Bomboncito

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La lluvia no dejaba de caer en la ciudad mientras el sonido se mezclaba con los acordes de una guitarra que sonaba al ritmo de una nueva melodía que en aquel momento estaba componiendo Seiya Kou.


Tardes como aquella le daban el ambiente ideal para ayudarlo lo a encontrar la inspiración que necesitaba para terminar aquella canción. Sonrió al pensar que le faltaba poco para terminar de componer las canciones que formarían parte de su nuevo álbum musical.

—¿Qué haces, papá?

Seiya levantó la mirada de las cuerdas de la guitarra y sonrió al ver a la pequeña que lo miraba con curiosidad.

—Componiendo una nueva canción, Bomboncito.

Ella lo miro sorprendida, comprendiendo que se estaba abriendo un nuevo mundo ante sus ojos.

—¿Me la cantarás cuando esté lista?

—Claro, te prometo que serás la primera en escucharla cuando la termine —respondió él guiñándole un ojo—. Pensé que estabas ayudándole a mamá.

—Si, pero ella me dijo que viniera a ver que hacías. Dice que así no te darás cuenta de la sorpresa.

—Ya veo. ¿Y tú si me dirás de que se trata la sorpresa?

Bomboncito sonrió mientras agitaba la cabeza en forma negativa. No pensaba decir nada pese a que era obvio que si quería decirlo.

Seiya dejó su guitarra a un lado y tomó a la niña en sus brazos para sentarla en su regazo.

—¿De verdad no vas a decir nada, Bomboncito?

—No, no puedo.

—Vaya, si no le piensas decir nada a tu papá, quizás al monstruo de las cosquillas si.

Seiya le empezó a hacer cosquillas a Bomboncito en su estómago, haciendo que estallara en risas entre sus brazos. Él sonrió, el sonido de la risa de su hija era la más hermosa de las melodías.

—Dime, Bomboncito.

—¡No! —exclamo ella entre risas—. ¡Ya, por favor!

—¡Anda, dime!

—¡Papá, ya!

Seiya deposito un beso en su frente y la abrazo con fuerza.

—De acuerdo, no me digas cuál la sorpresa entonces. ¿Qué quieres que hagamos, Bomboncito?

—¿Podemos ir a jugar bajo la lluvia?

—Solo si vas por tu impermeable antes de que mamá se de cuenta.

La pequeña sonrió y salto del regazo de Seiya para hacer lo que le había pedido. Él salió de su estudio de trabajo, pero en vez de seguir a su hija, camino hacia la cocina, dónde escuchaba a su esposa ocupada.

—¿Bombón?

—¡No vengas! —exclamo ella rápidamente—. Aún no termino la sorpresa de cumpleaños.

—De acuerdo, me mantendré lejos entonces —respondió él preguntándose qué estaría preparando ella como sorpresa por su cumpleaños.

Camino hacia la sala en donde encontró a Bomboncito cubierta con un impermeable y usando sus botas para la lluvia.

—¿Lista?

—Si, papá.

Ambos salieron al patio, encontrándose con un cielo gris y la lluvia que parecía que duraría el resto de la tarde. Se colocaron en medio del patio, sintiendo el agua fría cubrirlos mientras extendían los brazos y alzaban el rostro hacia el cielo.

Se pusieron a bailar bajo la lluvia, girando y brincando sobre los charcos de agua entre risas. Bomboncito disfrutaba de aquellos momentos, sonriendo y mirando a su padre con una felicidad que llenaba de jubiló el corazón de Seiya.

La alegría de su hija era el mejor regalo que podía tener sin importar si era el cumpleaños de Seiya o no.

—¿Qué están haciendo? —exclamo Serena al verlos desde la entrada de la casa—. Entren, se están empapando.

—Solo estamos jugando, mamá —explico Bomboncito.

—Ven, Bombón —dijo Seiya tomándola de las manos y jalándola hacía él.

—Espera, Seiya.

Seiya la abrazo y busco sus labios para besarla mientras la lluvia también la empapaba a ella. Se perdió por un momento en la calidez de los labios de Serena, sintiendo una paz y plenitud que solo sentía con ella y su hija.

—Oigan, yo también quiero un abrazo.

La pareja volteó a ver a Bomboncito sonriendo, Seiya la alzó en sus brazos y junto con Serena llenaron las mejillas de la niña de besos.

—Entremos en la casa, sino nos vamos a resfriar —dijo Serena.

—¿Y ya podemos comer pastel? —pregunto con curiosidad Bomboncito.

—¡Bomboncito!

—¿Pastel? —inquirió Seiya—. ¿Esa es la sorpresa de cumpleaños?

—No preguntes de que es porque no te voy a decir, Seiya.

—De acuerdo. Pastel y estar con mis Bombones es lo que más me hace feliz.

Serena sonrió y lo beso con suavidad.

—Feliz cumpleaños, Seiya.

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