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La velocidad con la que tecleaba Federico siempre le pareció alucinante y Trevor agradecía muchísimo eso. Pues Fede no realizó más preguntas y simplemente se dedicó a encontrar la localización del dispositivo.

Federico demoró solo unos segundos en conectar el celular del italiano a su ordenador, abriendo aquí y cerrando programas por allá, de esa forma el joven comenzaba su tarea de rastreo. Era algo relativamente sencillo, especialmente porque no había nada que Federico, Dios hacker de Kryos y el mundo, no pudiese lograr.

— ¿La encontraste? —El italiano preguntó cuando en la pantalla apareció un mapa satelital.

— Casi... —Federico movió el ratón sobre la ventana, el dispositivo lograba ser visible unos instantes para después desaparecer y volver a los segundos en otra posición— La señal es un poco inestable, se pierde a momentos... —Fede continuaba con su ardua labor. La llamada se cortó y a Trevor casi se le sale el alma— Tranquilo, lo tengo ubicado.

El chico suspiró, no podía considerarse de alivio, pero sí más relajado. Trevor estaba a nada de comenzar a comerse las uñas, especialmente porque no podía seguir el hilo de las cosas que aparecían en la pantalla de Federico.

— Tal vez nos ubiquemos más rápido si encontramos algún sitio de referencia —Trevor pidió observando cada movimiento de Federico, aunque el italiano sabía que Fede era por lejos el mejor en ese tipo de rastreo, la situación alimentaba su ansiedad.

— Está cerca del parque nacional... —Fede murmuró sin perder de vista el dispositivo parpadeante— Parece que se dirige a la división de casas de descanso —El aparato llevaba un par de segundos sin moverse— Se detuvo —Al mencionar lo evidente, Federico se concentró en tomar las coordenadas y de nueva cuenta a abrir y cerrar programas.

— Tenemos que ir —Expresó Trevor—Fede, ¿puedes llevarme? Le di mi carro a Kai y-

— ¿A dónde van? —La voz de Cameron se hizo presente, hasta ese momento el italiano caía en cuenta que su amigo recién aparecía.

— No muy lejos de Kryos, a siete kilómetros de distancia... —Federico respondió sin dejar de mirar su pantalla y teclear a velocidad, era cierto que el dispositivo ya no cambiaba de sitio, pero eso no significaba que la dueña de este estuviera ahí. Aunque alarmaba ese escenario, Federico siempre estaría tres pasos delante de cualquiera.

— ¡Entonces tenemos que apurarnos en ir! —Trevor expresó con cierta urgencia.

— ¡Sí! —Fede dejó su lugar para incorporarse, asegurándose de tener las llaves de su deportivo con él.

Wow, wow, un momento —Cameron los detuvo al bloquearles el pasillo— ¿Estás consiente de lo que dices? Trevor, no somos agentes federales para solucionar esto... ¡Ni siquiera-

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