El Día Después

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____________Día 112__________

Aquella primera Sesión de quimioterapia no resultó después de todo agotadora.

Despertar en casa de Dom, por primera vez y no en mi guardia secreta fue para mí, como haber perdido una fracción de mí.

Tenía que resignarme que así serían mis días de ahora en adelante, ya no podría ser autosuficiente después de todo, ya que necesitaba estar monitoriada las veinticuatro horas del días.

Al sentirme con fuerzas aún, decidí ir a mi pequeña guarida en aquella acrópolis a recoger mis pertenencias y despedirme de mi pequeño lugar gótico-mágico.

Tome las llaves de una motoneta que Dom tenía en la cochera de su casa para llegar aquel lugar.

No percate que alguien me miraba en las afueras de la casa de Dom,  seguí mi camino, sin percatar que a unos metros aquella presencia seguía cada rodada, hasta llegar a las afueras de aquel resintió en ruinas, siguiendo mis pasos hasta el interior.

Al entrar, aquel lugar se sentía frío, la nostalgia me invadía al levantar cada una de mis pertenencias, que eran pocas, algunas lágrimas brotaron sin control.

Inicie antes de tiempo a despedirme de mi vida sobre esta superficie.

Tocaron la puerta, mientras metía algunas prendas de ropa en una de las bolsas que llevaba conmigo.

— ¿Que haces aquí? —pregunte—angustiada.

—Quería asegurarme que todo estuviera bien ¿con que aquí es el lugar donde vives¿—pregunto Patrick—tomando una de las prendas que estaban en suelo para dirigirse hacia mí y meterla a la bolsa.

—Vivía, a partir de hoy, mi nuevo hogar es en los suburbios en casa del fúnebre de Dom¿Porqué me seguiste sin decirme algo? ¿Qué esperabas encontrar? —argumente.

—Solo quería asesorarme que pudieras hacer tus cosas bien, recuerda ha pasado un día de tu primera sesión de quimioterapia—respondió.

—No tienes porque preocuparte.

—Solo, deja de decir que puede o no puede hacer uno por ti, para evitar nuestro sufrimiento, por favor.

—Vaya creo que alguien después de todo no está de humor para soportar mi mal genio.

—Recuerda que no todo gira al rededor de ti, también tenemos problemas, enfermedades y aún así elegimos quien queremos nos cause un dolor extra.—mencionó—perdiendo la calma.

La mayor parte de mi vida he pasado alejando a las personas que más me importan, que ahora no se como dejarlo ir antes de que sea yo la que no quiera irse, pero el cáncer ya había comprado mi vuelo directo al infinito y más allá.

Por aquella conversación que se había tornado tensa, me arrojé a la cama sin poder evitar llorar un poco.

Es agotador tratar de protejer a todos los que te importan al sentimiento del dolor, que la carga se vuelve inmensa, llena de intriga.

—Anticipar la pérdida, no te servirá de nada Jazz, no puedes librar a las personas de decidir si desean ser presas del dolor, cada quien es responsable de su vida—respondio—Patrick, sentándose al filo de aquel desgastado colchón, mismo como se encontraban mis energías.

—Aún faltan seis días para tu segunda sesión.

—No me lo recuerdes.

—¿Que tal si hacemos aquel viaje que tanto deseás? —preguntó—mientras se colocaba arriba de mí.

Era tanta su insistencia que cedí, sabía que mis fuerzas disminuirian de manera drástica, así que acepté.

Terminamos de colocar mis perteneciencias de aquel refugio, en las bolsas, es increíble como toda mi vida cabía en aquellas bolsas.

colocamos aquellas luces de navidad  que daban calidez al lugar arriba de nuestras prendas de vestir, sujetando nuestros cuerpos, alumbrandolos por algunos minutos, siendo pequeñas constelaciones perdidas en una enorme galaxia.

No sabía cómo molestarme con el, pareciera conocer cada parte de mi vida, previamente

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No sabía cómo molestarme con el, pareciera conocer cada parte de mi vida, previamente.

Sabía que algunas cosas serían fácil es de olvidar y dejar, inclusive no extrañar, pero el se sujeto tan fuerte dentro de mis ilusiones pérdida que ahora no se como poder superarlo.

Salimos de aquel lugar, esperando no llegara la acaudalada y ridícula visita de Tezli arruinando todo, afortunadamente no fue así.

Llevamos aquellas bolsas a una camioneta soreto Kia de color negro, el chico de recursos moderados se estaba esfumado ante mis ojos, era cuestión de días para que todo cambiará de manera drástica en la línea del tiempo de Patrick y su extrovertida vida a la que ahora estaba más involucrada.

Fue doloroso dejar atrás aquella acrópolis, pero era necesario avanzar.

Al llegar a los suburbios Faustus, se encontraba fuera con una pequeña rejilla de madera que contenía jugos, postres y bocadillos saludable, con un girasol pequeño, sujetando una nota.

Pará la vampira gótica más necia y torpe, pero que amamos inmensamente.

Baje de aquella motocicleta, mientras Patrick bajaba las bolsas de la cajuela de su camioneta, dirigiéndome hacia Faustus, que estaba con su ridícula sonrisa, mientras se mostraba apenado por no poder estar conmigo en el hospital.

—Lo siento, no pude asistir, había mucho trabajo en la funeraria...

—Entiendo no te preocupes, estas aquí, ahora, es lo que cuenta—respondí —sujetando aquellos bocadillos, sin poder evitar darle un golpe ligero en su hombro.

Terminamos aquel día en disfrutando de un vino y bocadillos de aquella rejilla, para hacer sentir mejor a Faustus bebí aquellos escalofriantes y asquerosos jugos milagrosos para tranquilizarlo.

Jamás se había visto en las afueras de aquella mansion a tres individuos disfrutando de una tarde soleada, junto a un césped brillante y nutrido, vivir el ahora.

Mí llegada a la vida de Dom, fue un nuevo comienzo que después de todo, sería momentáneo pero significativo.

Solo por si algún día llegas a leer esto viejo gruñó quiero que sepas que siempre te cuidare y buscaré la forma de atormentarte en aquella funeraria.

Gracias por ser lo más valioso e incondicional, para mí en estos momentos.

Te quiero por siempre Jazz.

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