Fui al baño y me hice un poco más presentable antes de ir a la habitación de Violetta. Toqué la puerta.
"¡Entrá!" llamó. Abrí la puerta y le ví en el piano. Ella me sonrío pero estaba honestamente muy cansada para hacerlo. Seguramente lo percibió, porque su expresión pasó de alegre para preocupada.
"¿Estás bien?" me cuestionó.
"Hablaste con mi mamá." la contesté sentando en la cama.
Ella empezó a mirar hacia sus pies para evitar mi mirada. Nunca le hago eso, pero esta vez, estaba realmente enojada.
"Angie, perdonáme, pero estaba preocupada por vos. No has comido correctamente hace mucho y estás siempre muy cansada, muy flaca." dijo, a punto de llorar. "Tenía que contar a alguien y no sabía a quien más hacerlo. Además, ella es tu mamá, pensé que iba a poner ayudarte."
Cerré los ojos y traté de contener las lágrimas. Violetta vino hacia a mí y me abrazó fuerte. Me acosté aún con los ojos cerrados y Vilu abrazándome, podía sentir el latido de su corazón, que me tranquilizó. Empecé a sentir que no recordaba más nada. Dormí.
~~~Corte de Tiempo~~~
Desperté en mi cama. Un minuto, ¿¡no estaba en la habitación de Violetta?! Senté en la punta de la cama, confundida y di un pequeño grito cuando vi German de pie en la puerta. Él se acercó y sentó a mi lado en la cama.
"¿Cómo llegué acá?" pregunté, confusa. "¡Pensé que estaba en la habitación de Vilu!"
Él río.
"Dormiste en la cama de Violetta y ella me pidió que te llevara para tu cuarto." explicó. "Ella no quería que yo te despertara porque dijo que estabas muy cansada."
Asiento con la cabeza y vuelvo a caer en la cama.
"¿Hace cuanto estás en la puerta?" cuestioné un poco preocupada y molesta. ¡Espero que no estuviera allá hasta ahora!
"Solo entré ahora, quería ver se aún estabas durmiendo." respondió sonriendo.
"Has estado durmiendo por más o menos 3 horas. Ya es tarde. Son unas... 2:00." dijo, contestando mis próximas preguntas.
Aparté la manta y salí de la cama. Estaba un poco inestable y casi caí. Casi porque German se levantó y corrió a sostenerme antes.
"Gracias." murmuré.
Él me cogió de la mano y me puso cerca.
"¿Cuando fue la última vez que comiste algo?" cuestionó preocupado.
"Eh..." dije disfrazando.
Negó con la cabeza y me "arrastró" por la puerta.
"¿Adónde estamos yendo?" pregunté.
"A la cocina." él dijo trayéndome en la escalera. "¡Voy por algo para vos!"
No tenía ganas de quejarme, entonces lo seguí hacia a la cocina y me senté en una silla. Él comenzó a hacerme un sandwich, pero sinceramente no tenía hambre.
"German, no tengo mucha hambre ahora, tal ves voy a comer algo más tarde." dije levantándome. Él me volvió a sentar.
"No, ¡no!" dijo sonriendo y puso una mano en mi hombro. "Vás a comer ese riquísimo sandwich que hice especialmente para vos y que me costó hacer, ¡seguro te va a gustar!"
Asentí y miré el sandwich simplemente buscando por alguna excusa para no comerlo.
"Yo... Eh, yo soy... Eh... Alérgica a la mayonesa. Si, eso." dije. El me miró con cara de que no estaba convencido. Empecé a comer y cuando terminé él me sonrío. También lo hice y, para mi sorpresa, realmente me sentí un poco mejor. Agradecí a German y fui en dirección a mi habitación, pero el puso su mano en mi hombro.
"Angie, ¿cuando fue la última vez que comiste bien? Y por favor, sea sincera." él dijo, mirándome fijamente.
Pensé por un momento.
"¿Dos o tres semanas? No mucho más que eso." respondí lo más honestamente posible. Esperé para oír el sermón que estaba segura que él iba a darme, pero sorprendentemente, se limitó a asentir.
"¿Porque no estás comiendo?" me cuestionó.
Me encogí de hombros. No podía decir la verdad, ¿iba a hacerlo? Mira, es porque quizás quererte tanto pero estar lejos tuyo me hace tan mal que no siento ganas ni de comer. Es un tipo de depresión eh. Voy a decirle eso, ¿si? No. Por supuesto que no. No puedo hacerlo. No. Todavía me quedaba esperanza que yo estuviera en aquella fase de enamorarme de cada hombre que miro, pero me parece que German es el único que logró llegar a mi corazón. Lo que yo había que evitar, obvio. De repente, German me envolvió en sus brazos. Me dejé llevar y cerré los ojos. Eso tendría que estar mal, pero no. Estuvo... bien. Como si realmente tuviera que pasar.
"¿Porque me estás abrazando?" murmuré.
"Tenías cara de que necesitabas un abrazo."
No me iba a ayudar mucho, pero sonreí. Nos quedamos así por mucho tiempo, y siendo sincera, no quería que parara. Pero un rato después, él se alejó y la realidad salió a la luz. Por lo que veo, todos están en la cocina "ocupados con eso y aquello..." para no decir que nos estaban espiando. Pero simplemente, me senté en la silla con la mayor sonrisa del mundo, reviviendo aquel perfecto momento en mi cabeza.