8 | GÉMINIS

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Las manos de Reven estaban manchadas de sangre, mientras trataba ayudar a sus compañeros limpiando las heridas de las balas en sus brazos. Con cuidado pasaba la gaza blanca con el desinfectante por la herida de Serjay sobre du brazo, mientras este chillaba y siseaba del dolor. Reven no se inmutaba ante los quejidos adoloridos de su compañero, a su lado había una enfermera que estaba tratando la otra herida con cuidado. Los ojos de ella estaban enfocados en el pequeño orificio del brazo, rodeado por sangre líquido y seca a su alrededor, no se atrevía a observar con atención la herida en sí misma por la extraña sensación de pánico que le daba. Sus oídos captaban desde muy lejos los sonidos de la ambulancia en la que estaban que se dirigía con rapidez hacia el hospital más cercano a la zona para poder atender a todos los agentes heridos.

Observó al doctor de cabello negro llevarse con velocidad y prisa a Serjay sobre una camilla en tanto la ambulancia se detenía frente a las puertas de cristales. Sus sentidos parecían adormecidos, como si hubiese tomado alguna medicación y su mente estuviese desconectada del mundo en el que estaba. Sus ojos percibían el lugar donde estaba, sus oídos obtenían el sonido y ruido del entorno a su alrededor, su piel sentía la temperatura y textura del traje GEOS; sin embargo su cerebro no era capaz de procesar esa información de manera adecuada, como si estuviese saturado de lo mismo. Sus ojos miraban a su alrededor como si estuviese extraviada en el lugar donde se encontraba—el cual era la entrada de hospital—. Veía a civiles salir y entrar por las puertas de vidrio pesadas, personas que eran dadas de alta y curadas saliendo con ayuda de sus conocidos para finalmente volver a la ciudad.

—Reven, ¿Estás bien? —volteó la mirada hacia la voz que sonó demasiado lejos de sí para tenerlo a unos cuantos pasos. 

Sus ojos notaron como la imagen se nublaba por unos cuantos segundos, igual a un espejo y el vapor. Llevó su mano hacia su nariz al sentir un líquido escurrirse, pasó su dedo índice por el surco subnasal y dejó ver sus dedos notando el rojo carmesí de la sangre que, de pronto, comenzaba a salir por su nariz. Su mente parecía elevarse cada vez más y más, tanto que la sensación de estar sobre sus dos pies no era perceptible, sentía que flotaba en su lugar al igual que su mente comenzaba a girar alrededor de ella, mareándose.

—¿Re... Reven? ¡Reven!

Sus ojos de pronto captaron un manto negro. Sus párpados se cerraron de manera casi imprevista para ella, y sus piernas le fallaron casi al momento que sus ojos se cerraron. El sonido que percibía lejano ahora ni siquiera podía escucharlo, a cambio solamente podía percibir un extraño silencio y paz al mismo tiempo. Algo que su mente y ella nunca sentían pues, al igual que una persona con Ansiedad, trabajaba constantemente con miles de pensamientos. No había momento donde su mente estuviese en silencio y la voz que habitaba en ese lugar se callara. Le parecía extraño pero era enormemente grato oír solo silencio, nada más que el silencio. Le gustaba.

𝑮𝑬𝑴𝑰𝑵𝑰𝑺 ( 𝘎𝘳𝘦𝘤𝘰 𝘙𝘰𝘥𝘳í𝘨𝘶𝘦𝘻 )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora