Enamórandote [Raura] #2

Capítulo Ocho

—¡Tan hermosa! maldita sea, ¿por qué?,¿por qué me dejaste cuando sabías que dejarías en blanco mi mente?, Laura...nunca quise hacerte daño, y si lo hice quiero que me respondas: ¿qué fue lo que te hice?,quiero arreglarlo todo, no quiero ser el idiota que anda por ahí arrastrándose por haber perdido a la chica que ama.

—Eres un cursi.—dijo y se agarró de mi chaqueta, estaba poniéndome a mil y la tenía dura...—Por más que intente alejarme de ti, tu no puedes intentar nada, y ahora que seré mayor de edad podré hacer lo que sea contigo...—estaba que la metía en algún cuarto de esta maldita casa y le quitaba su vestido...una cosa más y no dudaría en hacerlo.—Y tú lo que sea conmigo...—ya estaba. Estaba listo, ella no se detendría y yo no me detendría jamás.

La tomé de la boca en una fracción de segundos, su boca era especial, y encajaba perfecta con la mía, me dejó camino libre para entrar a ella y mi lengua traspasó por encima de la suya y a moverlas frenéticamente al compás de lo que era la música para nosotros, tocaba su espalda con mis manos calientes pasando las yemas de mis dedos por todos los lados, ella jadeó en mi boca y busqué el cierre del vestido, ella me llevó a otro mundo.

Me tomó de la mano y rió, luego tocó una puerta y cómo no habría, intenté con otra y logramos abrirla, la cerré y ella me esperó parada ahí en la chimenea que estaba apagada, la tomé en brazos y la dejé en  el sillón que se apartaba en el lugar. Choqué su sexo con mi pene y gemí al sentir su piel mojada.

Bajé mis manos por su cuerpo y besé su boca con rápidas mordidas en el labio inferior,  estaba ardiente y yo la ayudaría. Ella apoyó su mentón en mi hombro y deslicé mi mano hasta llegar a sus bragas, levanté su vestido lo más rápido hasta dejarlo en su cintura y metí mi mano dentro de las bragas, toqué su clítoris y ella expulsó un fuerte gemido, se apoyó en la cabecera del sillón, se agarró bien fuerte y masajeé su clítoris mientras ella se arqueaba.

Agarré su boca con la mía y nos besamos, me separé de ella para agarra un seno con mi mano disponible, mientras acariciaba su clítoris, sus gemidos eran música para mis oídos,  arqueó más la espalda y me dio acceso a su cuello, lamí su cuello y mordisqué su hombro casi completamente desnudo, mientras pellizcaba su pezón.

Dejé de atormentar a su pezón y me sujeté del sillón para acariciar con mayor precisión su clítoris hambriento, ella volvió otra vez a arquearse y dio un fuerte gemido, se agarró de mi cuello y sentí sus jadeos en mi cuello, solté un gemido de excitación. Ella bajó sus manos hasta mis hombros, por mis brazos y llegó a mi espalda baja, rasguñó mi espalda y yo apreté de nuevo en su clítoris.

Ella iba a gritar, yo la besé de nuevo y explotó en un excitante gemido y su orgasmo...Mordí su mentón y ella jadeaba, estaba algo agotada, pero dispuesta, seguía húmeda y eso seguía poniéndomela dura, ella miró levantarme, pero me tomó de la camisa y me dejé llevar por ella.

Me dejó en el sillón otra vez y bajó la cremallera de mis pantalones, remojé mis labios, me bajó los bóxers y su ágil boca atacó mi erección y yo solté un gemido de impresionante gran placer. Lamió mi pene, se lo metió todo a la boca después de acostumbrarse y yo agarré su cabello y levanté.

—Oh, nena...

Llevé mi cabeza hacia atrás y luego la levanté para ver cómo metía mi pene en su boca y me miraba a los ojos devorándome con ellos, gemí y subió una de sus manos y tocó mi abdomen, tomé su mano con la mía y ella hizo movimientos más rápidos con su boca, arriba y abajo.

—Mmm...

Laura tomó mis testículos con su mano y ayudó a su boca con su otra mano, me quería dar más placer del que estaba ofreciéndome y me estaba dando exactamente lo que había deseado estos doce días de maldito infierno. Su mano jugueteó con mis testículos y debía avisarle...