Capítulo 21

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Me recuesto en la cama con el teléfono pegado a mi rostro, esperando alguna señal de Nicholas. Esto es demasiado, más que demasiado. Una amenaza, una maldita amenaza en la que mi cuello estaba de por medio. Necesitará una buena explicación, algo lo bastante lógico para que le crea, porque sí, ya estoy perdiendo la confianza en él.

La puerta principal se abre y mi cuerpo entra en un solo temblor. La rabia se comienza a apoderar de mí, porque siempre me ha hecho tonta, nunca ha sido del todo sincero con la mujer a la que ama. Le he entregado mi corazón cuando todavía estaba herido, y él decide pagarme con secretos y medias verdades.

Me levanto del colchón como un resorte cuando siento sus pasos acercándose a la habitación. Cuando lo veo entrar siento el corazón se me cae en un profundo pozo de espinas. Tiene toda la cara magullada y la camisa rasgada y empolvada.

-¿Qué es lo que te ha pasado? -le pregunto evadiendo las amenazas que se están formando en mi mente. No me gusta el aspecto en el que se encuentra.

Nick cae en el colchón sin decir una palabra y se comienza a desabotonar la camisa. Me detengo a su lado y le miro a los ojos, los tiene vacíos y sin brillo, hinchados por los golpes.

-¿Por qué no me respondes? -inquiero con los ojos humedecidos, con el dolor clavado en el pecho.

Dirige su mirada hacia mí y una lágrima se desprende de uno de sus ojos, descendiendo lentamente por su mejilla magullada. Un instante después me dice con la voz grave:

-Soy un monstruo, Anna.

Le tomo la mano y aunque intento no hacerlo, comienzo a llorar. Nada puede ser peor que verle todo golpeado y desdeñado, diciendo ese tipo de cosas. Demonios, es el hombre al que amo y con quien deseo tener un futuro.

-No, Nick. No eres un monstruo, solo has cometido errores -le digo y beso la palma de su mano.

Se pone una mano encima de su pecho desnudo y solloza por un instante. Después traslada su mano hasta mi mejilla y temblorosamente me acaricia, diciéndome:

-No quiero que te pase nada. Por mi culpa estás en peligro, cariño, soy un monstruo por ponerte en peligro.

Le abrazo y gime de dolor. Rápidamente me incorporo con miedo de haberle lastimado. Retiro su camisa por completo y pongo en evidencia unos terribles verdugones que se esparcen por su torso.

-¿Quién te ha hecho esto? -le pregunto alarmada.

-No importa quién me lo haya hecho, Anna. Ya el daño hecho está y no puedo hacer nada -dice y gruñe un poco cuando poso mi mano sobre una de sus terribles marcas.

Me levanto despacio de la cama y abro la maleta en la que tengo perfectamente acomodada mi ropa. Tomo unos vaqueros, una blusa desmangada y las deportivas que usaba para ir a Johnʼs. Me visto rápidamente y me hago un moño simple.

-¿A dónde vas? -me pregunta Nick cuando tomo las llaves del auto que alquiló cuando llegamos a L. A.

-Necesito conseguir algo con que curarte esas heridas, voy a la farmacia -le digo y lo beso en los labios.

* * *

Vuelvo de la farmacia con desinfectante, alcohol, unas vendas y algodón para aminorar el sangrado que tiene en el abdomen. Los hijos de puta le han hecho mucho daño, le dejaron cortadas profundas y cardenales en cada maldito espacio de su cuerpo.

Obligo a Nick a que se dé una ducha, y cuando termina de ducharse le ordeno que se acueste en la cama. Tomo el botiquín y saco lo que he comprado en la farmacia. Comienzo a curarle las heridas que se extienden por su abdomen y pecho, él gruñe despavorido cuando le unto alcohol, pero logro acallarlo y termino de curarle y vendarle el torso completo para contener la sangre.

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