LA VIDA DE KAMINARI DENKI [BAKUKAMI]

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Pluviofilia

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Ya había pasado cinco años ante aquel suceso, la actitud de su padre había empeorando demasiado.

Solo esperaba que algún día su padre mejorará y fuera más amable. Aunque muy en el fondo sabía que eso no pasaría, pero tenía esperanzas.

En caso que eso no pasará, el y su madre escaparía, denki se metería a trabajar si fuese necesario, con tal de ayudar a su madre y evitar ser un estorbo para ella.

Ahora estaba con su abuelo ayudándole a carga alguna cosas.

— listó, ¿Ya es todo abuelo?— pregunto, él contrario le contestó un "si"— me iré a mi cuarto.

Es cierto que estaba en casa de su abuelo, pero el mayor decidió hacerle una habitación a su único nieto.

Subió las escaleras y entró en la segunda puerta de su derecha, se acostó en su cama.

Ya había hecho su tarea así que no tenía nada que hacer, estaba totalmente aburrido hasta que unos sonidos que provenían de allá afuera captaron su atención.

Se levantó de un moviendo rápido, corrió hacía la ventana. Sus ojos brillaron emocionantes.

—¡ESTA LLOVIENDO!— corrió a todo lo que podía hacia el piso de abajo, abrió de un golpe violento la puerta, asotandola bruscamente para cerrarla.

El cielo estaba totalmente nublado por las nubes de tono gris.

Le facinaba el sentir las gotas de agua impactar sobre su delicada piel. Fueron unos minutos para que su cuerpo
estuviera empapado en su totalidad.

Se quitó su chaqueta quedando solo con una camisa. Toda su ropa se apegaba a él.

Alzo su cabeza y abrió su boca así para que las gotas de lluvia entrarán a está. Estendio sus dos brazos hacia su lados, empezó a dar vueltas dejando de mirar hacía el cielo.

Las lluvia se hacia cada vez más fuerte, las gotas se hacían cada vez más grandes e impactaban con mucha más fuerza su frajil cuerpo, eso no le importo en absoluto.

A cada minuto las gotas caían más rápidas. Escuchó unos de sus sonidos preferidos; el sonido de las gotas golpear fuertemente contra el suelo sin piedad.

Poco a poco la tierra se empezaba a ser lodo, claro cabe aclarar que no estaba pisando tierra, pero ahí cerca de el si había demasiada tierra.

Cómo amaba las lluvias, eran tan tranquilizadoras y relajantes. Aparté el sentir el tacto de las gotas sobre él era simplemente encantador, la melodía del agua al caer al suelo le era un sonido que le daba satisfacción a lo más profundo de su Ser, como no amarlo.

Respiró profundamente.

Dio otra bocada de aire al sentir y oler el petricor llegar hasta lo más hondo de sus pulmones.

—¡MÁS... QUIERO MÁS!— suplico.

Quería sentir más el agua, quería escuchar la melodía del agua hasta quedarse sordo, sus pulmones exigían más esa fragancia quería respirar el petricor hasta que sus pulmones no puedan más.

Al parecer el cielo lo escucho y le dio lo que el chico quería.

En estos momentos kaminari Denki estaba feliz, la lluvia despejaba su mente.