Capítulo 4

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Harry parecía tener una nueva obsesión parecida a la que tenía con los días de invierno

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Harry parecía tener una nueva obsesión parecida a la que tenía con los días de invierno.

Aquella obsesión era igual de blanquecina que la nieve y parecía tener hasta nombre. Por más que le gustara explicarle a sus amigos sobre lo que le estaba pasando, consideraba mucho más prudente esperar a ver si la cosa se alargaba o si se trataba de un desvarío ocasionado por algún estupefaciente que sabía perfectamente que no había tomado en su vida.

Cada vez que cerraba los ojos podía ver aquel rostro con el que llevaba soñando durante una semana completa, los sueños cada vez parecían más y más reales y siempre acababa despertándose antes de que el muchacho pudiera hablar o si se acercaba a un punto de casi rozarle la piel. 

Era algo frustrante, cosa que hacía que su pequeña obsesión fuera cada vez más grande.

Harry se veía tan distraído últimamente que hasta Niall —que era el menos observador— se había percatado de que algo rondaba por la cabeza de su amigo

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Harry se veía tan distraído últimamente que hasta Niall —que era el menos observadorse había percatado de que algo rondaba por la cabeza de su amigo.

Por lo tanto aquellos tres habían preparado una intervención para el chico de los ojos verdes, pues Liam ya empezaba a preocuparse de más.

—Para de dar vueltas, me estás poniendo nervioso. —Reclamó Niall.

Liam llevaba unos diez minutos pensando cómo podían ayudar a Harry, con un problema que no sabía siquiera de qué se trataba.

Zayn decidió, por el bien de todos, agarrar a su novio del brazo y sentarlo encima de él. Pensó que un abrazo tranquilizaría al muchacho.

—¿Por qué no le preguntamos directamente? —Comentó Niall, siendo tan directo como siempre. —No creo que sea nada grave, a lo mejor es una tontería.

Zayn decidió que su opinión de que el chico de los ojos azules era demasiado bruto, para sus adentros.

—Deja de quitarle importancia a las cosas, Niall. —Se quejó Liam, el cual había decidido pensar con las manos en la frente mientras dejaba que Zayn le acariciara la espalda.

Por mucho planteamiento no resuelto que tuvieran, había llegado la hora de llevar a cabo su "plan" pues nuestro protagonista acababa de llegar del trabajo y ya habían colgado aquel cartel tan cutre donde anunciaba qué se traían entre manos.

Copo de nieve | Larry Stylinson AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora