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La noche, oscura y fría, calaba hasta los huesos a cualquiera de los policías que en ese momento peinaban el bosque. El vaho, saliendo por sus bocas, daba un aspecto fantasmal a sus rostros y formaba figuras siniestras que los hacían voltear constantemente hacía arriba.
No era de extrañar que sintieran la mirada de alguien, o algo, clavada en sus nucas, pues a pesar de todos estar convencidos de que solo era la sugestión de estar buscando la parte superior de un cuerpo cercenado, algo sí que los observaba.
En lo alto de los árboles, y camuflada entre las ramas más gruesas, una oscura figura les seguía la pista de cerca.
Buscaba algo, y quizás ellos se lo dieran.— Rodríguez, estado. — Dijo una voz por la radio del hombre al que seguía.
— Despejado. — Informó este, continuando con su camino. El perro junto a él olisqueaba el suelo, guiándolo.
La silueta se tomó de una rama, inclinándose hacia a delante cómo desafiando la gravedad, y la luz de la luna mostró un par de ojos café, afilados cual gato, entrecerrados. Más adelante no había nada, lo veía desde allí, pero no se rendiría. Así que la aquella silueta, ahora persona, se echó hacia atrás, ocultándose nuevamente en la oscuridad, y perdiéndose entre las ramas de los árboles.
Un Jeep celeste se estacionó en los límites del bosque, espantando a algunas aves que alzaron vuelo inmediatamente, y de él descendieron dos muchachos.
— ¿En serio lo haremos? — Preguntó uno, de sudadera roja y cabello despeinado.
— Tu siempre te quejas de que aquí nunca pasa nada. — Le reprochó el otro, de cabello extremadamente corto y piel pálida.
— Intentaba dormir bien para la práctica de mañana. — Se excusó el primero.
— Claro, por que estar en la banca requiere mucho esfuerzo. — Respondió con sarcasmo el segundo.
— No, porque... jugaré este año. — Murmuró sin mucha confianza el chico de la sudadera. — Es más, seré titular.
— Ese es el espíritu. — Lo animó el otro. — Todos deberían tener un sueño, aunque sea uno patéticamente irreal.
Ambos se habían internado en el bosque, llevando el chico de los lunares una linterna. Este también parecía ser el único entusiasmado, por que el otro simplemente lo seguía.
— Por curiosidad, Stiles. — Dijo el chico de la sudadera. — ¿Que parte del cuerpo buscamos?
— Oh... — Se sorprendió Stiles. — No pensé en eso...
— Oye. — Sonrió su amigo. — ¿Y si el asesino sigue todavía por aquí?
— Tampoco pensé en eso. — Admitió, comenzando a escalar por una pequeña colina.
— Es reconfortante saber que planeaste esto con tu usual atención al detalle. — Se burló el otro, siguiéndole con dificultad.
— Lo se, Scott. — Dijo Stiles.
Pero Scott se había detenido, y usaba cómo soporte para no caer rodando el tronco de un árbol.
— Tal vez... — Dijo, respirando con dificultad. — Tal vez el que tiene asma debería llevar la linterna, ¿no crees? — Preguntó, sacando un inhalador del bolsillo de su sudadera y sacudiéndolo. Stiles lo ignoró, terminando de subir la colina y tirándose al suelo inmediatamente. Scott lo siguió, confundido, y ambos miraron hacia adelante.Por delante, y alumbrando el bosque con sus linternas, se acercaba una fila de policías junto con sus respectivos perros, que no dejaban de ladrar.
— ¡Excelente! — Exclamó Stiles, levantándose y corriendo hacia adelante. Scott se sobresaltó, y aún sin haber podido utilizar su inhalador se levantó también.
— ¡Espera Stiles! — Pidió, siguiendo a su amigo.
Pero él no lo escuchó si no hasta la segunda vez que lo llamó. Y cuando lo hizo, habiéndose separado varios metros de él, uno de los perros policía apareció a su lado, ladrando de tal forma que el chico cayó al suelo del susto.
Scott se ocultó, por instinto, detrás de un árbol, y el policía que acompañaba al perro se apresuró a tomar con fuerza la correa.
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Stay. (Teen Wolf)
FanfictionElla, cómo buena bruja errante que era, apreciaba su libertad y la de sus allegados. Así que no iba a dejar que un cazador con nombre de plata se las arrebatase. ----------- ANTES QUE NADA. Pido amablemente, y solo una vez, que no me vengan con e...