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Prólogo.

EL CIELO CUBIERTO DE ESPESAS NUBES GRISES y tintado de un color gris plomizo, gritaban lo enojado que se encontraba el cielo. Las gotas de lluvia caían libremente por todo su cuerpo, empapándolo por completo. Como todo, no le importó. Estaba demasiado enfocado en el dolor asfixiante de su pecho o de la sangre corriendo por sus nudillos, manchando el suelo.

Quería enfocarse en ello, prefería sentir el ardor, el dolor físico.

Mientras, se podía apreciar como las lágrimas brotaban de sus ojos cual riachuelo y se deslizaban libremente por sus mejillas, aunque ya no sabía si eran lágrimas o eran gotas de lluvia. Sentía que le habían quitado el alma, una parte de sí que ya no podría repararse ni mucho menos regresar. Y es que aún no podía entender cómo fue capaz de hacer algo así, siempre la vio tan alegre, tan llena de vida. Podía recordar su hermosa sonrisa o el resonar de su risa contagiosa, melódica para sus oídos.

Y le dolía.

Ardía en su piel, en su pecho, la culpa quemaba en su interior. ¿Por qué ella había decidido terminar con todo de esa forma?

Ahora lo único que le quedaba de ella, eran sus cartas. Aquellas que escribió únicamente para él y, que no puede mostrarle a nadie más. Esas en las que están aquellos pensamientos que se guardaba para sí misma, la razón por la cuál lo hizo. Por la que se quitó la vida.

Esas notas que debe leer y analizar palabra por palabra.

Las notas de Ainhoa.

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⏰ Última actualización: Mar 30, 2022 ⏰

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