Capítulo 9 "Yo...yo te amo"

668 31 7
                                    

Ha pasado una semana desde que me hice novia de Christian, la verdad esa palabra aún se me hace extraña. Debo admitir que Christian es muy buena persona, en el poco tiempo que llevamos hemos hecho muchísimas cosas, desde salir a caminar a un parque hasta ir a cine o cocinar juntos. No he hablado con Tom desde el día de la pelea, no ha vuelto a la escuela y la verdad me siento muy mal, pero no he tenido el valor de ir a su casa, pero ¿debería? Es decir, yo no fui quien golpeo a alguien sin aparente razón ¿tendría razones para hacerlo?, no creo, la verdad es que Christian es un muy buen chico.

El sonido de mi celular aleja esos pensamientos de mi cabeza, me levanto para atender pero ya han descolgado, bien, lo único que faltaba un mocoso fastidioso llamando a las 11:35p.m, deslicé mi dedo por la pantalla para desbloquear mi celular y me llevo una muy grata sorpresa, devuelvo la llamada y espero a que atiendan. Uno, dos y al tercer timbre me atienden.

 - ¿Hola? – pregunto.

 - Hola. – se escucha en susurro.

- Tomás, ¿te pasa algo? – cuestiono.

No responde y simplemente cuelga. Bien, eso ha sido bastante raro, ¿y si le pasó algo? ¿Qué tal sea culpa mía?, Joder, esos pensamientos me matan. Agarro un abrigo y unos jeans rotos junto con unas converse bajas negras, me visto. Ya lista para salir recuerdo que mi padre está en la casa y no puedo salir debido a que la entrada de la casa hace bastante ruido, subo de nuevo a mi cuarto abro la ventana, me asomo un poco y miro hacia abajo. ¡Gimnasia, no me falles! Suspiro y empiezo a bajar por la enredadera que está a un costado de mi ventana.

Ya en el suelo el frío de la noche me golpea fuerte y hace que me abrace a mí misma y empecé a caminar, pasaron ¿qué? ¿10 minutos? Y ya estaba enfrente de la casa de Tom suspiré y me acerqué a una ventana, creo que era la de la sala de estar, pero no podía estar muy segura ya que la casa se hallaba totalmente a oscuras,  para mi sorpresa la ventana estaba abierta y puede entrar fácilmente por allí. Ayudándome de las paredes llegue a lo que parecía ser ¿la cocina? Enciendo la luz y por poco me da un paro cardiaco.

-   ¿qué mierda haces ahí parado?, Estúpido. – Le riño.

- Cállate que la pregunta aquí es ¿qué haces tú en mí casa?

- Me colgaste sin decir más, quería saber si estabas bien… - le explico.

- Estoy bien, ahora, ¿puedes irte?

- No me voy a ir hasta que no me digas por qué haz faltado a la escuela, así que te escucho. – digo sentándome en la encimera y cruzándome de brazos.

- Yo no tengo que darte explicacio… - lo interrumpo.

- Sí, si tienes, soy tu mejor amiga ¿recuerdas?

- Yo sólo recuerdo que eres la novia de ese idiota.

- ¡OYE! – Le riño – Su nombre es Christian, y es tu amigo.

- No es mi amigo, y no debería ser tu novio, ¿qué no ves que solo te quiere en su cama?.

- Él no es así.

- ¿quieres saber por qué lo golpee?

Asentí  levemente y cuando menos pensé ya tenía la mano de Tom en mi mejilla acariciándola.

- Lo golpee porque me estaba ofreciendo hacer una apuesta… Si él se acostaba contigo yo le daría una cantidad de dinero ¿y sabes qué dije?, dije que no, porque tú me importas, porque sé que eres virgen y sé también que quieres que tu primera vez sea especial, pero, ¿qué hiciste tú?, te metiste en la boca del lobo, ¿por qué te fuiste con él? –preguntó.

- Yo…yo… tú lo golpeaste y no sabía por qué, no parecía ser malo, Tom, debiste decírmelo en vez de faltar a la escuela, me preocupé por ti. – dije en un susurro apenas audible.

- ¿qué vas a hacer? – preguntó.

- Le voy a terminar, te creo Tom, pero no fue muy listo esperar a contarme ¿no crees?

- ¿le quieres?

- Yo… supongo que sí, es decir, ha pasado poco tiempo pero sí.

- Bien… ¿y a mí, me quieres?

Sentí mis mejillas arder, ¡LO AMAS,  ESTÚPIDA! Decía mi subconsciente, claro que lo amo, pero, ¿se lo diré?

- Yo… yo, Tom…

- No hace falta que sigas – dijo alejándose de mi – no quiero oír esa respuesta.

- No, Tom, yo… yo te amo. – dije agachando mi cabeza para no ver su reacción.

Sentí sus pasos venir en mi dirección así que levanté la vista y lo vi, las esmeraldas que tenía como ojos brillaban como nunca, ya enfrente mío me levanto el mentón con su índice y me miró detalladamente por unos segundos que parecieron años, se relamió los labios a lo cual mordí mi labio inferior, el ambiente se sentía tenso. Bajó la vista a mis labios y me besó, fue un beso necesitado de ambas partes, los besos de él no los podía ni llegar a comparar con los de Christian.

El beso fue cambiando y ahora aparte de ser necesario y justo era caliente, muy caliente, ¿o yo tenía calor? No, fue una batalla de lenguas, enrosqué mis piernas en su cintura y él me levantó llevándome al sofá, me dejó delicadamente encima y me miró por unos segundos.

- Sabes que puedo parar cuando quieras ¿verdad? – Asentí.

Él sonrío de medio lado y siguió besándome, eran besos tiernos,  besó la comisura de mis labios, mis mejillas, pasó a mi mentón y fue bajando a mi cuello dejando pequeños mordiscos en el...

Enamorada de mi amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora