LA VIDA DE KAMINARI DENKI [BAKUKAMI]

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¿Buen día?

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La noche apareció, los pequeños pintaban y dibujaban en la habitación del mayor de los cuartos. No era tan tarde así que podían jugar después de terminar de hacer lo que están haciendo.

—¡Oye bastardo!— llamo la atención del dueño del cuarto, este sin molestarse ni ofenderse le volteo a mirar indiferente, como siempre— ¡Dame una pluma!

—¡Yo también quiero una todoroki!— el rubio no quería quedarse atras.

—Solo tengo una, este en el mueble de la sala— les dijo tranquilamente.

—¡Oye cara de tonto yo la tomaré!— miro al rubio pero este ya no estaba ahí—¡Maldición!, Se fue.

Corrió hacía la sala donde se supone que estaría la pluma, y también el del rayo.

¡Y si ahí estaba!, Intentando alcanzarla, suerte que él era más alto que kaminari, camino tranquilo hacia el más bajo, miraba con gracia como denki daba brinquitos tratando de llegar a la pluma, sin éxito.

Se posesionó detrás del otro, y alzo su brazo agarrando la pluma con facilidad, sonrió victorioso. Pero su sonrisa se borró al ver al más pequeño con sus ojos aguaditos.

—¡ERES CRUEL!—grito demasiado fuerte, de seguro llamando toda la atención de la casa. ¡Diablos ese grito le aturdió— ¡Mordida no jutsu!

El rubio se lanzo hacia su antebrazo mordiendolo, más exactos detrás de su codo, ahí mero.

¡Dolía como el infierno!

Exageraba pero... Sentía que se iba a morir.

El reacción el también grito adolorido.

—¡SUÉLTAME MALDITO ANIMAL!—golpeo la cabeza del otro, así dejandolo libre—¡¿Que rayos te pasa?!, ¡¿Solo por una puta pluma me muerdes?!

—¡Siiii!—¡Ese chico!

Era de esperarse que la hermana del mitad albino llegará con este y deku. Que este le miraba horrorizado.

—¿Que pasó aquí?— pregunto claramente preocupada la mayor.

—¡Fue su culpa!— ¡Ese bastardo le hecho la culpa!

—¡Claro que no!— se defendió, era obvio que no se iba a dejar culpar así de fácil.

—esta bien, no vayan a discutir, déjame ver— le mostró dónde le habían mordida— está morado, vamos a mi cuarto a hecharte alcohol.

Bakugo con la albina hacia su cuarto.

—¡Kaminari porque le hicistes eso a kacchan!— sabía que izuku reaccionaria así. El bicolor quería felicitar al rubio por su gran Azaña.

—No importa ahora, vámonos a mi habitación— mando el de la quemadura en el rostro.

Los dos le siguieron sin protestar, a kaminari se le veía preocupado y arrepentido, a la mejor para él hacer ese tipo de cosas le eran sumamente malo.