JJBA Ships ♥

Bonita🐞🦋(GioLyne)

⚠️Advertencia: Ninguna

Universo alterno ajeno a los acontecimientos de la obra canónica, por lo que algunas edades serán cambiadas.

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—¿Crees que soy una niña bonita?

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Las reuniones familiares causan regocijo para algunos, para otros desagrado. En este caso la segunda aplicaba en dos personas en específico; Jotaro Kujo y Dio Brando.

—¡Jotaro! —el hombre de cabellera rubia exclamó al ver que ingresaba a la enorme mansión de la familia Joestar.

—¡Dio! —el moreno respondió.

—¿Y tu esposa? —soltó una risa con sorna. —Oh espera, ya recordé que te dejó.

—Bastard...

—¡Jotaro, que sorpresa! Tiempo sin verte. —no terminó de hablar porque se interpuso su abuela Suzie y fuertemente lo abrazó. —¡Y mira nada más, la pequeña Jolyne también vino!

—¡Abuelita Suzie! —la niña se unió al abrazo.

—Pequeña, ve a la sala.—la adulta revoloteó los cabellos de su nieta. —Justo ahí hay un niño para que juegues con él, los más grandes iremos a la cocina donde tu abuelito Joseph.

—Está bien. —Jolyne corrió hacia el lugar donde le habían indicado, dejando detrás suyo a su padre que era prácticamente arrastrado por Suzie Q.

Miró de un lado a otro y no encontraba al dichoso niño que su bisabuela había mencionado, sopló uno de sus mechones verdes y resignada se tiró en la alfombra justo a unos metros de la chimenea. De la pequeña mochila de mariposa sacó un libro para colorear y se dispuso a iluminar las figuritas que se encontraban vacías.

—¿Tu quién eres? —Jolyne saltó al escuchar esa voz, se giró justo donde estaba el enorme sofá, detrás se divisaba una preciosa cabellera dorada peinada con tres rulos y terminaba en una trenza.

—¿Por qué quieres saberlo? —la niña se levantó y se puso a la defensiva. —¿Quién eres tú?

—No has respondido mi pregunta. —el infante se dirigió justo donde ella estaba, era un poco más alto y su rostro era serio.

—Jo...Jolyne. —titubeó. —Ahora responde.

—Giorno.

—¿Por qué te escondiste?

—Mi padre dijo que vendría gente repulsiva.— el rubio tomó asiento en el suelo, quitándose de encima su mochila de mariquita.

—¡Seguramente ha de ser la misma que dice mi papá! No por algo se encontraba enojado. —Jojo repitió la acción del otro y atentamente se dispuso a escuchar todo lo que Giorno decia.

—Es un sujeto desagradable que hace que padre enfurezca.

—¡Si! El mío dice que es un zoquete.

La inocencia de este par ignoraba por completo que sus progenitores eran rivales y las palabras llenas de odio eran del uno para el otro. La charla se tornó interesante, Giorno también traía consigo un libro para colorear y juntos se dispusieron a iluminar, compartiendo los lápices, corrigiendo algunos errores que pudieran cometer, las risas no faltaron, eran los momentos más divertidos de esa tan aburrida reunión de adultos.

—¿Tu mamá está aquí? —Jolyne preguntó, Giorno comenzó a temblar levemente.

—Mamá se fue desde hace tiempo.

—Sabes, mi mamá ya no vive con papá, somos parecidos. —la de flequillo verde tomó la mano del rubio, este por reflejo la movió algo asustado. —¿Pasa algo?

—Lo siento, es que me recordó cosas. —el de aquamarinas trató de solucionar las cosas. —¿Cómo es tu mamá?

—Es hermosa, tiene cabello café como el chocolate y cara bonita, usa vestidos coloridos con tacones altos. —los ojitos de la niña brillaron como nunca.

—La mía igual, tal vez era demasiado para mi padre. Solía maquillarse mucho los labios con un lápiz rojo, era muy bonita. —Jolyne inmediatamente buscó en su mochila y corrió detrás del sofá, Giorno la miró extrañado y la siguió.

—¿Qué estás haciendo? —Jojo volteó a verlo lo más tranquila.

—¿Ahora soy bonita?— los labios de la pequeña estaban embadurnados de labial cremoso color verde, el niño soltó una pequeña risita.

—Te pareces a mi padre. —Jolyne infló las mejillas.

—Eso no es algo que le guste mucho a las mujeres. —se cruzó de brazos.

—Con o sin labial eres muy bonita.

—¿Lo dices en serio? —el corazón de Jojo latía con emoción.

—¡Hey, Giorno! Ya vámonos. —Dio se asomó a la sala dispuesto a llevarse al menor, cuando lo localizó frunció las cejas al ver a la pequeña hija de su némesis.

—Ya me voy, Jolyne. Iré por mis cosas.

—Te acompaño. —y los dos fueron donde la chimenea a guardar sus objetos en sus respectivas mochilas.

—¿Volveré a verte?— la de rollitos miró al de rulos.

—Claro que sí, podremos colorear juntos la próxima vez. —el de aquamarinas sonrió. —Incluso podemos invitar a mis otros hermanos, estarán encantados de conocerte.

—¿Es una promesa? —Jolyne levantó su meñique.

—Promesa. —y ambos unieron sus pequeños despidos sellando el compromiso.

—Entonces llévatelo. —la niña entregó su libro a Giorno. —Aun tiene dibujos sin colorear, puedes decirle a tus hermanos que los rellenen.

—¿En serio puedo?— Gio se veía un poco inseguro de tomarlo, pero los ojos turquesa de Jolyne lo llenó de determinación.

—Me lo podrás regresar a la próxima. —sonrió con toda sinceridad.

—Giorno... ¡Haruno, date prisa! —volvió a insistir el de orbes escarlata.

—Me voy, nos vemos Jolyne. —cuando se disponía a retirarse, la niña plantó un beso en su mejilla, dejando una bonita marca del pintalabios, el rubio sintió que el tiempo se detuvo en ese momento.

—Dime Jojo.

—Está bien, Jojo. —y Giorno se fue con Dio de la mansión Joestar.

Pasaron los días, semanas, meses y las visitas en la casa de los abuelos no fueron las mismas, aquel niño rubio de ojos aquamarina jamás regresó. Al poco tiempo se supo que había sido dada su custodia a la madre biológica y esta se había casado de nuevo con un hombre italiano que los llevó a vivir a Nápoles; como si nunca hubiese existido, el recuerdo de Giorno había sido solo como si de un fantasma se tratara.

Años después

Frente al espejo, una Jolyne de 19 años deslizaba con total seguridad un lipstick verde sobre sus carnosos labios. Se disponía a salir con sus amigos y por milésima vez rechazar a Narciso quien vivía eternamente enamorado de ella, ella no podía aceptarlo, ella ya tenía alguien en su corazón y se negaba a desistir.

—¿Aún sigo siendo bonita, Giorno?

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Dedicado a mi preciosa Miload47