Capitulo 8

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Comimos pastel, platicamos un poco sobre el como nos habíamos conocido yo y el ciervo (Con la obvia versión resumida y sin asesinatos), la historia para todos resultó ejemplar y llena de amor en lo que cabía la palabra, era un poco cursi teniendo en cuenta de que la estábamos contando a publico del infierno pero era perfecta, lo consideraron, para demonios tan viejos como nosotros. No hubo ninguna duda al respecto.

- Y bien, ¿Quién de ustedes dos es el pasivo y quién el activo? - Preguntó Angel Dust cuando todos nos encontrábamos comiendo tranquilamente, mi cervatillo casi se ahoga con el pastel que estaba masticando en ese momento, fue una pregunta de muy mal momento. - No me imagino a ninguno de ustedes teniendo un orgasmo pero por alguna razón a Cristopher le encuentro forma de que es un pervertido por dentro. - Me sonrosé por un momento.

- ¿Qué cosas preguntas en este momento? - Le regañó Vaggie - Que te valga lo que hagan.

- Oye, yo sé de estas cosas pero teniendo frente a mi a semejantes enigmas no puedo quedarme con la duda. - Él se puso la mano sobre el pecho. - O es acaso que, ¿No lo han hecho aún?.

- Quién sabe. - Respondió el ciervo con unas latentes ganas de hacer entender a Angel que no nos gustaba responder esas cosas.

- Lo han hecho, te delataste. - Angel se mostró confiado. - Con una vez más que hables sabré exactamente cuantas veces ha pasado. - Y eso para nada que le gustó a mi esposo, esta vez si iba a cortarle la lengua a Angel.

- Alastor, Angel solo está jugando. - Traté de calmar ambas partes de la discusión. - ¿No es así? - Miré a Angel.

- Vamos, esto se está poniendo muy interesante. - Se quejó. - No puedo dejar esto así. ¿Cuándo volveré a tener la oportunidad de preguntar esto con tanta confianza?. Si no lo pregunto ahora ustedes como los viejos que son se molestarían. - Todos miramos a Angel con nuestras respectivas reacciones.

- No consideramos necesario eso tanto como crees, Angel. - Hablé yo. - Es algo divertido, pero no indispensable. - Quise sonar como un casto e inocente muchacho.

- ¿Y quién hace un desastre a quien? - La pregunta era un poco subida de tono para los demás presentes, todos teníamos nuestras edades así que debería estar bien si contesto esto, ¿No es así?

- Yo a él. - La respuesta de mi ciervo apareció, aún así Angel se vio confundido.

- ¿Alguna duda, Dust? - Sonreí especialmente para él.

- No tengo una maldita idea de quién es quién. ¡Son dos jodidas copias! - Punto para nosotros. - ¿Al menos podrían decirme certeramente quién es Alastor?

- Podría ser yo, - Era divertido jugar con los chicos, se estresan tan fácil por esto.

- O podría ser yo. - Reí. - Oh, vamos. Charlie adivinó hace un rato quién era quién, ella puede ayudarte. - Angel miró a la mencionada.

- Yo solo acerté por casualidad. No podría apostar nada ante ellos. - Se cruzó de brazos. Hasta que el misterio tuviera alguna pista para llegar a la resolución no se tocaría más. Ya que nos quedamos un momento en silencio Angel de nuevo habló.

- Bueno, ya que estamos en tanta confianza...- Él de dentro de su chaqueta sacó unos papeles pequeños de color rosa. - Quiero invitarlos a verme. - Nos mostró lo que resultaron ser boletos.

El ciervo rojo, el ciervo azul...y yo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora