Rolling Boy [JOHNYONG]

Capítulo I: Correr

—Creo que correré —dijo Taeyong de repente.

Doyoung y Jaehyun miraron a Taeyong con una mezcla de emociones, incluida la confusión. Su amigo, y hyung, no se había pronunciado durante todo el descanso y ahora, sin previo aviso, estaba hablando o anunciando algo que no tenía nada que ver con lo que estaban discutiendo.

Y sin comprender las razones por las cuales Taeyong había levantado la voz de repente, Doyoung y Jaehyun alzaron las cejas, deteniendo lo que se estaban metiendo en la boca para escuchar al mayor.

Sin embargo, ninguna respuesta llegó.

Era alrededor de la una de la tarde; el sol y su calor abrasador caían sobre el hermoso y pequeño pueblo en el que vivían. En la azotea, y bajo el alero de la sombra, los tres se encontraban almorzando después de un duro día escolar.

—¿De qué estás hablando, hyung? ¿Correr? ¿Te refieres a maratones escolares? —preguntó Doyoung, llevándose un trozo de kimchi a la boca luego de que el silencio de Taeyong le pareciera demasiado largo como para aguantar las ganas de seguir llenando su estómago. 

Luego hubo un silencio mucho más largo. 

Doyoung y Jaehyun compartieron miradas debido a la falta de respuesta de Taeyong, y después de unos segundos más, Doyoung miró a Taeyong para exigir alguna respuesta, sin embargo, Taeyong no parecía querer cooperar; él solo contemplaba su comida sin siquiera haber probado un bocado desde el inicio del descanso.

—Oye, Taeyong hyung, ¿estás bien? —fue Jaehyun quien rompió el silencio, y a diferencia de Doyoung, no miraba a Taeyong en absoluto. Estaba casi en la misma posición, quieto y con un repliegue que a diferencia de Doyoung, quien mostraba abiertamente su confusión, indicaba incomodidad, como si supiera que había un tema espinoso detrás del comportamiento de Taeyong.

Taeyong cerró los ojos y se levantó con decisión del suelo, arrastrando con él la comida que su madre le había preparado la noche anterior. El arroz se derramó en el suelo, y en sus pantalones, había hojas de lechuga y trozos de spam que finalmente se cayeron una vez se levantó.

—Voy a correr —dijo de nuevo, abriendo los ojos con una tranquilidad inquietante. Sus puños estaban cerrados hasta el punto en que sus nudillos se blanquearon, pero ninguno de ellos se dio cuenta. 

Doyoung lo siguió con la mirada antes de darse cuenta del desastre de la comida. Se levantó lo más rápido que pudo e intentó salvar lo último que quedaba del recipiente.

—Pero, ¡¿dónde?! No entendemos a lo que te refieres, hyung —Doyoung ya estaba entrando en esa fase en donde la confusión se convertía en frustración. Su ceño estaba muy fruncido y su boca entreabierta, intentando de alguna manera comprender lo que le pasaba a su mejor amigo, sin embargo Taeyong no quería ceder. 

La boca del mayor se mantuvo en una sola línea, muy tensa y apretada.

Hasta que de pronto Jaehyun volvió a hablar.

—¿Es por tu papá...?

Durante unos segundos los ojos de Taeyong mostraron vida, pero tan pronto como llegó, desapareció. 

Taeyong salió corriendo de la azotea, dejando únicamente la sensación de que algo estaba mal a su paso. 

Se marchó del colegio a la velocidad máxima que sus cortas piernas podían permitirle, e ignoró al guardia que le gritó que regresara porque el horario escolar aún no había terminado. Taeyong simplemente rechazó a cualquiera que intentó detenerlo, y corrió, corrió hasta que sus pies se cansaron. Tenía un destino, por supuesto, y estaba cerca de la escuela.