Domingo Azul

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Llovía.

A pesar de que hace un par de días el calor parecía no querer ceder, ahora está lloviendo y el agua inunda las calles.

Las personas afuera en la calle corren apresuradas buscando un sitio en donde cubrirse. De repente se nubló y empezaron a caer gotas enormes.

Adentro del hospital las personas corren igual de apresuradas que afuera. Personas vestidas de blanco y con trajes azules y zapatos feos. De alguna manera, parece que también quieren algo con lo que ocultarse, como las personas de la calle.

Él también quiere esconderse.

No soporta las miradas llenas de pena de las personas. No soporta escuchar las cosas horribles que dicen las personas. No soporta verse así de triste frente a las personas.

Llovía y, a pesar de que el hospital ya hacía el suficiente ruido para distraerlo, el estruendo de las gotas de agua chocando con las ventanas no lo deja en paz.

Empieza a hacer frío. No trajo su suéter consigo porque todo pasó tan rápido.

Las puntas de sus dedos empiezan a moverse por sobre la tela de su overol.

"Ah, Hinata-kun. Aquí estás".

Una enorme mano le acaricia la espalda. Huele a fresas con crema. La Omega junto a él lo acerca a su cuerpo y el calor empieza a abrirse paso por su cuerpo pequeño y frío.

"Hinata-kun".

Esa señora le da escalofríos. Huele bien y se siente tranquilo estando junto a ella, pero está vestida como los hombres que se llevaron a su madre a uno de esos pasillos de los que no ha regresado. Sus labios se curvan en una sonrisa cerrada que se ve mal.

"No hemos podido contactar a ninguno de tus familiares, cariño. ¿En serio no recuerdas el número de alguien más?"

Shouyou niega con la cabeza. Intenta buscar, recordar algo, pero en serio no puede. Siempre fueron su madre y él, nadie más.

"¿Tus abuelos? ¿Un tío, una tía? ¿No?"

Quisiera, en serio. ¿Por qué esa señora piensa que olvidaría algo así a propósito?

Pero no. No hay nada, está en blanco. No puede ni siquiera recordar un rostro o una voz.

"Bueno, eh... Seguiremos intentando". Dice nada más. Su mirada se desvía a algún otro lado del hospital y las palmadas que da en su espalda se sienten mecánicas.

La mujer se aleja de él y, sin mirar atrás, se levanta de las bancas y se marcha caminando apresurada a perderse por ese oscuro pasillo de nuevo.

La gente murmura todavía más. Las personas no dejan de verle.

Shouyou encuentra distracción en el estampado de su overol. Olas de mar y barquitos naranja.

Ahora que lo piensa, todo el hospital es azul: los trajes de los doctores, los detalles de las molduras, las bancas, los muebles, los señalamientos, el vidrio de las puertas y los azulejos de las escaleras. Todo es azul. Hace que le de más frío.

La lluvia no para.

Sigue con sus dedos los patrones de los colores en su overol. Acaba el primer barco y nadie se le acerca. Acaba el segundo barco y por un momento no hay tanta gente en el hospital como cuando llegó. Acaba el tercer barco y de repente todos se aceleran y gritan y hay alguien entrando en una cama con ruedas por uno de los pasillos junto a la puerta principal. Acaba el cuarto barco y un hombre llora mientras le grita algo a un doctor.

La Ira del Tirano | Haikyuu!! FF (KGHN | Omegaverse!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora