Capítulo 21

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Machu estaba esperando a Manuela quien había ido a la cafetería por un café para ella. La chica solo daba vueltas en la cama con impaciencia. Cuando escuchó la puerta abrirse se escondió bajo las sábanas en seguida. Manu río por lo tierna que le parecía su acción.
-Princesa azteca.-la llamó, sacó levemente su cabeza debajo de la cobija para encontrarse con un par de ojos cafés enfocados en ella, sonrió.
-No me habías llamado así, creí que ahora solo era...
-María Asunción.-interrumpió.
-Odio mi nombre.-rodó los ojos.
-Es precioso, como tú.-dijo sin pensar, se arrepintió de inmediato. -Es...un no, nombre diferente.-titubeó, la ojiverde sonrió de lo linda que la española se veía.
-Tranquila no pasa nada.-camino hasta quedar frente a la chica tratando de no caer en el camino, la tomó de la cintura mientras la miraba a los ojos. -Tú nombre no está tan mal tampoco.-murmuró, Manu trago en seco, tener a la ojiverde tan cerca y en pijama era algo que sin duda la ponía nerviosa. -¿Estas nerviosa, Manolo?.-preguntó acercándose más a la chica.
-Pa,pa,para nada.-tartamudeo haciendo reír un poco a la castaña. -Estáis jugando con fuego churri.-comentó tomando el rostro de Machu entre sus manos.
-De vez en cuando es bueno quemarse, churri.-beso la comisura de los labios de Manuela quien solo alcanzó a cerrar sus ojos levemente.
-¿Qué estáis buscando de mi?.-pregunto en un tono más serio.
-¿De que hablas?
-Me gusta saber en qué fuego me encuentro.-respondió en el mismo tono.
-O sea que...¿sueles quemarte muy seguido?.-pregunto curiosa. Si bien no conocía a Manuela de mucho tiempo era evidente que era una chica encantadora y podría salir con cualquiera, pero se negaba a pensar que la Española fuera de la clase de chicas que solo se divierte o mejor dicho se negaba a pensar que ella solo era una diversión más para la pelinegra. Quería conocer un poco más de su vida en España para poder eliminar esos pensamientos de su cabeza y quizás entonces confesarle sus sentimientos hacia ella.

Manuela vio en esos ojos verdes el pequeño debate interno que estaba teniendo al cual no estaba invitada. Dio un respiro profundo y pensó en sus palabras antes de hablar.
-Te llevó a la cama.-avisó, sentó a la chica en el borde de la cama y le dio el café. Volvió a tomar asiento en una silla frente a ella. -¿Qué queréis saber exactamente?.-pregunto sin rodeos, dejando a la ojiverde helada con su pregunta. -Vamos, preguntáis lo que desees.-insistió.
-¿Como era tu vida en España?.
-Increíble.-se apresuró a decir. -Era muy guay, solía ir de fiesta cada que quería, tirar la caña, divertirme con mis colegas, extraño el verlos. No es que no me guste México pero en España estaba toda mi vida.-confesó. -No había una buena fiesta si yo no estaba ahí.-bromeó, tratando de esconder la nostalgia en su mirada.
-¿como fue el enterarte que vivirías aquí?.-pregunto antes de tomar un sorbo del café.
-Difícil, tengo o tenía mi vida en España, me enojé mucho con mi abuelo los primeros días, no quería dejar a mis amigos, mis actividades inclusive no quería dejar el instituto.-comentó. -Pero no podía hacer nada, era un echo que debía venir a México y no me arrepiento de estar aquí.-confesó, sonrió mirando a la chica frente a ella, no pudo evitar tomar sus manos entre las suyas. -Me ha gustado conocerte.-agregó, sonrojando a la ojiverde.

Conversaron de temas aleatorios, conocieron un poco más de cada una, desde su color favorito hasta cual había sido su último regalo de cumpleaños. Entre risas y leves discusiones pasaron las horas, eran casi las 4 am y ninguna parecía querer dormir. El café parecía haber ganado la batalla contra el sueño.
-Recuéstate junto a mi.-hizo espacio en la cama para que Manuela se acostara.
-Deberíamos dormir.-sugirió en cuanto su cabeza tocó la almohada, la castaña asintió girando para ver a la chica. Manuela miraba hacia el techo mientras que la ojiverde la miraba a ella. Después de debatirse mentalmente sobre preguntar algo o no terminó haciéndolo y sin pensarlo las palabras salieron de sus labios.
-Manu...tu...¿dejaste alguna novia en tu país o novio?.-cubrió su rostro con sus manos apenada por su pregunta.
-Creí que dormiríamos.-cuestiono. Se giró para poder ver a la chica a su lado, soltando una pequeña risa al ver cómo está se cubría apenada. -Novio no.-eso alegró a la chica pero no del todo aún esperaba el resto de la respuesta, sus manos estaban comenzando a sudar de una manera excesiva. -Novia...tampoco, ¿porque me preguntas esto?.-pregunto curiosa.
-Pues...yo te di un beso y si...tuvieras novia eso estaría mal.-argumentó.
-Número uno no me diste un beso, número dos si estaría muy mal pero yo no tengo pareja y creo que tú tampoco o ¿si?.-explicó, la castaña negó enseguida.
-Pero si te bese.-frunció el ceño.
-No tú hiciste esto.-beso la comisura de los labios de Machu. -Eso no es besar.
-¿Entonces que es besar?.-cuestiono.
-Esto.-se armó de valor, acuñó su rostro, miró un par de segundos esos ojos verdes como si tratara de pedir permiso para lo que estaba por hacer pero Machu fue quien unió sus labios, ambas cerraron los ojos al sentir sus labios chocar. Un beso dulce, cálido que era capaz de transmitir todo eso que ambas se habían estado guardando.

Se separaron un par de segundos después para tomar aire, Machu sonrió y eso fue suficiente para que Manuela se lanzara a besarla nuevamente, beso igual de cálido que el anterior pero en cuestión de segundos se volvió más apasionado y profundo. Sus lenguas eran parte del beso en esta ocasión, Manu mordía levemente el labio inferior de la castaña haciéndola gemir un poco.

Manchu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora