Your love is nothing but a see-through
I tell myself that I should leave you
La noche era fría en la ciudad. La carretera estaba completamente vacía, desierta. Lee Jooheon había tomado el auto en plena medianoche.
Conducía en silencio, salvo por el ruido del motor del auto y algunos otros ruidos de la noche, que se dejaban escuchar desde la ventanilla medianamente abierta del asiento del piloto. El pelinegro aferraba sus manos al volante, sintiendo el cuero de éste en la palma de su mano. Sus nudillos se encontraban completamente blancos. Su mente, se perdía entre pensamientos y recuerdos.
¿Qué estaba haciendo? Lo mismo que la mayoría de noches. Terminaría un día de trabajo duro, y volvería a su solitario departamento, listo para ver alguna película, tirado en el sofá, viendo su vida pasar. Después, escucharía su móvil vibrar, seguramente en la mesa, o si no cerca de él. Mordería sus labios, con nerviosismo, y vería el mensaje que la mayoría de noches le mandaba Im Changkyun. O como se llamaba ahora, Yoo Changkyun.
Siempre le decía lo mismo, aunque usaba diferentes palabras cada vez.
''Kihyun no está en casa. ''
''Kihyun ha salido para toda la noche. ''
''Kihyun se quedará más tiempo en el trabajo. ''
''Kihyun no volverá hasta dentro de dos días. ''
Entonces, Jooheon, sin siquiera planteárselo, apagaría todo, tomaría sus llaves, y dejaría que sus pasos lo guiasen hasta el garaje. Después, conduciría todo lo que hiciera falta para encontrar a Changkyun.
Sin embargo, a pesar de hacerlo casi todas las noches, un sentimiento de culpabilidad, de desesperación tal vez, se apoderaba del corazón del pelinegro. De alguna forma, siempre acababa con las mejillas empapadas.
Era algo que siempre pasaba. Nunca se acostumbraría a eso. A pesar de haberle prometido a Changkyun que no le importaba, que el haría todo lo que estuviera en su mano por él, a pesar de que disfrutaba de sus encuentros con el rubio, su pecho se oprimía cada vez más. A medida que las noches pasaban.
Sabía bien que lo que hacía estaba mal. Ambos lo sabían. Yoo Kihyun, el amigo de infancia de ambos, y ahora marido de Changkyun, no se merecía eso. Y Jooheon lo tenía presente siempre. Él sabía que él mismo tampoco lo merecía. Pero haría lo que fuera por Changkyun, a pesar de no entender del todo al rubio. ¿Por qué lo hacía? ¿Por qué engañar así a la persona con la que decidiste casarte? ¿Por qué generar tanto dolor?
Ese dolor que lo carcomía por dentro, que quemaba su pecho como brasas. Que lo atormentaba después, durante todo el día. El dolor que sólo Changkyun podía quitar con sus labios, a pesar de que fuera él mismo quien se lo hacía. Changkyun era un cuchillo de doble filo. Era su droga, y también su medicina.
Y él no podía hacer nada para remediarlo. Claro que no.
Sabía que estaba mal. Muy mal. Y que pronto alguien acabaría lastimado. Sin embargo, ahí se encontraba. Conduciendo a la máxima velocidad permitida, dejando que el aire nocturno entrara al auto, en un intento fallido de que, al salir, el viento se llevase con él todas esas preocupaciones, todos esos malestares.
Changkyun lo había acogido en sus brazos nada más el pelinegro había llegado a la mansión Yoo, aquella por la que Kihyun había sacrificado tanto, y por la que tanto había trabajado. El rubio no había perdido tiempo, y, tomando la mano del pelinegro, lo había guiado a la espectacular habitación matrimonial. Allí mismo, donde su amigo descansaba después de duros días de trabajo, Jooheon se dedicaba a satisfacer a su esposo.
Y no era el único.
Sabía que Changkyun tenía más amantes. Y eso solo le rompía el corazón un poco más. A pesar de que Changkyun le dijera que esas marcas rojizas, recientes, de su cuello eran fruto de tratar de mantener a flote su matrimonio, Jooheon era lo suficientemente inteligente como para saber que el matrimonio Yoo no tenía ni tiempo de intimar. Pero aun así, el pelinegro prefería hacerse el tonto, dejarlo pasar era mucho más fácil que generar una discusión sin sentido. ¿Qué le diría? ¿Acaso tenía derecho a reprocharle, cuando él era igual de culpable?
Con un nudo en su garganta, y las mariposas en su estómago, besó cada centímetro del cuerpo del menor. Se introdujo en él con la misma pasión que siempre. Y el rubio lo acogió con la misma calidez que siempre, con los mismos susurros y promesas vacías. Y Jooheon simplemente se dejó llevar. Los labios, rojizos e hinchados del menor eran su perdición, y, a pesar de plantearse siempre el dejarlo, no podía engañarse a sí mismo. Siempre volvía a caer en los brazos de Changkyun.
Terminado el acto, con los cuerpos sudorosos y los corazones revueltos, ambos se encontraron en los ojos del contrario. Los ojos profundos de Changkyun hipnotizaron al pelinegro completamente. Se perdió en ellos, sin poder evitarlo. La respiración irregular se volvió regular, y pronto la temperatura de la habitación principal descendió lo suficiente como para hacer temblar el cuerpo del mayor. No entendió bien, en un principio, por qué Changkyun lo miraba así, preocupado. Aunque, cuando el menor abrió sus brazos, enseguida se dio cuenta de sus húmedas mejillas.
Enterró su rostro en el pecho del rubio, dejando que un sollozo ahogado brotara de sus labios, mientras su cuerpo comenzaba a agitarse debido al llanto. El menor lo atrajo aún más hacia él, esperando que el calor que desprendía su cuerpo y el cobijo que ofrecían sus brazos hicieran efecto en el hombre que tanto se aferraba a él.
- Dime que soy el único, Changkyun... Aunque no sea verdad, dímelo. - Los sollozos se habían apaciguado relativamente, aunque las lágrimas aún fluían con regularidad por su pálido rostro. Su voz era acallada por el pecho del menor, y la cintura de éste era apresada con fuerza por sus tambaleantes brazos.
Un escalofrío recorrió la espina dorsal del mayor, ante el silencio que le dio el joven como respuesta.
- ... Tan solo miénteme, Changkyun. -
- Eres el único, Jooheon. Eres el único para mí, siempre lo has sido y siempre lo serás. - La grave voz del menor hizo eco en la habitación, la cual, a pesar de estar decorada y habitada por lujos, sonó como si estuviera vacía.
La respuesta, sin carencia de sentimientos, tomó desprevenido a Jooheon. Su voz se sentía tan vacía, pero a la vez tan llena de sentimientos secretos. No fue capaz de distinguir entre la realidad, o algún juego de su mente, engañándolo para que pensara que esas palabras, tan dolorosas y reconfortantes, fueran ciertas.
Quiso quedarse, toda la noche, seguro y feliz en los brazos del menor. Sin embargo, ambos cuerpos se tensaron repentinamente, al escuchar, desde el balcón abierto de la estancia, el motor de un coche detenerse en el patio de la mansión, y segundos después, la puerta principal ser abierta.
- Kihyun. -
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𝙈𝙞𝙙𝙙𝙡𝙚 𝙊𝙛 𝙏𝙝𝙚 𝙉𝙞𝙜𝙝𝙩 ;; jookyun
Fanfiction;; Jookyun ;; Oneshot que tal vez se alargue ;; Mención del Changki ;; Angst (?