación, nada tenía que ver el que fuese buena en el idioma, sólo sentía que mi naturalidad regresaba al no estar bajo el escrutinio de esos ojos tan vibrantes.

Ya en el trabajo poseo un poco más de tranquilidad para aclarar mis ideas; gracias a que no debo andar por allí como una esponja procurando absorber todo dato que escuche o intentando prestar constante atención. 

Tenemos un evento en la tarde: para un cumpleaños alquilaron el ala de la piscina al igual que el mini bar durante cinco horas, así que esos lugares están "cerrados" al público por ese período de tiempo, cosa que no altera a los huéspedes, la mayoría de ellos no hacen uso constante de la zona húmeda del hostal. También, al estar cerrado el bar hasta las siete, piden servicio a la habitación. En esas estaba, llevando un par de botellas de whisky a uno de los cuartos cuando me sobresaltó el conteo regresivo de Level Up anunciándome una llamada entrante, esperé a entregar el pedido al hombre que lo requería, un señor de unos 45 años quien se quedaba con nosotros desde hacía una semana, era una persona muy amable, amaba leer al igual que mi hermano, de lo que de forma constante les escuchaba hablar cuando coincidían por la recepción o demás pasillos del lugar: nombres como katzenbach, Harris, King, Gong, Dostoievski y un sin fin de autores, que jamás había escuchado se filtraban en sus conversaciones. Yo estaba también familiarizada con la lectura, aunque, me centraba más en textos académicos debido a que mi carrera absorbía la mayor parte de mi tiempo "libre".

—Toma preciosa, este libro me lo pidió tu hermano ayer, puedes entregárselo por favor —él estaba en la puerta de su cuarto tendiéndome el objeto después de haber tomado las botellas de alcohol. No estaba segura de que fuese a consumir las dos, esperaba que no.

—Por supuesto, don Felipe. Le agradezco por él también.

—Es con gusto, mujer, puedes leerlo tú —suspiré.

—Mi carrera no me lo permite.

—Siempre hay tiempo para un buen libro, si te atrapa, ahí te quedas —objetó. Sonreí —. No te entretengo más, que tengas buen turno.

—Muchas gracias, estamos a sus servicios.

—Gracias a ti —di media vuelta, él cerró la puerta de forma sutil. Ojeé la tapa del libro, una frase me llamó la atención: "cómo algo tan malo puede hacernos sentir tan bien." «interesante», iba a abrirlo cuando volvió a sonar mi móvil.

—Hola amor, ¿Cómo estás? —hablé alegre.

—Cansado. ¿Cómo estás tú, princesa?

—Bien, Juli, en turno.

—¿Qué tal tus nuevas clases?

—Son... Normales, ya sabes, casi que no llego a la de seis, se me hizo algo tarde, debo ayudar al maestro por ello unos cuantos días, es fanático de la puntualidad —sentí un cosquilleo en el abdomen bajo al hablar de Marcos con mi pareja.

—¿Cómo que ayudar?

—Tampoco tengo idea de qué debo hacer.

—¿Es un viejito de esos verdes? —«ja, nada más lejos de aquello» —. Es Extraño. ¡Ay donde quiera meterle mano a lo que es mío! —me molestaba que hablase de mi como un objeto o que se las diese de Dios Griego vengativo.

—Oye, oye, no es tan extraño, muchos de mis compañeros trabajan para sus docentes, eso ayuda bastante al finalizar la carrera, al buscar un lugar para hacer la prácticas, o al conseguir cartas de recomendaciones que abren muchas puertas —se quedó callado un momento.

Siénteme ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora