Frank aún no quería que Alex hiciera movimientos muy bruscos, le preocupaba que su herida en la espalda se abriera, o que de pronto se sintiese mal y se desmayase. Realmente quería cuidar de él, pero quedarse todo el día recostado no estaba en los planes de Alex, a él le gustaba hacer cosas, le costaba trabajo quedarse quieto, y ya lo había conseguido el día anterior, cuando Frank casi le imploró que tomara reposo.
Por eso, Frank se encargó de mantenerlo distraído durante el día, para que no le ocurriera nada. En la mañana le cambió las vendas.
-¿Te has sentido bien? –Preguntó mientras desataba las vendas de Alex.
-Sí, he tenido un par de mareos pero todo bien –Respondió.
-Cualquier cosa me avisas ¿De acuerdo? –Ordenó, mientras tomaba las muñecas del menor y las colocaba sobre sus hombros para tener el torso de Alex libre y poder quitar sus vendas, Alex se sonrojó levemente.
-Venga tío, te preocupas mucho –Dijo desviando la mirada.
-Claro que me preocupo, eres el chico más perfecto que he visto, no quiero que te pase algo malo –Dejó las vendas viejas sobre la mesa y comenzó a rodear el torso de Alex con vendas nuevas, pero eso no le evitó restarle atención a las mejillas de Alex tornándose rojizas.
-Deja de decir eso –Frunció el ceño, pero en realidad se había puesto nervioso.
-¿Por qué pequeño? –Preguntó tranquilo- Es la verdad.
-No soy perfecto, ni cerca estoy –Frank ató la venda, terminando el trabajo, pero no se despegó del menor, en realidad ubicó sus manos en su cintura y lo apegó un poco más a su cuerpo.
-Lo eres, en mis ojos lo eres, y me encantaría poder serlo para ti.
Alex levantó la mirada, vio los brillantes ojos de Frank llenos de ilusión, mientras él se preguntaba qué había visto en él como para estar tan enamorado. Alex tenía esa sensación cálida en su pecho y aquella extraña en su estómago, y concluyó que Frank sí se estaba robando su corazoncito, pues con él se sentía como adolescente hormonal, con él se sentía débil y al mismo tiempo invencible. Decidió que podía entregarse a Frank pues, por poco de haberlo conocido, era la persona que su corazón realmente esperaba.
Sonrió sin dejar de mirarlo a los ojos, y acarició el cabello del mayor. Frank se sorprendió, realmente le gustaban los momentos en los que Alex dejaba de lado sus nervios.
-Creo que sí lo eres.
Frank sonrió y no perdió más tiempo, encorvó su espalda para alcanzar los labios de su chico y lo besó con lentitud. Estaba muy enamorado de Alex, pero aumentaba con cada nueva cosa que descubría de él, como lo eran sus besos.
Se tuvieron entre sus brazos un buen rato, pero no fueron a más, aún no. Los nervios de Alex volvieron en poco tiempo, pero pudo controlarlos un rato, de igual forma se separaron.
Luego Frank le mostró a Alex lo que había hecho con la puerta.
-He hecho una puerta que se abre con tarjeta, con esta de aquí –Dijo mostrándole la tarjeta-, ahora puedes salir y entrar sin necesitarme, pero cuando tenga que salir, esta tarjeta me la llevo yo.
-¿Tan terrible es lo que hay afuera?
-Prometo contártelo algún día –Sonrió-, ahora ten la tarjeta.
-Gracias Paco –Alex sonrió y Frank soltó una risa por el apodo.
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Forastero | Staxxby en Karmaland
Hayran KurguTodos viven felices en la comodidad del pueblo de Karmaland, cada habitante convive plenamente con sus vecinos bajo la protección de los dioses, claro que con algunas travesuras de por medio pero sin problema alguno a final de cuentas. Todos prosper...