Abril 1945.
Los soldados reían como hacia mucho que no lo hacían, animados tal vez por el efecto del alcohol recientemente robado de las tiendas y de las casas bombardeadas, o por el simple hecho de saber que, a pesar de estar aún corriendo un grave peligro, se sentían más cerca de su objetivo. Y por lo tanto, más cerca del final.
Normandía había sido difícil. Una de las batallas más sangrientas de lo que iba de la guerra. Ese 6 de julio de 1944, valientes soldados británicos, franceses, americanos, entre muchos otros, habían muerto cruelmente bajo el fuego y la furia del enemigo.
Haber sobrevivido a eso simplemente fue un milagro por parte de Dios.Es por eso que la tropa, dirigida por el teniente Lennon, hoy festejaba bajo la noche fría y estrellada.
Todos esos hombres festejaban que sus corazones aun seguían latiendo y que sus pulmones seguían reteniendo y expulsando el aire que los mantenía con vida. Sumado a que hace tan sólo unas pocas horas atrás habían eliminado un pequeño foco de resistencia nazi. Ahora todo ese lugar era suyo, y saber eso los animaba aún más.Un viejo tocadiscos —el cual la tropa llevaba a todos sitios donde se movía—se encontraba en el centro de la calle llena de escombros y polvo, inundando así cada rincón del sitio con una alegre melodía de Swing que invitaba a más de uno a querer moverse a su ritmo.
Con una botella de ron en mano, uno de los soldados comenzó a bailar. Primero dio pequeños saltos en el lugar, en solitario. Luego, más animado por los aplausos de los presentes, se acercó hacia uno de sus compañeros que se encontraba igual de ebrio que él. Lo tomó de la mano que tenía libre y lo invitó a bailar. Todo el mundo estalló de risa, incluso algunas de las mujeres alemanas que se encontraban en el lugar.
Muchas de esas mujeres habían sido obligadas a permanecer con la tropa, y aunque ellas detestaban a aquellos hombres con todo su corazón, les sonreían. Debían hacerlo si querían sobrevivir.
Pero a pesar de su desdicha—de ser invadidas tanto en territorio, como así en sus propias casas—las mujeres alemanas se alegraban de estar del lado de los británicos y no de los rusos, los cuales solían ser mucho más brutales con ellas. Al menos los británicos les convidaban con cigarros y chocolates antes de llevárselas a algún rincón oscuro de la bombardeada calle.
Paul observaba como todos se divertían afuera desde la ventana del único edificio que seguía en pie. Uno de los vidrios estaba roto por lo que la brisa nocturna y fría de abril lo golpeaba de lleno en el rostro haciendo que sus mejillas y la punta de su nariz de botón quedaran teñidas de un leve color rojizo. De todos modos él no se apartó de la ventana. Estaba hipnotizado por lo que sucedía afuera. Algo confundido también, y es que no parecía ser una guerra lo de afuera ahora. Se sentía diferente para él y para todos. Como un momento de paz. Una pausa en la historia.
—¡¿Cabo McCartney?! —La voz de su teniente lo sobresaltó.
El pelinegro se alejó de la ventana y tomó con prisa el rifle que colgaba en uno de sus hombros, y haciendo resonar la suela de sus desgastadas botas sobre el suelo, caminó por el estrecho pasillo hacia la puerta que quedaba en el fondo.
El lugar había quedado vacío, ya que las mujeres que vivían en él ahora se encontraban afuera, pero de todos modos Paul quiso ser precavido, y se adentró al apartamento con cautela y en silencio.
Cuando empujó levemente la puerta entreabierta con la punta del rifle, ésta chirrió hasta abrirse lentamente del todo.A lo lejos, en lo que era la cocina, lo vio. El teniente coronel estaba hurgando en la alacena en busca de algo. Paul quiso saber que era lo que buscaba.
—¿Teniente corazón? —lo llamó.
La voz dulce y clara de su amado lo atravesó como si fuese una bala, la cual se dirigió directo hacia su corazón. Y cuando giró su cabeza hacia la puerta, sintió que el mismo se le quería escapar por la garganta. Lennon tuvo que tragar saliva con fuerzas para que eso no sucediera.
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Waiting On the World to Change [OS] ○McLennon○
FanficLos soldados británicos tienen un momento de fiesta luego de terminar con un pequeño grupo de resistencia nazi en Alemania; mientras tanto, el teniente Lennon y el cabo McCartney siguen con su relación oculta. Todos los derechos reservados. Prohibid...