los personajes no me pertenecen son creación de Kishimoto yo solo los utilizo para darle vida a esta historia
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-Sakura, prométeme que todo estará bien-su voz comenzó a quebrarse estaba desesperado jamás creyó que algo así les pudiera suceder.
-Te lo prometo-Sakura cambio su mirada perdida, por una decidida no podía dejar que sus sentimientos gobernaran su ser, tenía que dar lo mejor de sí, para así ayudar a aquella peliazul. .
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Sai camino a paso lento todo el pasillo, pudo ver la delicada figura de su adorada Hinata.
-Sai, por favor dime qué sucederá ahora- se mordió los labios ligeramente, pues no debía decir nada, Sakura se lo había hecho jurar pero debido a su personalidad tan sincera no estaba seguro de cumplirla.
-Hina...-estuvo apuntó de soltar aquella información, pero por gracia del cielo, una enferma entro.
-Hyuga Hinata ¿verdad?-la joven enfermera comenzó a realizar su trabajo, poniendo el suero, realizando un monitoreo hacia el bebé, siempre con una enorme sonrisa, tratando así de aliviar la angustia que reflejaba la pareja.
-No tienes por qué preocuparte, las cosas sucederán de la mejor manera- la visión de su joven esposa lo hizo estrujar el corazón de tener que decidir estaba seguro que apostaría todo por su amada.
Después de que la enfermera los dejos solos, Hinata camino varios pasos para así calmar su angustia, se detuvo hasta que un dolor fuerte le atacó el vientre, respiro profundo varias veces para soportarlo, pero dos minutos después otra punzada le atacó sin misericordia.
Sai quien era un simple espectador llamo a Sakura, Después de unos minutos llegaron hasta el quirófano colocándola en otra camilla, después de aplicar un poco anestesia todo el proceso comenzó.
En toda esa confusión de enfermeras y médicos ninjas que iban y venían a su alrededor, busco con desesperación al hombre que la había metido en todo eso, lo amaba más que a su vida pero en estos momentos cuando el dolor y el temor se apoderaban de su ser, deseaba poder castrarlo con sus propias manos.
Pero en cuanto lo vio, parado a un costado tratando de sostener su mirada asustado, en cuanto sus perlas hicieron contacto con sus orbes una gentil sonrisa, se formaba y así terminaba su intento por terminar con su hombría.
En esos momentos necesitaba su apoyo, necesitaba que tomara su mano. Fue entonces que sintió como la estrechaban y aquello la dejo sin aliento, pues ahí, tomando su mano estaba su madre Hanna Hyuga, tal como la recordaba sonriéndole con ternura.
