Capítulo 11 La llegada de Gualterius Dickttington

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Entre tanto paso el tiempo. María regresó al virreinato de la Nueva España, conoció familiares lejanos y don Alonso el brindaba la protección de un padre, aparentemente, hasta no lograr sus propósitos.

María seguía pensando en Jack y su mente no dejaba de viajar a su lado.

Jack quería vengarse de Beckett más que nunca y albergaba cierto rencor hacia María pero su amor por ella no moría y menos por el de su hijo.

La fortuna quiso que Will se enterara de que María no se había desposado con Beckett sino que se encontraba en la Nueva España y se lo hizo saber a Jack.

Él, entusiasmado pero sereno, respondió:

- Creo que es el momento, Will. Ahora sí conocerán la furia de Jack Sparrow y su renacimiento.

Y decidieron embarcarse lo más pronto posible a la Nueva España

Era un día soleado. Se habían propuesto en casa de María realizar un baile y una cena para festejar el compromiso de don Alonso con ella para fines del año. Serían invitados muchos nobles de la corte española y también de la inglesa debido a las amistades y tratos comerciales entre ambos reinos.

María seguía extrañando a Jack pero temía que estuviera muerto. Habían pasado dos años y aún tenía miedo. Sabía que don Alonso deseaba desposarla y estaba casi a punto de aceptar por conveniencia mas no por amor y eso la preocupaba y la angustiaba más.

Por fin llegó el día de la cena. Fue presentada a todos los convidados y saludó a quienes ya conocía. Y de momento se encontró frente a frente con lord Walterius Dickttington, que venía de Inglaterra, para celebrar. Tan sólo mirarlo María se quedó fría.

El saludó cortesmente:

- Mi lady, qué gusto de saludar a tan distinguida dama. A sus pies.

Ella, balbuciente, respondió:

- Gracias, milord, gusto en recibirlo.

El la miraba de una forma especial. Esa mirada le recordaba algo o a alguien a María y la intimidaba de manera particular.

Cuando tuvo la oportunidad lord Dickttington se acercó:

- Mi lady, no tenía el gusto de conocerla pero me ha impresionado su manera de ser.

- Gracias, milord, pero no es necesario molestarse. Bienvenido.

- Le reitero mi admiración, milady. Y dígame si no es indiscreción, confía usted lo suficiente en su prometido?

- Claro- respondió María- es un caballero respetable y un hombre de honor.

-Muy bien, y continuando, le ama usted?

Ella se confundió y respondió:

- Eso es algo que no tengo por qué responderle, milord y si me lo permite quede concluido su interrogatorio.

-Excúseme, madam.- contestó el lord. - Mi intención no era incomodarla, y si me lo permite puedo solicitarle un baile?

Ella respondió:

- Sí, milord, acepto.

Pasada la cena, comenzó el baile y lord Dickttington bailaba con María, ante los ojos condescendientes de don Alonso, que no sospechaba nada en particular.

- Si la hubiera conocido antes, no la habría dejado nunca, milady- comentó el lord mirando a María a los ojos.

- Hay quienes después de conocerme me habrían dejado, milord. Y no continúe o pensaré que me está haciendo la corte.

- Pues supone usted correctamente. Pero mi intención no es incomodarla así que cambiaré de tema.

- Se lo agradezco.

-Dígame, conoce usted Inglaterra?

- No - respondió ella pensando en Jack.

Seguía sufriendo y al terminar el baile se retiró un momento al pasillo y don Alonso le dijo:

- María, voy a despedir a los invitados y regreso para conversar.

- Sí, señor.

Mientras paseaba, atrás de ella se encontraba lord Dickttington:

- Milady, la esperaba.

Ella se acercó y le dijo en secreto:

- Milord, usted me compromete, qué hace aquí?

- Esperándola para aclarar algo, mi señora.

- Usted y yo no tenemos nada que aclarar. Me incomoda y me inquieta su presencia. No sé qué pretende pero le ruego que se retire antes de que llegue don Alonso.

- Ah, le preocupa lo que diga don Alonso...te preocupa lo de tu prometido, verdad?

Ahora veo que es verdad. Te casas con él y todo por conveniencia. Creí que eras diferente María.

Entonces le sonrió y su diente de oro se asomaba. María lo reconoció.

- Jack, por el cielo, estás vivo!! te extrañaba amor...

Ella quiso abrazarlo pero él la apartó.

- Así que vas a casarte con don Alonso. Me olvidaste y crees que voy a creerte aún más que me extrañaste? Eres tan falsa María...

- No Jack! yo no te he olvidado- contestó resuelta María- no sé qué sucedió. Sé que recibiste una carta pero yo no la escribí ni la redacté. Créeme, Jack, me amenazaron con la vida de Jeremy, entiéndeme. Acepté lo del compromiso, pensando que algo solucionaría, además pensé que estabas muerto como muchos lo decían. Pero no he dado mi última palabra. Además don Alonso me prometió protecció y hasta ahora lo había hecho, como un padre, él fue conocido de mi padre.

Por favor, Jack, tienes que confiar en mí.

Él lo dudaba aún y le dijo:

- Aunque no pueda creerte María, sábete que no te he olvidado y que si he vuelto es por ti, pero no por lo que crees, sino porque quiero vengarme de todo lo que me debe Beckett y no he de parar hasta acabar con sus influencias.

- Dime, cómo llegaste aquí? Qué ha pasado con Will y los otros?

En ese momento se acercaba don Alonso y el lord se retiró en la penumbra, dejando a María un tanto tranquila por su llegada pero angustiada porque él no creía en su inocencia...

El Legendario SparrowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora