Capítulo 10 El extravío de María

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Lord Beckett al descubrir el escape exclamó:

-¡Te salvaste otra vez, Sparrow! Pero por el momento no me importa. Verás que no te necesito para librarme de ti.

A los 7 meses después de la salida, se presentó un hombre en la casa de tía Dalma.

Dalma abrió y no lo reconoció:

- ¿Qué hace aquí?

De momento notó que se trataba de Jack pero él le pidió bajar la voz.

-¿Dónde está María?-preguntó Sparrow.

-Adentro, deshaciéndose en dolores de parto. No ha dejado de llamarte ni un solo día desde que te fuiste.

-Así soy yo de inolvidable, tía Dalma- comentó en tono chusco.

Y corrió a buscarla oculto tras su capa.

Ella no lo reconocía, pero él bajando la capa, dejó que se vieran en la oscuridad sus dientes de oro.

Se abrazaron y Jack se quedó al nacimiento de su hijo.

Al día siguiente, Will los alcanzó y comentó:

- Aquí estoy para lo que necesiten.

Jack le dijo.

-Entonces acompáñanos, sé nuestro segundo testigo en nuestra boda. Voy a desposar a María por las leyes del océano- dijo Jack mirándola con mucho amor.

Jack y María se desposaron y él tuvo que marcharse de nuevo por órdenes del gobernador Swann.

Un mes después María dejó al cuidado de tía Dalma a Jeremy, pretendiendo regresar. Ella no quería que se fuera pero no pudo detenerla.

Will llegó después a buscarla, pero no la encontró. Tía Dalma le dijo:

- No pude detenerla, dijo que tenía que encontrar a Jack a como diera lugar.

Will se asustó y dijo:

- Tengo que encontrarla antes de que Beckett lo haga.

María deambulada por las calles de Port Royal, después de haber desembarcado de un puerto desconocido como polizón. Curiosamente un barco español llegaba y alguien la reconoció:

- María?

La voz era de un hombre llamado don Alonso de Guzmán, antiguo conocido de don Andrés Alvarez, pero también aliado de Beckett.

-¿Quién es usted?

- Soy un viejo amigo de tu padre, ven conmigo María cuéntame que ha pasado.

María lo puso al tanto de las cosas y él le brindó protección y le propuso llevarla a España. Ella rechazó la propuesta, diciéndole que tenía que regresar por su hijo y que tenía que arreglar algunos asuntos.

La llevó a la casa que tenía en Port Royal y ahí se quedó unos días.

Al día siguiente se entrevistaron Alonso y Beckett:

- Mi querido capitán don Alonso- saludó Beckett animosamente.

- Milord, que gusto volver a verlo. Le tengo agradables noticias. He encontrado a María.

- Perfecto, sabía que en cuanto le enviara mis saludos usted sabría lo que tendría que hacer.

- Pero, si me lo permite, deberé llevarla a España por protección.

Beckett se levantó molesto y dijo:

- No! eso no, debe quedarse aquí.

-Oh, no, milord. Para recoger su herencia debe estar o en la Nueva España o cerca de la corte de Fernando VII, así que si me lo permite voy a llevarla a la corte peninsular.

El Legendario SparrowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora